En un giro tan inesperado como determinante, la ministro de Capital Humano, Sandra Viviana Pettovello, encabez贸 una reuni贸n de alt铆simo perfil pol铆tico que podr铆a intentar marcar el comienzo del fin de un conflicto que tiene en vilo a la industria pesquera argentina.
Acompa帽ada por el secretario de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Dr. Julio Cordero; el subsecretario de Pesca de la Naci贸n, Juan Antonio L贸pez Cazorla; y el representante del Poder Ejecutivo Nacional ante el Consejo Federal Pesquero, Dr. Mart铆n Fern谩ndez. Pettovello recibi贸 en su despacho a las m谩ximas autoridades vinculadas a una actividad estrat茅gica y exportadora por excelencia: la pesca del langostino en aguas nacionales que lleva a buques congeladores desde hace mas de 10 meses amarrada en distintos puertos por graves problemas de rentabilidad del sector y su consecuente conflicto con gremios de la mariner铆a.
La cumbre, discreta pero significativa, no fue fruto de la casualidad. Seg煤n trascendi贸, la decisi贸n de convocar al encuentro parti贸 directamente del coraz贸n del Ejecutivo nacional, que finalmente decidi贸 tomar las riendas de una situaci贸n que ya escal贸 hasta convertirse en un asunto de Estado. El objetivo es claro: propiciar, aunque sin imponer, un marco de entendimiento entre las c谩maras empresarias del sector congelador y los sindicatos que nuclean a los trabajadores mar铆timos, SOMU y SIMAPE, en un momento en el que cada d铆a de inacci贸n erosiona el tejido econ贸mico y social de vastas regiones costeras; algo que redunda en el esfuerzo de todos sus participantes hasta estos d铆as.
Durante la reuni贸n, Pettovello escuch贸 a los interlocutores y transmiti贸 鈥攅n tono reservado, pero con firmeza institucional鈥 la voluntad del gobierno de que este conflicto encuentre una resoluci贸n urgente entre partes y directamente no intervenir con ninguna entidad gubernamental. Las formas, todav铆a difusas, permanecen bajo estricto sigilo, pero el mensaje fue inequ铆voco: la pesca de langostino no puede seguir a la deriva, aunque lo perdido inexorablemente quedar谩 en el debe.
Desde las m谩s altas esferas del poder se reconoci贸, con inusitada firmeza, el devastador impacto econ贸mico que entra帽a la par谩lisis de la actividad pesquera, cuyas consecuencias erosionan tanto las finanzas provinciales como las nacionales. No menor fue la alusi贸n al drama social que subyace: cientos de hogares sostienen su subsistencia anual en el inicio de la zafra langostinera. En los enclaves costeros, donde el pulso econ贸mico late al ritmo del mar, el tiempo apremia con una intensidad ya insoportable.
Circulan versiones que auguran, para la pr贸xima semana, la apertura de una 煤ltima 鈥攜 quiz谩s irrevocable鈥 oportunidad. Una posible instancia de di谩logo directo entre los actores del sector en otro tono, a煤n sin confirmaci贸n oficial, podr铆a destrabar el tan ansiado despacho de buques congeladores tangoneros hacia aguas nacionales. Ser铆a el renacer de una temporada que, por tradici贸n y magnitud, encarna la c煤spide de la industria pesquera argentina.
En paralelo, fuentes cercanas a ambas partes aseguran que, pese a las fuertes declaraciones que marcaron la agenda en los 煤ltimos d铆as, ni gremios ni c谩maras empresarias han cortado del todo el di谩logo. Hay conversaciones privadas, hay puentes tendidos, y sobre todo, hay conciencia de que el costo de no arribar a un acuerdo ser谩 pagado, en 煤ltima instancia, por los trabajadores y sus familias.
El tel贸n todav铆a no cae, en el horizonte asoma una posibilidad. Si en los pr贸ximos d铆as prevalece la sensatez sobre la intransigencia, la pesca del langostino podr铆a volver a zarpar, llev谩ndose consigo la esperanza de una recuperaci贸n para una industria que, a帽o tras a帽o, ha sido emblema de productividad, exportaci贸n, rentabilidad y trabajo genuino en la Argentina.






