Con la misma tenacidad con la que cruzaron el Atlántico, la última ola de inmigrantes italianos todavía conserva algunos pocos representantes en el puerto local. Antonio Di Leva era uno de ellos; pero en las últimas horas su vida se apagó.
El empresario tenía 87 años y será recordado por haber fundado el restaurante Chichilo, símbolo de la gastronomía marinera en Mar del Plata desde la década del cincuenta.
Hijo de Francesco y Emilia María Ferola, Di Leva había llegado a la Argentina el 8 de junio de 1947 a bordo del buque “Campana”. Atrás quedaban los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial. Sus cuatro hermanos, todos nacidos en Sorrento, tuvieron el mismo destino sudamericano.
Con apenas quinto grado cumplido, Antonio comenzó vendiendo pescado en el barrio porteño de Once, luego saltó a un puesto en Plaza Miserere y de allí a nuestra ciudad, después de tomar parte en varias temporadas de anchoíta y magrú durante la primavera.
“Al radicarse en la ciudad siempre le rondaba la ilusión del negocio propio y así del esfuerzo y la perseverancia nació Chichilo (…) No es sólo un nombre, es herencia dejada a través de varias generaciones. Es tradición, es legado”, recuerdan en la familia.
En los sesenta, el negocio se caracterizó por la venta directa de productos: “de la lancha al público”. Más tarde, instaló la comercialización de pescado frito como parte de la picada al paso, recuerda Roberto Pennisi en su libro “Italianos en el puerto de Mar del Plata”.
Entre los clientes, abundaban figuras del espectáculo, la política y la vida social. Fue así que durante la cena cierre del Primer Congreso Internacional de Cardiología conoció al doctor René Favoloro, con quien forjaría una amistad de años.
En el terreno de los negocios, fueron sus hijos –uno de ellos, Vicente, fallecido en 1999- quienes siguieron al frente de la empresa. En los noventa construyeron tres barcos para el abastecimiento de materia prima; aunque en el último tiempo no escaparon a las dificultades económicas que sufrió toda la industria.
Los restos de Di Leva serán velados desde las 16 en la sala Sampietro (Hipólito Yrigoyen 2046) y serán trasladados mañana, a las 10.30, al Cementerio Colinas de Paz.