Una fiesta como pocas se vive hoy en el Puerto de Mar del Plata. Se juntan momentos históricos que a su vez hacen más grande el nombre de una actividad que perdura y crece desde hace más de cien años en la Argentina.
No existe en las crónicas de la industria naval tamaño momento, con un desafío sin igual: construir el barco pesquero más grande desarrollado en la Argentina, y como no podía ser de otra manera se hizo en Mar del Plata, cuna de la pesca Argentina.
El empuje, el conocimiento, el desafío de una empresa detrás del proyecto que comenzó a pensarse hace casi un lustro lo hicieron posible.
En la industria pesquera existen nombres propios, pero son escasos, apenas un puñado de personas son llamadas por su nombre y se sabe de quien se habla, con una figura que trasciende el océano.
“Hablé con Tony en la feria”… “Tony me dijo…”, “¿Que piensa Tony?”… en esa personalización el apodo le gana al nombre y al apellido. Cuando se habla de “Tony” en la pesca, se habla de Antonio Solimeno, quien junto a su hermano Luis y a un selecto equipo de trabajo hoy están haciendo posible un doble desafío. Por un lado el espectacular “Luigi”, porque ese era el desafío inicial, apuntalado por uno de los astilleros de Mar del Plata, que como sus pares, se desviven por el trabajo y por perfeccionarse día a día.
Vaya uno a saber que pensó Antonio Solimeno cuando quiso construir el “Luigi” en Mar del Plata, porque no sólo se conformó con eso, sino que dobló la apuesta en un panorama económico argentino nada sencillo. Apostó doble y ganará con creces. Una ganancia que no se trasportará al dinero, sino al desafío que decíamos, donde la satisfacción del empresario es ver y pensar en todas las manos de obra que ocupa.
Ya en noviembre de 2019 “Tony” le había anticipado a PESCARE en una charla con nuestro recordado fundador Alejandro Daniel Di Iorio, que tenía el proyecto para hacer un nuevo barco en la Argentina, aunque tal vez íntimamente ya tenía en mente no hacer un barco, sino dos.
Hoy es todo expectativa por ver las dos magníficas obras. Desde aquellos que ocuparán un lugar a bordo, como de aquellos que participaron en la construcción.
“Sabés que hasta a mí me genera expectativa verlo, Tony me vio crecer y siempre estuvo cerca, en momentos muy difíciles, es espectacular para la industria que con la trayectoria que tiene hoy su empresa y él en particular, se ponga por delante estas locuras. Nos sigue enseñando a los que tenemos un poco más de la mitad de su edad. No merece botar dos barcos, merece una flota de muchos más, todos juntos. Sé de lo que hablo porque hace más casi veinticinco años que estoy en la industria. Ahí estaré como estarán todos para acompañarlo a Tony, a Luis y a toda su gente”, le relató un importante empresario pesquero de Mar del Plata a este medio en una charla informal.
Se espera que las dos embarcaciones prontamente puedan estar pescando en el Mar Argentino, para traer materia prima que se procese en las propias plantas de Solimeno, en ese círculo virtuoso del trabajo y que tanto se menciona a diario y con una ecuación donde no hay que despejar “X”.
Nace la idea, se la trasladan a un astillero (SPI con un equipo de trabajo que da gusto observarlo), las computadoras, los apuntes, los cálculos de costos, la colocación de las tradicionales monedas, la quilla, el ruido de las piquetas, el reflejo de las soldaduras… un sinfín de cuestiones donde todos están atentos.
En agosto de 2020 se conocía la noticia de la construcción del ahora imponente “Luigi”, el que se iba a construir en Servicios Portuarios Integrados. Se hablaba de un buque pesquero de 39,90 de eslora, algo que se podía catalogar como una “locura”. Pero en la pesca, sin esa “locura” justamente no hay acciones realizadas de ninguna manera.
El reto no era solo hacer un barco. Sino hacer un barco con toda la tecnología disponible, aun aceptando los desafíos de tener que incluir elementos importados, con una situación cambiaria que de más está mencionarla.
Ese reto de hacer un nuevo barco tenía un componente más que importante para el armador que lo pensó y lo puso en manos de especialistas: quería un barco con la mayor confortabilidad posible, para que cada uno que trabajó a bordo se sienta cómodo y trabaje en las mejores condiciones.
Faltamos a la verdad al decir que Solimeno “quería un barco”. En realidad quería dos y ahí están, irguiéndose imponentes en la escollera Norte de Mar del Plata, con su planchada deseosa de recibir a gente que los admire y los valore como lo que son: dos barcos que dieron y darán trabajo.
A decir verdad y en rigor, estos dos emprendimientos, fueron hechos a su imagen y semejanza, moldeados en Mar del Plata sin interesar números ni tiempos, se prefirió la mano y el ojo, de quien haya plasmado cada detalle; soñado, pensado, diseñado y construido bajo la filosofía y con la impronta de Luis Solimeno e Hijos S.A. para la industria naval y el cluster pesquero de Mar del Plata.
Bienvenidos “Luigi” y “Anita”, la industria pesquera los estaba esperando.