La pesca de anchoveta en Perú no solo es una actividad económica de gran envergadura, sino también una práctica profundamente arraigada en la cultura y el bienestar del país. Con el inicio de la segunda temporada de pesca de anchoveta en la zona sur del Perú, autorizado por el Ministerio de la Producción (Produce), se abre un capítulo fundamental para el sector pesquero peruano.
Esta temporada, que se extiende desde el 1 de julio hasta el 31 de diciembre de 2024, o hasta alcanzar la cuota de captura de 251,000 toneladas, es esencial para la economía y la sostenibilidad de la pesca en el país.
La anchoveta (Engraulis ringens) y la anchoveta blanca (Anchoa nasus) son especies fundamentales para Perú, situándose como uno de los mayores productores mundiales de harina y aceite de pescado. Estos productos derivados de la anchoveta son esenciales tanto para la economía global como para la nutrición, alimentando incluso a la acuicultura de la región y contribuyendo a la seguridad alimentaria.
La cuota de captura de 251,000 toneladas para esta temporada refleja el enfoque equilibrado de Produce hacia la explotación de este recurso.
El Ministro, Sergio González Guerrero, quien asumió el cargo el pasado 1 de abril, dijo que «el inicio de esta segunda temporada de pesca de anchoveta y anchoveta blanca en el sur del país representa un impulso a la economía del país y asegura la continuidad de una actividad vital«.
El Ministerio de la Producción de Perú ha implementado diversas estrategias para garantizar que esta actividad se desarrolle de manera responsable, intensificando controles y persuadiendo de la importancia de contar con pesca responsable.
Además, de esas medidas, se encuentran la fijación de cuotas de captura, la delimitación de zonas de exclusión y la promoción de prácticas de pesca responsable. Estas acciones buscan mantener el equilibrio ecológico y asegurar la viabilidad a largo plazo de las poblaciones de anchoveta.
La pesca sostenible de anchoveta no solo beneficia a los pescadores y a la economía nacional, sino que también juega un papel importante en la preservación de los ecosistemas marinos. La anchoveta es una especie clave en la cadena alimentaria marina, y su explotación equilibrada es esencial para la salud de los océanos y fundamentalmente para la salud de otras especies demandante de la misma.
A pesar de los esfuerzos por mantener la sostenibilidad, la industria pesquera y procesadora de Perú, enfrenta la competencia internacional, las fluctuaciones y depresión en los precios globales, las regulaciones ambientales cada vez más estrictas y la burocracia administrativa que obstaculiza el normal desarrollo de la actividad.
El inicio de la segunda temporada de pesca, con una cuota bien definida y regulada, subraya el compromiso de Produce con la sostenibilidad y el desarrollo responsable. A medida que esta campaña avanza, las prácticas sostenibles y la gestión eficaz serán clave para asegurar que la pesca de anchoveta continúe siendo un pilar del bienestar económico y ambiental de Perú.
La anchoveta peruana, reconocida por su alto contenido de ácidos grasos poliinsaturados EPA, DHA y el complejo de omega 3-6-9, es una especie valiosa tanto a nivel nutricional como económico. A pesar de su potencial como alimento humano, la mayor parte de la captura de anchoveta en Perú se destina a la producción de aceite y harina de pescado, esenciales para la industria de alimentos balanceados acuáticos y para la producción de cápsulas de aceite de pescado. Las tasas relativamente bajas de consumo humano directo de anchoveta han generado críticas hacia la industria y el Gobierno peruano por presuntamente privar a las comunidades locales de una fuente nutritiva de alimentos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos significativos para promover el consumo humano de la anchoveta fresca, en conservas y congelada, este mercado sigue siendo pequeño.
Entre las razones por las que la anchoveta no es ampliamente consumida directamente por los peruanos se encuentran la preferencia por otras especies de pescado como la caballa, el jurel y el bonito, que son más sabrosas y versátiles culinariamente. La anchoveta es un pescado frágil que se deteriora rápidamente, lo que limita sus opciones de almacenamiento y transporte. Su sabor característico y fuerte la hace menos atractiva para el consumo en grandes cantidades. A pesar de la inversión millonaria desde 1960 en proyectos para aumentar el consumo humano directo de anchoveta, la mayoría de estos esfuerzos han tenido un impacto limitado.
La producción de harina y aceite de pescado de anchoveta para alimentos balanceados acuáticos y de animales de granja es más eficiente (49% Proteína Bruta) y produce un volumen mayor de proteínas animales ampliamente aceptadas y consumidas ligada fundamentalmente a la producción del alimento balanceado para la acuicultura, siendo base para alimentar más de 1.300.000 toneladas de camarón de cultivo Vannamei solamente de Ecuador.
El volumen de producción de harina y aceite de pescado de anchoveta peruana es equivalente al 50% de la producción de pescado de cultivo a nivel mundial, lo cual tiene un impacto positivo significativo en la seguridad alimentaria global. A lo largo de los años, se han implementado diversas iniciativas para fomentar el consumo humano directo de la anchoveta, como el programa «A Comer Pescado» del Ministerio de la Producción, el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA) y campañas de promoción realizadas por la Sociedad Nacional de Pesquería y la obligación de comprar anchoveta como parte del presupuesto alimentario del Ejército y los programas sociales hasta 2011.
Aunque estas iniciativas mostraron un leve aumento en el consumo humano directo entre 2005 y 2011, la eliminación de la obligación de compra por parte de entidades públicas resultó en una disminución significativa del consumo. En años recientes, se destinan aproximadamente 60,000 toneladas de anchoveta al consumo humano directo, la mitad del pico alcanzado en 2011. Las empresas pesqueras han desarrollado productos de anchoveta frescos, congelados, enlatados y curados. No obstante, las ventas se han mantenido bajas debido a la limitada aceptación. Las empresas han intentado fomentar las exportaciones, incluso renombrando la anchoveta como «sardina peruana», pero en 2016 solo se exportaron 8,500 toneladas.
En conclusión, aunque la anchoveta peruana tiene un alto valor nutricional y potencial como alimento humano, su utilización predominante en la producción de alimentos balanceados se debe a una combinación de factores económicos, logísticos y culturales. La industria y el gobierno continúan explorando maneras de aumentar el consumo humano directo, pero los desafíos persisten en cambiar las preferencias alimentarias y mejorar la logística de distribución y conservación de este recurso valioso.