Demonizado sin causa, objetado y acusado por autoridades que seguramente no conocen la razón de ser (estar y permanecer) del INIDEP. ¿Corre peligro la continuidad del Instituto que cumplió medio centenar de años estudiando las especies?.
Como todo organismo del Estado, la nueva gestión del gobierno nacional “apunta y tira”, pero no siempre dan con las presas a las que se les debió apuntar.
En 1898 el Dr. Fernando Lahille fundó el primer laboratorio costero de biología marina, el que estaba ubicada en la zona de Punta Mogotes en Mar del Plata, colocando, tal vez sin saber, que varios años después (1960), un grupo de investigadores y docentes de Universidades públicas, junto al entonces gobernador bonaerense Oscar «el bisonte» Alende dieron forma al Instituto de Biología Marina en Playa Grande, también en Mar del Plata, en un edificio que aún se conserva pero que no es utilizado como en sus primeros años, donde se construyeron los primeros laboratorios desarrollando las primeras líneas básicas de investigación con equipos de trabajo permanentes.
Ya en 1977, mediante la Ley 21.673, sobre la base del Instituto ya creado, se dio forma a un organismo descentralizado bajo de denominación de Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, INIDEP.
¿Tan importante puede ser este Instituto? ¿Tanta trascendencia internacional tiene? ¿Realmente sirve a los fines pesqueros de la Nación?
La respuesta tal vez se encuentre en que el INIDEP es el encargado de asesorar a la Subsecretaría de Pesca (hasta hace unos días incluía acuicultura), al Consejo Federal Pesquero y a la Cancillería argentina –más allá de lamentables declaraciones de Diana Mondino sobre la pesca-, asesoramiento basado en el uso racional de los recursos pesqueros con el objetivo de preservar el ecosistema marino para las futuras generaciones.
Como si esto fuera poco, tiene como misión y función la de formular, ejecutar y controlar los proyectos de investigación en prospección, evaluación y desarrollo de pesquerías, de tecnologías de acuicultura, de artes de pesca, de procesos tecnológicos y en economía pesquera, conforme a las pautas y prioridades que establezca la Autoridad de Aplicación.
Haciendo una burda comparación con una pelea de boxeo, desde la óptica de algunos funcionarios nacionales, sólo han visto el último round, donde una parte del año 2023 no fue de las mejores performances del Instituto y haciendo un análisis algo más profundo, la compra de los últimos dos barcos, -sin tangones- es de una desproporción de la administración que no tiene sentido, siendo el langostino la principal especie generadora de exportaciones y descargas del mar argentino, con una pésima administración de quienes conocen de investigación pero muy poco de política pesquera y mucho menos de diseño de buques.
Los barcos del INIDEP no tuvieron la productividad de días de navegación o de investigación en el Mar Argentino como ocurriera en años anteriores, pero el deterioro lógico por cuestiones obvias le jugó una mala pasada para que zarparan e hicieran los estudios correspondientes sea en merluza, u otras especies no cuotificadas. El colmo fue la especie calamar que siquiera hicieron una sola campaña en el año.
Todo organismo del Estado tiene su costado burocrático, y eso también conspiró (sumado a la poca voluntad de algunos pícaros) para que, con poco espacio en los diques para reparación, hicieron una combinación casi letal para que no se pudieran igualar al menos campañas anteriores.
Ahora bien. ¿Es necesario que un Instituto Nacional, con empleados estatales, con una estructura que se estaba expandiendo a otras provincias con litoral marítimo? ¿Cuán importante puede ser que se estudien las especies comerciales (entre otros estudios) para mantener la biomasa y no pescar de forma indiscriminada y se cuide el recurso pesquero?
Las respuesta también se llenan de obviedad, entonces lo que hay que objetar es a quienes tienen “en la mira” al INIDEP, por la simple y sencilla razón de que desconocen en principio, de que se estudia, cómo se hace cada proceso y la vital importancia de estudiar lo que se va a pescar, lo que se pesca y lo que se deja de reserva para consolidar la base de reproductores que den sostenibilidad al caladero futuro. Ahí es donde empieza el círculo productivo de la pesca argentina.
Seguramente el Estado Nacional tendrá cosas que revisar, como en cada estamento y que las instituciones, cualquiera que fuera, no sean nichos donde se refugien militantes de cualquier partido ni sea la moneda de cambio por haber colaborado en campañas proselitistas.
Lo que también deberá revisar el Estado que no se puede borrar de un plumazo lo hecho, y mucho menos, ante el vencimiento de contratos de trabajadores, hacer “borrón y cuenta” nueva, sin saber a ciencia cierta que hacían esos empleados de la Argentina y cuál era su aporte al desarrollo nacional. Cuanto menos se lo podrá calificar de injusto para empezar.
