Uno de los pocos residuos que el sector no aprovecha para la elaboración de harina, hidrolizados o ensilados es el proveniente del proceso de salado-madurado de la anchoíta.
La clave está precisamente en el contenido de sal que acumula la especie en la industrialización. Se estima que unas 7 mil toneladas por año son desechadas. El destino de este potencial subproducto es el predio de disposición final a cielo abierto.
Con el objetivo de impulsar un mejor aprovechamiento del recurso y disminuir el impacto ambiental, desde el Inidep experimentaron el desafío de someter los recortes de cabezas y vísceras a un tratamiento de desalado.
En principio, los resultados son alentadores: “Los residuos de anchoíta-salada sometidos a un proceso sencillo de desalado presentan componentes con altas propiedades nutricionales”, concluye el Informe Técnico 3/15, al que accedió Pescare.com.ar.
Los investigadores fundamentan la posición tras haber comprobado el importante contenido proteico y el porcentaje de lípidos con altas concentraciones de ácidos grasos omega-3, principalmente DHA y EPA, obtenidos.
“Estas características los hacen sumamente interesantes para reintegrarlos a distintos ciclos productivos”, agrega el trabajo elaborado por Elena Massa, Marina del Carmen Vittone y Emilio Manca, de la Dirección de Información, Operaciones y Tecnología.
Etapas
El residuo en la elaboración de anchoíta salada-madurada, vale recordarlo, se origina luego de las etapas de descamado, lavado, presalado y descabezado.
Sin embargo, sometidos luego a un tamizado inicial en malla de 10 mm y posteriores lavados por inmersión con agua destilada, el tenor salino disminuye notoriamente y podrían volver al circuito productivo, de acuerdo a la conclusión aportada por el instituto.
“Con el tamizado inicial se eliminó un porcentaje 20-23 por ciento de sal (…) En tanto, la concentración de cloruros disminuyó significativamente con los lavados, llegando a un porcentaje 0,38 ± 0,03 por ciento en muestras que fueron sometidas a cinco ciclos de lavados”, se explica en el informe.
Incluso, con resultados favorables, los cambios en los componentes químicos mayoritarios durante el proceso de desalado fueron comparados con la composición de la anchoíta entera, cabezas y vísceras sin salar.
Por año, la industria local desecha siete mil toneladas. Sin embargo, un estudio del Inidep señala que sometiéndolos a un desalado se podrían reintegrar a distintos ciclos productivos.
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