En este día del estudiante, donde buscamos reconocer a todos ellos, a través del reflejo de historias de jóvenes que se forman y buscan a través del camino del aprendizaje bienestar.
Una de las estudiantes de la UTN – Facultad Regional Mar del Plata, con sus 24 años, muestra una historia de superación digna de admirar y de difundir.
Con apenas 18 años, Iara Ayelén Zayas, a raíz de un accidente, perdió prácticamente su visión, pensó que todo se había terminado y que el resto de su vida, solo transcurriría en oscuridad. Se repuso –aunque su importante disminución visual continúa y es irreversible. Trabaja y estudia: una historia que conmueve y que hace pensar que a veces los problemas no son tales.
Cursa la Tecnicatura Universitaria en Administración, está en primer año y es todo nuevo, no solo la carrera, sino la forma de tener que conducirse en la vida y en el estudio.
¿Por qué viniste a estudiar a la UTN?
Por distintas circunstancias de la vida nunca pude arrancar del todo una carrera. Estuve anotada en la Nacional, en Contabilidad, en Psicología y en la Licenciatura en Administración, pero por distintos motivos nunca pude concretar el inicio. Simplemente me presenté a los cursos de ingreso o las charlas, pero nunca arranqué y “caí” en la UTN de una manera medio “loca”. Un amigo me comentó de la UTN, él había estudiado acá y me animé.
¿Qué es lo que te dio un nuevo impulso para intentarlo otra vez?
Siempre me gustó estudiar, siempre tuve la iniciativa, pero como te decía antes, por distintas cosas no pude hacerlo y mi amigo me incentivó mucho, me decía que estaba la UTN, que me queda relativamente cerca de mi casa.
Eso fue un domingo a la noche, al otro día llamé, no tenía ni idea que iba a estudiar, hablé con alguien que tampoco tengo idea quien es, le dije más o menos las carreras en que me había anotado y lo que más o menos estaba orientada y me dijo: “me parece que tengo la carrera para vos”, me comunicó con Ana y acá estoy, así que “culpa” de Ana y de la persona que me atendió, me hicieron estudiar otra vez (risas).
Es una muy linda experiencia. Yo tengo una disminución visual y eso es lo que me condicionó. Eso fue en el 2016 por un accidente y quería ir a la Universidad Nacional, pero va mucha gente, es distinta la atención. Acá de parte de Ana Leonelli y de Julia Lemos a quienes estoy muy agradecida, tengo todo lo que necesito, porque me dieron la seguridad que yo necesitaba para poder encarar una carrera.
No había estado segura en los otros lugares y acá sí me sentí segura y con el respaldo suficiente.
¿Cómo hacés para cursar, para estudiar? Nos contaron que tenés una computadora con un programa especial para no perderte nada.
Tengo un lector de pantalla que se llama NVDA. Aprendí a usarlo en un curso que hice en CILSA, en el 2019, donde me capacitaron para manejarme con esta dificultad visual que se me presentó a los 18 años. Tuve que agarrar las cosas como pude y volver a empezar, porque me cambió la vida realmente, me cambió la vida…
Es imposible no conmoverse ante una joven que prácticamente perdió su visión, que se desdobla en un trabajo en un depósito para pagar sus estudios y el sacrificio que hace para estudiar en condiciones desiguales.
Esto me pasó en octubre de 2016 y terminé la secundaria en diciembre de ese año.
¿Qué te produjo eso en lo personal? ¿Pensaste que se había terminado todo?
Siempre me gustó la medicina. De chiquita siempre decía que iba a ser doctora, terapista. Cuando me pasó esto, sí, se me terminó por lo menos el mundo académico. Todo lo que tenía que ver con estudiar. No sabía que había un mundo para las personas con dificultad visual o con cualquier otro tipo de dificultad. Lo desconocía, porque era una persona, por decirlo de alguna manera, que estaba con todas sus facultades.