Que algunos han “sacado chapa” asesorando (y cobrando) al INIDEP y su aporte fue minúsculo o nulo, también es cierto, pero acá hay que explicar y dar respuestas a otras situaciones.
No en vano desde organismos internacionales consultan a diario las investigaciones realizadas por nuestro país (porque en definitiva eso también es el INIDEP) donde se posee entre otras cosas, una biblioteca con material invalorable y con personas dispuestas a responder las consultas de empresas, trabajadores y estudiantes.
No se puede dejar de valorar el trabajo que hacen los investigadores y científicos, en cualquier área, con un apasionamiento único por conseguir resultados a conciencia y así, en el camino que se debe transitar, asesorar a las autoridades llamese Subsecretaria de Pesca o el mismo colegiado legislativo, el CFP, organismo que mediante resoluciones y Actas generan la normativa para la sostenibilidad y sustentabilidad del caladero, informando de lo que sí se puede hacer y de lo que no, porque compromete el futuro de la pesca.
Tampoco se debe haber estudiado que el Instituto estuvo prácticamente diez meses sin presupuesto para llevar adelante reparaciones en barcos por ejemplo. Sería como un borrar con el codo lo escrito con la mano, después de 50 años de investigaciones y de gente que dejó su vida leyendo, embarcándose, estudiando, destrozándose las manos para que el INIDEP sea no solo un orgullo para muchos, sino también para que desde otros países sea un punto de gran referencia del amplísimo FAO41 del Atlántico Occidental.
No obstante, hay que destacar la labor de la última gestión, de su cuerpo directivo, la Jefatura de la Dirección Nacional de Investigaciones, Dra. Claudia Carozza , la Directora de Pesquería de peces, Dra. Analia Giussi, y el propio Director, Lic. Oscar H. Padín, que sin contar con el presupuesto necesario y habiendo recibido los buques de investigaciones al borde de no tener Certificado Nacional de la Seguridad para la Navegación, y situación del personal en estado calamitoso de sueldos, pudo llevar decorosamente adelante una gestión pulida y honesta. Además de jefes de departamentos de pesquerías (crustáceos, merluza, calamar, bycath, bentónicos, invertebrados y ambiente marino y especies pelágicas), como así también de Buques, como el Cap. Alejandro Latte entre otros.
Es notable, el enorme esfuerzo del sector administrativo y operativo para sostener y levantar los buques. Sin investigadores especializados en ciencias del mar no hay INIDEP y sin soporte logístico y administrativo, no hay manera que los científicos cumplan sus programas de trabajos de investigaciones con eficiencia.
En la finalización de mandato, el Director Lic. Oscar Padin, dejó la memoria de gestión 2020-2023 donde hace un análisis del total de estos últimos años al frente del Instituto.
Cuanto menos la situación merecería un estudio profundo y dedicado, consultando a especialistas para saber realmente cuán necesario es este Instituto para desarrollar una actividad pesquera sostenible y sustentable.
Del mismo se han desarrollado notables avances, como la implementación de dispositivos de selectividad que fueron base para evitar capturas juveniles de especies, con el desarrollo del Ing. Rubén Ercoli y equipo de investigadores que han sido fieles representantes en pesquerías de Nicaragua, Costa Rica, Perú, Ecuador e innumerables paises, como representaciones argentinas en los principales institutos de investigación marina del Reino Unido, Noruega, Alemania y Francia entre otros.
El inidep ha contado con referentes mundiales de la talla del Dr. Víctor Angelescu, Dr. Enrique Boschi, la Dra. Maria Isabel Bertolotti y el Dr. Daniel Bertuche.
La situación ha llegado casi al extremo a los trabajadores de todas las áreas, donde se muestran angustiados y preocupados, no sólo por la continuidad de su fuente laboral (al fin y al cabo son profesionales altamente capacitados) sino que se tiraría –justamente- por la borda, cincuenta años de estudios y progresos que dieron fundamento al pilar biológico dentro de la Ley Federal de Pesca, entre otras cosas.
El próximo lunes los trabajadores a los que no se les renovó el contrato, más otros que se encuentran en una situación incierta, harán un abrazo solidario a la sede del señero INIDEP; recordando a las actuales autoridades, que decisiones electorales populares llevaron a sumergir al país en 20 años de retroceso, que sin dudas, tienen un impacto altísimo, y del cual algunas instituciones, recibieron por añadidura, el mismo desprestigio de dos décadas berretas a la que Argentina debió atravesar.