Hace 214 años, un fuego sagrado ardió en los corazones de los argentinos, encendiendo la llama de la libertad y la autodeterminación. El 25 de mayo de 1810, en los anales de la historia argentina, no fue solo una fecha; fue el alba de una nueva era, un despertar glorioso que marcó el comienzo de la lucha incansable por la independencia y la justicia.
Las calles de Buenos Aires resonaron con los ecos de la valentía, donde hombres y mujeres, imbuidos de un sentido ferviente de patriotismo, desafiaron el yugo opresivo del poder extranjero. En la atmósfera cargada de esperanza, donde el aire mismo vibraba con la promesa de cambio, los corazones latían al unísono en busca de la libertad.
La Revolución de Mayo de 1810 fue más que un evento histórico; fue un acto de resistencia contra la injusticia y la tiranía. Fue el momento en que los hijos de la tierra argentina se alzaron, se unieron en un abrazo fraterno y proclamaron con una sola voz: ¡Basta ya! ¡Somos dueños de nuestro destino!
Desde entonces, el legado del 25 de mayo ha sido un faro de inspiración para las generaciones venideras. Nos recuerda que el patriotismo no es solo un sentimiento, sino un compromiso ferviente con la libertad y la dignidad humana. Nos enseña que la unidad y la determinación son las armas más poderosas en la lucha por la justicia y la igualdad.
Hoy, mientras celebramos el espíritu indomable del 25 de mayo, renovamos nuestro juramento hacia una Argentina más justa, libre y próspera. Recordamos con gratitud a aquellos que sacrificaron todo en el altar de la libertad, y nos comprometemos a seguir su ejemplo, a nunca claudicar en la defensa de nuestros ideales.
En especial, en momentos de crisis y dificultades, bregamos a todos los participantes que en sus decisiones determinan los quehaceres de trabajadores y sus familias, principalmente de este sector de la actividad productiva como la pesquera e industrial, para que Dios ilumine su arquitectura de pensamiento en búsqueda de un futuro mejor.
Tomando como propias las palabras de uno de los cuadros más preparados de la historia de la Prefectura Naval Argentina, dejando en lo alto la capacidad y pensamiento frente a los estratos más altos de la OMI, en referencia al PG Italo D’amico, el mismo, a primeras horas de la mañana de hoy, nos acercó un pensamiento que originó la columna de esta nota, y dice » … Hoy recordamos con mucho entusiasmo la valentía y convicción de aquellos hombres y mujeres que desafiaron al poder real de entonces e iniciaron el proceso de emancipación y consolidación como nación independiente. Ojalá que ese espíritu patriótico inspire a quienes toman decisiones sobre nuestro destino como país y sociedad. Feliz Día de la Patria..! «
Que el 25 de mayo de 1810 resuene eternamente en los corazones argentinos como un recordatorio de nuestra fuerza, nuestra pasión y nuestra inquebrantable determinación. ¡Que viva la patria, libre e independiente!.
Por DMC