La reciente gestión del gobierno argentino para adquirir submarinos Scorpene, encabezada por el ministro de Defensa, Luis Petri, y respaldada por el presidente Javier Milei, representa un paso fundamental en la defensa de los espacios marítimos soberanos del país.
Esta iniciativa busca no solo recuperar las capacidades operativas perdidas tras el trágico hundimiento del ARA San Juan en 2017, sino también reforzar la soberanía nacional sobre el Mar Argentino, una de las zonas más estratégicas y ricas en recursos naturales del país.
El Mar Argentino es un territorio de vital importancia, no solo para la biodiversidad marina y la seguridad alimentaria global, sino también para el desarrollo económico de Argentina. Con una rica variedad de recursos pesqueros como el calamar Illex, merluza hubbsi, langostino y la merluza negra, así como importantes reservas de hidrocarburos y minerales, este mar ha sido objeto de disputas internacionales constantes. La presencia de flotas extranjeras, la pesca ilegal y el control unilateral del Reino Unido sobre las aguas cercanas a las Islas Malvinas resaltan la urgente necesidad de una defensa sólida de los espacios marítimos soberanos de Argentina, incorporando una unidad estratégica como la flota de submarinos cuya mayor propiedad y atributo es ver, sin ser visto..
En este contexto, los submarinos Scorpene, fabricados por la empresa francesa Naval Group, surgen como una herramienta clave para fortalecer la Armada Argentina. Con un diseño moderno y de última tecnología, estos submarinos están equipados con características esenciales para la vigilancia y la protección del Mar Argentino. Su capacidad de operar a profundidades de hasta 300 metros y alcanzar velocidades de 20 nudos sumergido, junto con una autonomía de hasta 78 días y un sistema avanzado de gestión de combate, convierten a los Scorpene en una unidad indispensable para la defensa de los recursos naturales argentinos y el control de las aguas de la Zona Económica Exclusiva (ZEE).
La adquisición de estos submarinos, que tiene un costo de 450 millones de dólares por unidad, no solo implica una importante inversión en tecnología militar, sino también un desafío económico para el gobierno argentino. En el presupuesto de 2025, se contempla un endeudamiento de 2,300 millones de dólares para financiar este proyecto, con un plazo de amortización de tres años. Este endeudamiento, que aún debe ser aprobado por el Congreso, no solo permitirá la compra de los submarinos, sino que también será fundamental para la reactivación de la industria naval y para garantizar que Argentina recupere su posición estratégica en el Atlántico Sur.
El fortalecimiento de la Armada Argentina con submarinos Scorpene también permitirá a la Argentina cumplir una serie de objetivos estratégicos. En primer lugar, garantizar el control sobre sus recursos pesqueros y prevenir la pesca ilegal en sus aguas, una de las principales amenazas para la sostenibilidad de sus recursos marinos. En segundo lugar, los submarinos servirán como una herramienta disuasiva frente a posibles amenazas extranjeras en la región, especialmente en áreas críticas como las cercanías de las Islas Malvinas. Además, su capacidad de operar en el Atlántico Sur y proyectar presencia ante rutas hacia la Antártida posicionará a Argentina como un actor clave en la protección de estos espacios estratégicos.
Desde la tragedia del ARA San Juan en noviembre de 2017, Argentina no cuenta con submarinos en actividad. En el Ministerio de Defensa, han establecido como prioridad la adquisición de submarinos Scorpene, aunque reconocen que la concreción de la compra depende de los acuerdos de financiamiento que se logren negociar.
El ministro de Defensa, Luis Petri, expresó en julio durante una visita a la base naval de Mar del Plata: “El gran desafío es recuperar la capacidad de submarinos. Estamos haciendo todos los esfuerzos, realizando estudios y evaluando todas las ofertas posibles para que la República Argentina recupere esa capacidad que perdió allá por el 2017”.
Por su parte, el jefe del Estado Mayor General de la Armada, Almirante Carlos María Allievi, destacó en una reciente charla con la Liga Naval: “La prioridad es recuperar la capacidad submarina en el mediano plazo. Es una capacidad estratégica, vital, que la Armada tiene desde 1933, cuando llegaron los primeros submarinos”.
No obstante, se supo -aunque no fue confirmado- que durante la reunión en la residencia presidencial de Olivos, el sábado 16 de noviembre pasado, en una cena de camaradería bilateral, el presidente de Francia, Emmanuel Macron podría haberse ofrecido para mediar en la transacción de estas unidades navales, que según ha trascendido sin verificar la información ante un marco restrictivo sobre el tema, que podrían ser hasta cuatro unidades.
La adquisición de los submarinos Scorpene representa, en última instancia, una afirmación del compromiso de Argentina con su soberanía marítima y con la protección de sus recursos naturales. Más allá de la inversión económica, este proyecto es una manifestación clara de la voluntad de Argentina de reforzar su defensa nacional y garantizar el control sobre sus aguas, en un escenario donde las amenazas externas son cada vez más evidentes. En este sentido, el fortalecimiento de la Armada no es solo una cuestión de seguridad, sino también una estrategia de desarrollo nacional y capacitación, que asegurará la protección de los recursos marinos y garantizará el futuro económico, estratégico y ambiental del país.