El ejercicio, que tuvo lugar a unas cuatro millas náuticas del puerto local, permitió evaluar y reforzar la preparación de las tripulaciones aéreas y marítimas ante eventuales situaciones de naufragio.
Para este operativo de alto nivel se desplegaron medios aéreos y navales: un avión Casa en versión patrullero marítimo PA-22, un helicóptero Dauphin y el guardacostas Río Luján. Cada unidad cumplió con un rol específico dentro del procedimiento, que contempló una secuencia completa de búsqueda, localización y rescate de un supuesto náufrago.

La primera fase del simulacro consistió en la búsqueda del objetivo desde el helicóptero, que operó sin conocer su ubicación exacta. Tras detectar al náufrago ficticio, se procedió al marcado de la posición con bengalas de humo. Luego, el avión sobrevoló la zona para confirmar la ubicación y evaluar las condiciones de viento y oleaje, a fin de lanzar simuladores de balsas salvavidas.
En caso de una emergencia real, el avión tiene capacidad para lanzar dos balsas con espacio para siete personas cada una, además de tres contenedores con elementos de supervivencia. El ejercicio concluyó con una maniobra de rescate desde el helicóptero, mediante el descenso de nadadores especializados que realizaron la extracción del supuesto sobreviviente.

Durante toda la operación, el guardacostas Río Luján brindó apoyo logístico y vigilancia, formando parte activa del protocolo de seguridad y control en el área del ejercicio.
Estas prácticas, realizadas periódicamente por la Prefectura, tienen como objetivo garantizar una respuesta eficiente y coordinada ante situaciones reales de emergencia en el mar. Porque cuando se trata de salvar vidas en el mar, la rapidez y la exactitud en cada maniobra marcan la diferencia. Y en esos momentos críticos, cada minuto cuenta.