A las complejidades operativas que trajo aparejado el coronavirus, también se suman las demoras administrativas. Al menos así lo entienden en el Muelle 10. Los armadores costeros miran con inquietud el manejo que la provincia de Buenos Aires está haciendo del tema corvina.
Ocurre que mientras la flota costera, sumada a la de rada/ría, aguarda el inicio de la prospección comercial del recurso en aguas del Río de la Plata y su Frente Marítimo para una posterior apertura de la temporada, la flota uruguaya ya opera sin restricciones.
Son al menos catorce barcos del país vecino que están posicionados en el área, según la imagen que devuelve el control satelital. Sábado, domingo y lunes estuvieron trabajando ahí, exponen en el sector.
Desde la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca bonerense y su Dirección de Pesca, en manos de Carla Seain y Matías Nicolosi respectivamente, se habían comprometido a iniciar la prospección hacia fines de mayo.
De hecho, hacia mediados de ese mismo los armadores enviaron las parejas interesadas en participar. En principio, se habían inscripto entre seis y ocho con la intención de descargar la producción en Mar del Plata. Sin embargo, el tiempo transcurrió sin novedades.
“Mientras nosotros vamos a una prospección para analizar la realidad biológica del recurso, Uruguay ya está pescando con sus barcos. No es un problema de ahora, lo venimos teniendo desde hace muchos años. Nadie lo ha corregido”, subrayan en el muelle.
Mediante la resolución conjunta 2/19, la Comisión Administradora del Río de la Plata y la Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo establecieron para este año una Captura Total Permisible de 40 mil toneladas de corvina. El volumen se reparte de forma equitativa entre la Argentina y Uruguay. Por ahora, los nuestros esperan amarrados.