Un repaso por los números oficiales del sector permite advertir que se perfila un cierre de año con estabilidad global en los desembarques. Según datos de la Subsecretaría de Pesca de la Nación, entre enero y noviembre se descargaron 731.924 toneladas.
La cifra prácticamente replica el registro 2017 para el mismo período. En este esquema, el langostino definió el pulso de la actividad. La flota descargó 237.681 toneladas del marisco, con un crecimiento interanual del 4,2 por ciento.
Pese a que las condiciones climáticas complicaron la operatoria en buena parte de la temporada e irrumpieron conflictos gremiales, la pesquería se perfila para marcar un nuevo récord de capturas, por encima de las 243 mil toneladas del año pasado.
Menos merluza
El calamar con sus 108.185 toneladas también tuvo un salto interanual, en este caso del 9,7 por ciento. Además, asoma como destacable el repunte de merluza de cola por encima del 90 por ciento a partir de las 34.035 toneladas descargadas.
En contraposición, retrocedieron los desembarques de merluza un 7,1 por ciento, fundamentalmente los provenientes del área ubicada al norte del paralelo 41°. En total, se acumularon 245.975 toneladas de hubbsi sobre los muelles.
La merma también afectó a otros recursos que componen el variado costero como gatuzo, rayas, lenguado, mero y pescadilla. Tampoco fue un buen año para anchoíta y caballa. Esta combinación de factores se sintió fuerte en las ya debilitadas plantas de procesamiento en tierra.
El puerto local, caracterizado por su volumen de operaciones, perdió 37.685 toneladas en comparación a 2017, fundamentalmente merluza. De todas maneras, se mantuvo como el principal destino primario con 312.649 toneladas entre enero y noviembre.
A Mar del Plata llegó el 42,8 por ciento de los pescados y mariscos declarados. Su estructura, servicios, costos y capacidad instalada en el entorno la sostienen. Detrás se ubican Madryn, Deseado y Rawson.
Crecimiento en divisas
En cuando al nivel de exportaciones, entre enero y octubre el Indec registró el envío de 419.001 toneladas a cambio de 1.823,4 millones de dólares, lo que significó un mínimo crecimiento del 0,4 por ciento en volumen, pero del 6,7 por ciento en divisas.
En parte el escenario se explica por suba en la cotización del langostino en el mercado internacional. La misma curva ascendente siguieron los precios de calamar, merluza, rayas, y abadejo, entre otros recursos.