Me encontré con que sí, que había otra cosa. Empecé en UMASDECA (Unión Marplatense de Ciegos), y después terminé en CILSA que es donde me capacitaron. También estuve en la Biblioteca Parlante, estuve por varios lados capacitándome porque yo quería estudiar. Siempre me gustó estudiar. Disfruto estudiar, disfruto aprender, y bueno, como dijiste, se me terminaba todo y la UTN me demostró que no se terminaba nada.
Me había decidido por la Licenciatura por lo que me habían sugerido en la Facultad, pero empezó la pandemia. Yo necesitaba presencialidad y no se podía por esta circunstancia. Pero yo ya sabía que era por el lado de la administración, de los números. Me gusta mucho la matemática, entonces más o menos estaba orientada a eso, me gustaría seguir para estudiar contabilidad. Ese sería como el próximo paso, pero para hacer una base y animarme a estudiar esto es primordial.
Te vimos relacionándote con tus compañeros. Por un lado se nota que te protegen, te admiran, pero a la hora de estudiar hay un nivel de igualdad más allá de tu dificultad.
Al principio uno siente como que lo subestiman, que te tienen lástima, porque es la verdad, pero no, te das cuenta que me toman los mismos parciales (risas). La calidad humana de mis compañeros es única. Me daba mucha vergüenza contar lo de la vista. Los chicos me ayudan mucho porque hay cosas que el lector de la computadora no las lee y ellos lo hacen, me explican las cosas que yo no puedo ver. Los “cargo” porque les digo que van a terminar aprendiendo como acompañar a una persona que no ve bien, porque es un aprendizaje para todos.
Tu historia es una historia de superación personal, pero también sirve como un ejemplo para otras personas que no se animan a estudiar y que han tenido la misma dificultad que vos.
No fue fácil, pero no debo ser la única persona con este problema. No solo por la vista, hay otras dificultades en la vida, puede ser un problema familiar, yo les digo a aquellas personas que realmente sientan estudiar, que se animen. Mi abuelo decía que “el saber no ocupa lugar” y aprender, estudiar, para mí te abre la mente y te ayuda a vivir. Yo desde que estudio, vivo mejor.
Si lo voy a hacer, lo voy a hacer bien, o por lo menos voy a dejar todo. Hacerlo sin ganas, no. Voy a dar todo de mí y si sale bien mejor.
¿Qué expectativas tenés en el plano laboral, más allá que recién comenzás la carrera?
Quiero terminar la carrera sin dejar nada en el medio, sin finales, sin nada, sacar todas las materias para después seguir con Contabilidad y al mismo tiempo quiero terminar la Licenciatura acá en la UTN.
La idea es que los estudios me abran otras puertas, ahora me manejo mucho con emprendimientos, hago unas tareas en un depósito y la verdad es que la carrera te da a pensar a futuro. Apunto a un futuro mejor, a tener una casa, un sueldo fijo. Los emprendimientos o los trabajos informales son muy muy volátiles. Con mi dificultad cuesta mucho conseguir trabajo. Por eso nada mejor que capacitarte para poder encarar la vida de otra manera.
Iara se retira luego de las fotos con muy buen humor y nos deja un mensaje, no solo para nosotros, sino para aquellos que puedan tener alguna dificultad…
Hay que animarse, yo tenía todo perdido académicamente hablando y en la Facultad encontré un lugar y gente de bien, gente que te ayuda, que te hace olvidar de las dificultades. Todos podemos. Yo pensé que a los 18 años se me había terminado mi vida de estudio, y acá estoy, de pie, estudiando en un camino compartido con gente que realmente vale la pena. Solo es cuestión de animarse.
Nos fuimos de la UTN con la sensación de un lugar distinto, cuna de gestores del futuro de un clúster productivo pesquero que recambia con conocimiento las raíces del pasado, uniendo esfuerzo, experiencia, dedicación con idoneidad en los futuros cuadros gerenciales de la industria naval y pesquera. Iara, un ejemplo que nada se perdió en la sociedad y en la juventud. Hay mucho por hacer y mucho por delante cuando la decisión individual aporta tanto a lo colectivo. Un puerto con buena madera para el desarrollo futuro.