La empresa armadora propietaria del buque que impactó contra la Escollera Norte afrontará los gastos que demande la reparación del sector. Los daños estructurales son importantes y se recomienda no transitar por el lugar. Grupo S.A. Eduardo Viera es una empresa con orígenes en España, que su propia página dice «durante la primera mitad del siglo XX los barcos de la empresa faenaron principalmente en el litoral gallego y caladeros del Gran sol y Terranova. Fue la aparición del congelado como sistema de conservación a mediados del los 60 lo que provocó que fueran construidos los primeros barcos congeladores y extendiera su actividad a caladeros de África Occidental, fundamentalmente Namibia, Sudáfrica y la costa oriental de Estados Unidos.
A finales de los años 80 cuando se inicia un importante plan de expansión y en pocos años se constituyen filiales en Chile, Namibia, Senegal, Argentina y Perú, combinando en estos países inversores tanto de barcos como de factorías en tierra, liderando un proceso que fue continuado por otras empresas. En la actualidad SAEV mantiene sus filiales en Argentina y Senegal «.
El viernes por la tarde, a la salida del puerto de Mar del Plata, la embarcación dedicada a la pesca de calamar y con la asistencia del remolcador “Ona Milagro”, realizaba lo que parecía una salida normal, a punto tal que el capitán del buque le solicitó a su colega del remolcador “que soltara amarra”, pero que se quedara atento.
Ante el estupor de los pescadores deportivos que se encontraban en el lugar, sin más, el barco de más de 70 metros de eslora, dio contra la Escollera Norte.
De acuerdo a lo que pudo constatar PESCARE, el impacto fue de importantes características, a punto tal que uno de los tripulantes, desconociendo lo que sucedía, estaba bajando por una de las escaleras internas, lo que le provocó un fuerte golpe, a punto tal que debió ser trasladado en una ambulancia hasta un nosocomio de Mar del Plata, donde se recupera satisfactoriamente a pesar del fuerte golpe.
Minutos después del impacto, alertados por la situación, se hizo presente personal de la Prefectura local y empleados del Consorcio Portuario, quienes rápidamente dispusieron cintas precautorias para que nadie circule ni estacione en el sector dañado de la escollera.
La situación develó algunas “zonas grises” sobre la jurisdicción de la escollera de algo más de 1 kilómetro de extensión.
Por el momento no habría riesgo de colapso ni de derrumbe de los bloques impactados a pesar de las fisuras, aunque la recomendación es no circular por el lugar.
Ahora bien, consultados sobre algo que conocíamos de antemano, el propio Consorcio confirmó que brindó y brinda colaboración en este tipo de situaciones, pero que la Escollera Norte no es de su competencia, por lo que no tiene potestad para llevar adelante ninguna acción, más allá del contacto que mantuvo la empresa armadora y la colaboración que se descuenta tendrá en las obras el organismo provincial.
La lógica deducción y el desconocimiento llevarían a pensar de que como se trata de un área vinculada al puerto, donde ingresan y egresan buques, es Prefectura quien deba actuar al respecto. La respuesta es no.
La Autoridad Marítima tiene potestad sobre el buque y de ahí las inspecciones y el contralor que ejercen de acuerdo a la Ley, por lo que aún todo se encuentra bajo investigación, constatándose daños en la proa, por lo que corresponde retirarle los certificados, manifestaron fuentes cercanas a PESCARE.
Volviendo al tema de jurisdicciones y competencias se podría deducir que si la Escollera no es potestad del Consorcio Portuario, ni de la Prefectura Naval, y estando dentro del partido de General Pueyrredón sea tal vez el Municipio el responsable. Misma respuesta que la anterior: no, no es su responsabilidad.
Los archivos nos permiten recordar que el sector es de jurisdicción del Consorcio Público Escollera Norte, presidido por Eduardo Camaño y que tiene un director por la provincia y uno por el municipio marplatense, por ende este es el organismo responsable. O mejor dicho lo era, porque ese Consorcio quedó en el olvido ya que su finalidad era administrar el ingreso de cruceros y el polo gastronómico, ambos dos que nunca se llevaron a cabo.
El “descarte” permitiría colegir que el lugar es responsabilidad de la Armada, pero que hoy tiene un lugar en custodia detrás de un enrejado en la misma escollera.
Nadie es responsable en apariencia en administrar y controlar el lugar: ni el Consorcio Portuario, ni Prefectura, ni la Armada, ni siquiera la Policía Federal que ocupa el lugar que iba a ser destinado al ingreso de los pasajeros de la frustrada terminal de cruceros.
El incidente abrió un abanico de responsabilidades sobre varios temas: un capitán no muy seguro a la hora de salir del puerto, un organismo que colabora pero que no puede mantener personal permanente en el lugar porque no es de su jurisdicción, la Autoridad Marítima que realiza los sumarios correspondientes pero solo sobre lo que la Ley le permite obviamente, otra de las Fuerzas que solo tiene “una parte” de la Escollera Norte.
Por estas horas, el trabajo lo tienen un ingeniero civil junto a su equipo técnico para conocer las reparaciones a realizar, quienes determinarán los daños y los costos que afrontará la empresa armadora, seguramente a través de alguna compañía aseguradora, la que deberá dejar una buena cifra a causa del impacto.