En materia económica, algunos expertos asocian el inicio de la gestión Alberto Fernández a una “era de hielo”; es decir, tarifas de servicios congeladas por 180 días, valor de dólar oficial planchado al ritmo del cepo y precios cuidados, entre otras medidas.
Pues bien, ese escenario de “estabilidad” no tiene su correlato en los muelles locales. El inicio del año asoma con un incremento del 20 por ciento sólo en los servicios de la estiba. Se aplicará un 10 por ciento desde febrero y otro 10 por ciento desde marzo.
Como ocurre habitualmente, la actualización de las tarifas, que en principio cubriría el primer semestre, fue decidida unilateralmente por las cámaras que agrupan a las empresas prestadoras de servicios, sin posibilidad alguna de negociación.
Valores por cajón
De la nota donde se comunica el aumento se desprende que desde los próximos días el movimiento de cajones pasará a tener un costo promedio aproximado de 85,50 pesos por unidad; mientras que en marzo se trasladará a la zona de los 94 pesos.
Los valores dependen del acuerdo que haga cada titular de barco, de allí que resulta complejo establecer números precisos. Asoma más claro un contexto con precios de primera venta retraídos, circunstancia que inquieta a los armadores.
Costeros y fresqueros
Particularmente, los costeros ven con preocupación el impacto que tendrá esta suba en la estructura de costos. Con la rentabilidad de la flota golpeada desde hace tiempo, buscan formas de supervivencia. Al menos así lo expresan sus referentes.
“Con la crisis que atraviesa las plantas de procesamiento en tierra, los precios del variado han bajado. Se nos hace difícil enfrentar esta situación”, señaló el gerente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera, Sebastián Agliano.
Pero no son los únicos que ponen la lupa sobre los números para movilizar la materia prima. Sobrevuela la misma inquietud en la Cámara Argentina de Armadores de Buques Pesqueros de Altura (CAABPA) y en la Unión de Intereses Pesqueros Argentinos (Udipa).
Condiciones de comercialización
Ocurre que los posibles destinos para el pescado fresco son cada vez menos y eso impacta en la comercialización. Gatuzo, pez ángel, lenguado, corvina y besugo son algunas de las especies con precios en retroceso.
Agliano recordó que el año pasado habían tenido un aumento del 55 por ciento en los servicios de la estiba. Fue un 30 por ciento en abril y otro 25 por ciento más, repartido entre septiembre y octubre. Este año, el ajuste tiene una versión más temprana.