Cada 25 de Mayo, la historia argentina se manifiesta como un espejo fragmentado: dividido en interpretaciones, pulido por evocaciones patri贸ticas, pero a煤n capaz de devolver una imagen inquietantemente vigente. Esta fecha no constituye 煤nicamente la conmemoraci贸n de un acontecimiento fundacional, sino tambi茅n una interpelaci贸n constante al proyecto de naci贸n que, desde su nacimiento, ha oscilado entre los ideales de emancipaci贸n y las tensiones del poder, entre las promesas de construcci贸n colectiva y las urgencias inaplazables del presente.
En aquel viernes lluvioso de 1810, una 茅lite criolla 鈥攆ormada, ilustrada y en gran medida funcional al orden colonial que dec铆a cuestionar鈥 decidi贸 abrir las puertas de un proceso pol铆tico que marcar铆a, con ambig眉edades y contradicciones, el rumbo del antiguo Virreinato del R铆o de la Plata. No se proclam贸 a煤n la independencia, pero s铆 se quebr贸 el principio de autoridad imperial, plantando la semilla del autogobierno y el derecho a la autodeterminaci贸n. Fue el inicio del largo, y todav铆a inconcluso, camino hacia la soberan铆a nacional.
La Revoluci贸n de Mayo fue, en su n煤cleo, un acto de ruptura, pero tambi茅n el punto de partida de una disputa que hasta hoy persiste: 驴qui茅n detenta verdaderamente el poder en la Argentina? Aquel Cabildo no representaba a todos los pueblos, ni todas las voces populares fueron convocadas. No obstante, se estableci贸 un principio novedoso: el poder ya no ser铆a solamente vertical ni extranjero; comenzaba a insinuarse una nueva legitimidad, basada 鈥攁l menos en lo declarativo鈥 en la voluntad de los representados.
En este 25 de Mayo de 2025, la Argentina atraviesa un tiempo de nuevas fragilidades. Crisis econ贸micas persistentes, desgaste institucional, desigualdades sociales acentuadas y una ciudadan铆a cada vez m谩s esc茅ptica trazan un presente que, aunque lejano en siglos, no resulta ajeno a los dilemas de 1810. La distancia entre quienes gobiernan y quienes padecen esas decisiones se ha tornado abismal. La rep煤blica, como entonces, se encuentra en plena redefinici贸n.
Conmemorar Mayo no deber铆a limitarse a la est茅tica de los actos protocolares ni a la repetici贸n de discursos vac铆os. Recordar aquel proceso exige una mirada cr铆tica, l煤cida, sin romanticismos ni complacencias. La naci贸n 鈥攃omo bien supieron los hombres y mujeres de todas las 茅pocas鈥 no es un hecho concluido, sino una empresa permanente, colectiva, que requiere compromiso, memoria activa y voluntad de transformaci贸n.
Las tensiones fundantes del pa铆s 鈥攃entralismo versus federalismo, inclusi贸n contra exclusi贸n, autonom铆a frente a dependencia鈥 a煤n laten bajo la superficie del debate nacional. Est谩n presentes en cada reclamo social no atendido, en cada mesa de negociaci贸n frustrada, en cada ciudadano que se siente distante del poder y de su destino.
El legado m谩s profundo de 1810 no reside 煤nicamente en los nombres propios ni en los gestos de aquel Cabildo abierto, sino en la posibilidad de que un pueblo, a煤n en condiciones adversas, se reconozca sujeto de su historia. Esa aspiraci贸n, tan potente como vulnerable, sigue siendo hoy una deuda pendiente.

De izquierda a derecha: Belgrano, Castelli, Saavedra, Azcu茅naga, Larrea, Matheu, Alberti, Paso y Moreno.
Similitudes y viejas antinomias aplicadas al gran sector pesquero
A la luz de la conmemoraci贸n del 25 de Mayo, y de aquella gesta que puso en movimiento los anhelos de soberan铆a, justicia y construcci贸n de un destino colectivo, resulta inevitable volver la mirada hacia sectores clave del presente nacional que parecen, a pesar del paso del tiempo, repetir viejos errores. El sector pesquero argentino 鈥攃olumna vertebral de las econom铆as regionales y custodio silencioso de uno de los recursos m谩s valiosos del pa铆s鈥 atraviesa hoy un laberinto de fragmentaci贸n, intereses contrapuestos y luchas internas que lo alejan peligrosamente de su potencial com煤n.
