El secretario general de la Asociación de Capitanes, Jorge Frías, participó en la denominada “Cumbre del Transporte Internacional por el Cambio Climático, Tráfico Humano y Nuevas Tecnologías”, realizado días atrás en los jardines del Vaticano.
El encuentro, que tuvo un fuerte sesgo opositor al Gobierno de Mauricio Macri en lo que refiere a los participantes locales, fue organizado conjuntamente por la Federación Internacional del Transporte y la Pontificia Academia de las Ciencias. El dirigente de Camioneros, Pablo Moyano, fue uno de sus impulsores.
En ese marco, Frías se encargó de leer un documento con referencias a la actividad pesquera en la Argentina: seguridad en la navegación, renovación de la flota, descarte y formación de los capitanes fueron algunos de los ejes de su discurso.
“Las problemáticas económicas y la escasez de los recursos pesqueros conlleva a que el sector empresario reduzca las inversiones en cuanto al mantenimiento de las flotas y la renovación de las mismas, generando con ello mayor riesgo de siniestralidad”, apuntó en primer término más allá de la realidad que atraviesan los astilleros locales con varias ordenes de construcción en marcha.
De acuerdo al análisis hecho por el sindicalista, el retraso en la renovación trae aparejado mayores riesgos de accidentes y pérdida de vidas; aunque reconoció que también es necesario intervenir sobre la formación de los tripulantes, en particular la de los capitanes.
Paralelamente, volvió a criticar el reciente decreto presidencial que contiene los lineamientos para la modernización de la flota: “Lo que debería ser urgente, atento al carácter otorgado al propio decreto (…) prorroga la construcción y renovación de estos buques hasta el 1° de enero de 2040”, señaló a partir de su lectura de la normativa.
En ese sentido, recordó que los naufragios provocaron la muerte de 95 trabajadores en los últimos 18 años: “A la hora de legislar no sólo debe pensarse en dichas vidas perdidas y en las familias de las víctimas, sino también en los trabajadores que actualmente se encuentran desarrollando la actividad”, dijo.
Por otra parte, subrayó la problemática del descarte al indicar que en los puertos argentinos se descargan “alrededor de 600 mil toneladas” por año y que se descartan 30 mil.
“Son peces muertos arrojados al fondo del mar ya sea por talla o bajo valor comercial. De esta manera, no sólo se altera el ecosistema, sino que también se contamina el lecho marino”, definió Frías frente a sus pares de diversos orígenes.