Puerto Deseado, vital para la economía de Santa Cruz y principal punto de exportación/importación de la provincia, enfrenta una crisis profunda. Los conflictos laborales de estibadores, con demandas intransigentes y métodos de fuerza, han generado una desconfianza creciente entre empresas y ahuyentado inversiones esenciales para la región. Las oportunidades de crecimiento y trabajo se ven amenazadas mientras la comunidad observa cómo el gremialismo, en lugar de proteger el empleo, erosiona su propio futuro y bloquea el progreso.