Como en aquella Buenos Aires de 1810, las diferencias entre los actores son profundas y cada vez m谩s dif铆ciles de conciliar. Empresarios y trabajadores, proveedores, clientes, constructores navales y usuarios, buques congeladores y fresqueros: cada sector defiende su posici贸n con argumentos v谩lidos, pero muchas veces sin mirar el mapa completo. Se privilegian los intereses inmediatos por sobre las estrategias de largo aliento, los parches circunstanciales por encima de los consensos estructurales.
En este escenario, cualquier atisbo de acuerdo parece m谩s un armisticio moment谩neo que un verdadero contrato social. Lo que se presenta como soluci贸n es muchas veces apenas contenci贸n. Las mesas de di谩logo se llenan de tecnicismos mientras se vac铆an de esp铆ritu com煤n. Los conflictos laborales, las suspensiones de prospecci贸n, las disputas entre c谩maras y gremios no hacen m谩s que profundizar una fractura que erosiona la competitividad y pone en jaque la sustentabilidad de toda la actividad. Todo, bajo el manto del dinero.
Sin embargo, el problema es de todos, y entre todos debe enfrentarse. Como en toda comunidad viva, no puede haber futuro si cada parte tira del mantel sin reparar en lo que arrastra consigo. La distinci贸n entre 鈥渆llos鈥 y 鈥渘osotros鈥 鈥攖an habitual en el discurso cotidiano del sector鈥 es un espejismo tan c贸modo como est茅ril. Porque cuando un puerto se paraliza, cuando una campa帽a cient铆fica se suspende, cuando un barco no zarpa o una planta no compra, la consecuencia no distingue bandos: la sienten todos, empresarios, trabajadores y un Estado que debe esmerarse en encontrar el caldo de cultivo para que el desarrollo productivo e industrial genuino y exportador sea una cuesti贸n de pol铆tica de Estado por encima de funcionarios con visiones a veces miopes hacia el sector exportador.
Y mientras tanto, desde afuera, potencias extranjeras, -incluso mixtas en Argentina que aun pretenden canjear realidades por espejitos de colores, como en aquellas 茅pocas-, observan con atenci贸n 鈥攜 muchas veces con voracidad鈥 las riquezas del mar argentino. Los recursos no explotados, los huecos normativos, la falta de cohesi贸n interna y la debilidad institucional son las fisuras por donde se cuelan intereses globales que no reconocen banderas. Frente a eso, la desuni贸n interna no es solo un obst谩culo: es una vulnerabilidad estrat茅gica.
En este 25 de Mayo, la historia ofrece su espejo no solo para mirar hacia atr谩s, sino para interrogar el presente con coraje. El esp铆ritu de aquella revoluci贸n fue, ante todo, un llamado a ejercer soberan铆a desde lo colectivo, a romper las cadenas del ego铆smo y la indiferencia. Tal vez sea tiempo de que el sector pesquero argentino se mire en ese reflejo con honestidad y decisi贸n. Y proyecte.
El mar 鈥攃omo la patria鈥 no se defiende solo con declaraciones. Se protege con pol铆ticas integrales, con acuerdos reales, con justicia en la distribuci贸n de los beneficios y, sobre todo, con unidad. No se trata de negar los intereses leg铆timos de cada parte, sino de asumir que no habr谩 desarrollo sin integraci贸n, ni futuro sin una causa com煤n.
Porque si hay algo que la historia ense帽a, es que cuando el pueblo se dividi贸 en facciones irreconciliables, la Naci贸n tambale贸. Y cuando entendi贸 que el destino deb铆a ser compartido, supo construir grandeza. Hoy, m谩s que nunca, el mar argentino espera que la generaci贸n que lo explota tambi茅n sea capaz de protegerlo 鈥攏o s贸lo de otros, sino de s铆 misma.
En este nuevo aniversario, la revoluci贸n sigue viva como idea, como s铆mbolo y como llamado. Una sociedad que se mira en el espejo del pasado no para rendirse al ritual, sino para animarse a corregir su rumbo, es una sociedad que honra su historia de verdad. Porque los procesos de emancipaci贸n no se heredan: se construyen a diario y entre todos, de lo contrario; en 215 a帽os, la sociedad no ha aprendido nada.
Por DMC









