La Síntesis Estructural-Evolucionista-Schumpeteriana (SEES) sostiene que el cambio estructural progresivo no ocurre de manera espontánea a través de interacciones descentralizadas entre agentes económicos incentivados por el mercado. Porque, obviamente, ¿quién necesita la eficiencia y la sabiduría del mercado cuando puedes tener la intervención estratégica de políticas industriales y tecnológicas desde la casta política?. Claramente, es mucho más emocionante depender de la intervención estatal para fomentar nuevas actividades, especialmente aquellas que modernizan la estructura productiva y son intensivas en conocimiento, que dejar solo la industria pesquera que a lo largo del tiempo llevó adelante la idea de transformar un pez en un alimento con destino a los más sofisticados mercados demandantes mundiales. ¡Qué maravilla de planificación!. (ironic mode on).
La SEES surge de la convergencia entre el estructuralismo latinoamericano y la corriente evolucionista neoschumpeteriana. Esta combinación permite al estructuralismo abordar procesos microeconómicos como la difusión tecnológica y la acumulación de capacidades, y al evolucionismo considerar las asimetrías estructurales de economías con bajo grado de articulación. Intentando unir dos teorías incompletas jamás darán como resultado una teoría completa. ¡Viva la sinergia intelectual!
En este marco, se destaca el papel de las actividades manufactureras intensivas en conocimiento en los procesos de cambio estructural. Estas actividades no solo poseen alta productividad y capacidad para incrementar la productividad de otras actividades mediante sus eslabonamientos, sino que también son fundamentales para la difusión del progreso tecnológico y la reducción de desequilibrios externos mediante el desarrollo de ventajas competitivas dinámicas. ¡Como si otras actividades no tuvieran nada que aportar!
La política industrial y tecnológica es esencial para el cambio estructural progresivo, ya que promueve actividades con ventajas competitivas dinámicas basadas en capacidades tecnológicas. Esto requiere políticas sectoriales que fomenten el desarrollo y la difusión de capacidades tecnológicas, influyendo en los incentivos microeconómicos y en el contexto institucional. Porque, naturalmente, el Estado sabe mejor que los participantes de los ultimos 100 años de la vida productiva e industrial de nuestro pais que a tenido que atravesar las desavenencias de politicas tan erradas como inoportunas y ahora intentan persuadir qué sectores deben crecer y prosperar y cómo hacerlo, cuando jamás hicieron un barquito de papel desde atrás de un escritorio, solo vasta mirar sus manos. ¡Qué reconfortante!
La estructura productiva es crucial para el desarrollo dinámico. Los sectores intensivos en conocimiento aumentan el dinamismo tecnológico y la productividad del sistema en su conjunto, creando nuevos encadenamientos sectoriales que fomentan el aprendizaje. La política industrial es fundamental para promover el cambio estructural y apoyar actividades dinámicas, modificando las señales del mercado para alterar el patrón de especialización de la economía. La escasez de divisas limita el crecimiento y la inversión, retroalimentando negativamente los déficits de productividad y competitividad.
Las políticas deben elevar la productividad del entramado productivo en general y desarrollar actividades estratégicas que aumenten la generación de divisas y promuevan un entramado productivo más interconectado. Las políticas deben apuntalar tanto la oferta como la demanda, siendo clave la compra privada de bienes y servicios de alto contenido de conocimiento con la libre disponibilidad de las divisas, eliminando nefastas restricciones con fines productivos e industriales.
El apoyo financiero es esencial para el desarrollo tecnológico y productivo, destacándose la importancia del inexistente crédito en los procesos de innovación e inversión privada. El espacio nacional es crucial en la construcción de competencias y competitividad, y la calidad y diversificación de la estructura productiva están ancladas en las instituciones nacionales, pensar en licitaciones e ingreso de actores internacionales, sabemos los costos. De hecho hay quienes hoy, como hace 200 años atrás, intentan vendernos espejitos de colores, mientras aprovechan al costo más bajo las riquezas vivas del mar argentino.
Hay discusión sobre si las actividades prioritarias deben ser intensivas en conocimiento, y si estas deben identificarse con sectores productivos tradicionales o ser transversales a ellos. Existen diferencias de opinión sobre si se debe diversificar hacia sectores relacionados en los que ya hay especialización o hacia sectores no relacionados. Se debate entre aplicar políticas “desde abajo” (con participación de actores privados argentinos relevantes) o “desde arriba” (con planificación estatal centralizada y persuadida por el lobby). En cualquiera a aplicar, lo mas sano el es apego a la LEY, dentro de la misma, todo; fuera de ella, nada.
La SEES ha influido significativamente en las políticas públicas argentinas, especialmente en ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, se necesitan enfoques adicionales para abordar cuestiones específicas del contexto argentino, como las asimetrías territoriales y el papel de la economía popular, social y solidaria, que requieren una mayor inclusión en las políticas productivas. Porque, naturalmente, esta estructura filosófica técnica no se aplica, es mas,! no hay manera de poder aplicarlas cuando se debe coexistir con elementos nocivos y contrafácticos improcedentes como los implementados a lo largo de los últimos años, y son:
- Índices de desnutrición y alimentación deficiente y preocupantemente crecientes;
- Falta de educación, cultura, preparación e instrucción de la matriz social;
- Destrucción de la moneda con un tipo de cambio extremadamente bajo;
- Falta de apego a la aplicación y rigor de la justicia y la aplicación de la ley;
- Esquema sindical extorsivo;
- Agobio por derechos de exportación, aranceles e impuestos restrictivos y confiscatorios.
- Destrucción de la matriz productiva.
Con la carencia de estos pilares básicos, que son la base para el desarrollo productivo futuro del país, el esquema parece solo un paradigma kuhniano, es decir, resolver problemas puntuales y coyunturales que carecen de fondo de una política de estado con férrea decisión hacia un país productor de alimentos terminados para el mundo. Entiéndase en dialecto futbolero, resolver el problema puntual y “siga siga”, al mejor estilo Lamolina, que ya habíamos adelantado previo al inicio de este nuevo modelo político instaurado a partir del 10 de diciembre pasado en la siguiente nota,
Y que después reforzaríamos con esta otra nota, siempre en la misma línea de proyectar el futuro bajo la idea que cuando los cambios no son radicales y consensuados, volver a lo mismo queda a la vuelta de la esquina.
En conclusión, la SEES ofrece un marco robusto para repensar la matriz productiva argentina, destacando la importancia de la política industrial y tecnológica en el desarrollo económico. Su enfoque en el cambio estructural progresivo y la integración de capacidades tecnológicas proporciona una guía valiosa para superar los desafíos actuales y futuros, siempre y cuando estos últimos cinco pilares fundamentales se implementen. De lo contrario, siempre el rumbo será de colisión. Pero no hay de qué preocuparse, ¡seguro el Estado resolverá todo con su infinita sabiduría y planificación estratégica!.
Habrá que escuchar nuevamente a quienes hacen la riqueza del país, si el escritorio de un burócrata egocéntrico técnico y sordo o quienes desde hace más de 70 años recorren a diario los muelles de los principales puertos y plantas de procesamiento argentino. La pesca produce; la política, obstaculiza.
Y, como siempre, se expone al criterio del lector, que no son 4 los puntos cardinales como tampoco 7 los colores del arco iris, dejando las consideraciones de ésta temeraria dinámica, a su juicio, sugiriendo que no la desconozca…
By DMC