Las tan extendidas y promocionadas ecoetiquetas, aquellas que indican una explotación compatible con la sustentabilidad de los recursos pesqueros, no tienen una influencia marcada en la decisión de los consumidores europeos.
Según un estudio realizado por la Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología en tiendas del mercado noruego y alemán, en la decisión de compra tiene más peso el precio, el sabor del producto e, incluso, las recomendaciones de amigos y familiares.
La conclusión fue publicada días atrás por el sitio ErukeAlert. El artículo destaca que las etiquetas estimulan a comprar diversos pescados, no necesariamente sólo aquellos que en teoría provienen de una captura “amigable” con el medio ambiente.
“Los consumidores incrementaron la compra de productos marinos en general, incluyendo opciones que no llevan los denominados sellos azules”, subraya el texto.
Los trabajos de campo, conducidos por especialista y psicóloga Isabel Richter, confirmaron que las normas sociales se presentan como el factor más estable como para eventualmente motivar a las personas a comprar productos de mar “sostenibles”.
Al parecer, sólo las ecoetiquetas no son suficientes como para cambiar hábitos de consumo: “Creemos que lo que podría funcionar es comunicar lo que los clientes deberían hacer, y no lo que no deberían hacer», explica Richter en esa línea.
Luego, agrega: “Incluso sin la etiqueta ecológica, el pescado ya tiene muchas otras: la nórdica keywhole, la ‘libre de antibióticos’, la de producto local, entre otras. La gente no sabe lo que significan las diferentes etiquetas», concluye.