Por tradición, la demanda de plaza crece en las semanas previas a la Pascua. Como casi en ningún otro momento del año, el efecto Semana Santa tracciona el consumo de pescados y mariscos en supermercados y pescaderÃas.
Sin embargo, en este 2018 la comercialización se vio afectada por la menor disponibilidad de materia prima en las plantas de procesamiento, principalmente merluza. La variable estuvo acompañada de valores en considerable alza.
“En relación a otros años, la venta se ha mantenido y en algunos casos ha bajado. Por lo que he hablado con colegas, algunos vendieron menos. El aumento de precio en las últimas semanas generó mucha incertidumbre en los operadores a la hora de comprarâ€, evaluó el titular de la firma 27 de Noviembre, Fernando Mellino.
Según pudo Pescare.com.ar, el supermercado Coto dejó de comprar fresco y priorizó el congelado, aún cuando semanas atrás preveÃa el envÃo de más carga. En el caso de Jumbo, optó por acordar con el proveedor una reducción de márgenes.

“Este año fue fuerte el aumento del precio del pescado (pagado en banquina). En el caso de la merluza se vio un aumento del 75 por ciento. Nos parece desmedido el incremento. A nosotros como industria nos afectaâ€, expuso Mellino.
Sin embargo, el empresario reconoció que debido a la fecha, determinados barcos pudieron haber entrado incompletos para cumplir compromisos previamente asumidos o complementado la bodega con algo de raya y abadejo. Esto impactó sobre los valores.
Por otro lado, buques grandes del segmento con capacidad de entre cuatro y siete mil cajones, como «San Andrés Apóstol», «Santa Bárbara», «Virgen MarÃa», “Ur-ertzaâ€, “Margotâ€, “Mellino I†y “San Jorge Mártir†se encuentran en reparaciones. Ese factor también contribuyó a disminuir el flujo de mercaderÃa.

“Algunas plantas no tuvieron la cantidad y cuando llega Semana Santa la empresa necesita el corte de todos los dÃas. Si se pierde un dÃa de corte, al otro dÃa no se puede cortar el doble. La capacidad sigue siendo la misma. Perdés ese dÃa de corte y ese dÃa de ventaâ€, explican en el medio.
Como contrapartida, se comercializó mucho más congelado que otros años. No necesariamente hubbsi, pero ante la falta de pescado fresco, el mayorista o la pescaderÃa se inclinó hacia el rebozado, el filet de abadejo o el filet de lenguado congelados. La alternativa, además, facilita el manejo de eventuales stock remanentes tras este pico de consumo.
De todas maneras, cuantificar la demanda del mercado interno sigue siendo una tarea compleja. El sector carece de estadÃsticas oficiales que midan, por caso, la ingesta anual promedio de los argentinos. Se calcula, por las últimas mediciones de mediados de 2000, que estaba entre 8 y 9 kilos per cápita. De esa forma, tampoco se pueden plantear objetivos.
Acciones de promoción
Sà asoma por parte del Ministerio de Agroindustria de la Nación algún intento de promocionar el consumo de pescado a través de las redes sociales.
«Desde el año pasado convocamos al sector privado y armamos una mesa para promover el consumo interno. Dentro de las ideas que se manejaron fue que los dÃas 19 de cada mes se consuma pescado», detalló Marcela Ãlvarez, coordinadora de Promoción del Consumo de los Recursos Vivos del Mar en la SubsecretarÃa de Pesca.
“Toda campaña que se pueda hacer es buena, todo ayuda; pero no tiene un resultado palpable, ni mensurable. No hay forma de medirloâ€, consideró Mellino.
Las plantas que abastecen el mercado interno sufrieron el menor flujo de materia prima y un considerable aumento de precios.
