Lanzan un proyecto de economía circular para dar una segunda vida útil a los dispositivos de pesca sostenible. Lo desarrolla una empresa de tecnología y será a través de un programa de economía.
Una reconocida empresa tecnológica (Satlink) lanzó un programa de economía circular que se transforma en pionero y es único en su campo, con el cual dará una “segunda vida” a los Dispositivos de Pesca Sostenible, más precisamente a las boyas de ecosonda que se utilizan por ejemplo en la pesca del atún de cerco tropical.
A causa de las corrientes marinas, algunas de las boyas de ecosonda que se usan en las distintas flotas, pueden derivar, una vez finalizada su vida útil, fuera de las zonas de pesca, permitiendo su recuperación por parte de las empresas pesqueras.
Con el objetivo de evitar su varamiento y que se conviertan en deshechos tecnológicos, la renombrada empresa de tecnología lidera una red de colaboración a nivel internacional entre empresas pesqueras y socios locales (tiene su principal sede en Madrid, España), con el firme propósito de recoger los mencionados dispositivos y reacondicionarlos para nuevos usos, dotándolos de este modo de una segunda vida útil para propósitos científicos y medioambientalistas.
Además de marcar la posición, las boyas llevan una ecosonda incorporada que informa de la cantidad de biomasa presente bajo la misma, por eso puede reutilizarse para estudios científicos a pequeña escala, marcaje y seguimiento de basuras marinas, o bien prevención de catástrofes naturales, entre otros proyectos propuestos por las Organizaciones No Gubernamentales y comunidades locales adheridas a un proyecto denominada ReCon, que se encuentra relacionado con la ciencia, la sostenibilidad y el beneficio de las comunidades locales.
El proyecto, calificado como ambicioso, cuenta con el apoyo de varias flotas que están interesadas en la sostenibilidad de sus actividades pesqueras y de ese modo poder beneficiar a las comunidades locales de cada país que se sume al mismo.
Los primeros pasos ya han sido dados desde Australia, donde un equipo de la empresa de tecnología trabaja con “Tangaroa Blue Foundation”, una ONG australiana, contando con el apoyo y el gobierno australiano, llevando a cabo una labor circular de limpieza de sus costas y de retirada y prevención de la basura marina.
Justamente esta labor ha sido reconocida a través del Pacto Mundial de Naciones Unidas (ONU) distinguiendo a la empresa y su labor, remarcándola como clave para el cuidado de los océanos y la vida submarina, otorgándole el premio al Objetivo de Desarrollo Sostenible.
Ahora bien, ¿en nuestro país tomamos conciencia del daño que se ocasiona? Con esta misma pregunta PESCARE se situó en las puertas de la Terminal 2 y 3 del puerto de Mar del Plata (no está permitido el libre acceso salvo autorización especial) para preguntarles a algunos tripulantes sobre el cuidado que se mantiene a bordo de las embarcaciones con respecto a todo tipo de desechos.
“Lo único que te pido es que no pongas mi nombre, porque algunos capitanes son bravos, e incluso varios compañeros. En los 21 años que tengo navegando he visto tirar de todo al mar, y yo también he tirado de todo, hasta que me di cuenta que lo único que estamos haciendo es dañar lo que nos da de comer”, nos dice el aún joven marinero de altura.
La charla se abre para otros tripulantes curiosos por saber que anota el periodista, varios se suman y opinan:
“Si el capitán que tengo yo nos ve tirar aunque sea un pucho al agua, seguro que hay discusión. Tiene como una ‘escuela’ de cuidar todo, no solo el barco, sino lo que se pesca y que se cumpla todo. Andá a tirar algo al agua. Te mata!!!”, sostiene Carmelo (48 años, 28 como marinero).
“Es una charla que tenemos siempre, antes se tiraba de todo, pero de tanto escuchar a uno o a otro nos decimos ‘no seamos boludos, cuidemos lo que nos da de comer’” (“Chirola”, 52 años, 12 como maquinista).
“Estos muchachos me hacen reír, me parece que les va a crecer la nariz como a Pinocho. En alta mar vale todo, uno no denuncia para no tener problemas con nadie, te lo cuento a vos que te conozco hace un montón de años. Hay capitanes que permiten todo y que muchas veces, cosas que se rompen o no sirven más, como las redes, las tiran a la mierda. Yo tampoco quiero que pongas mi apellido porque después se viene jodida la mano, pero esa es la realidad”, (Cristian, navega desde los 18 años y prefiere no decir su edad).
Sin dudas que tenemos mucho por aprender aún, no solo en nuestro país sino también a nivel mundial, donde algunos países están en el camino de la concientización –incluso el nuestro-. Un mar sano es trabajo para todos.