Es cada vez más delicado el estado biológico del abadejo. La preocupación por el recurso volvió a instalarse en el Consejo Federal Pesquero mediante un informe del Inidep que analiza la evolución de la pesquería.
El trabajo elaborado por los científicos advierte que hay motivos para inquietarse. Aunque los consejeros no dejaron trascender datos concretos, la curva descendente de la especie se ve reflejada en los desembarques de los últimos cinco años.
Se pasó de 16.276 toneladas en 2011 a 5.238 en 2015, según datos oficiales. Durante el primer semestre de este 2016 se descargaron 2.080 toneladas, con lo cual es probable que siga cayendo el volumen capturado por buques fresqueros y congeladores.
Al mismo tiempo, el informe del Inidep sugiere medidas tendientes a recuperar el efectivo a partir de sus características biológicas particulares, fundamentalmente es necesario considerar su baja fecundidad:
• Mantener las restricciones en los cupos de captura por marea y mes de abadejo.
• Evitar la pesca dirigida con redes de arrastre y otros artes en las zonas donde se concentra casi en forma exclusiva.
• Ejercer el estricto control de la Captura Máxima Permisible.
• Reforzar el muestreo y submuestreo de abadejo en la flota merlucera fresquera y congeladora.
“En relación con la recomendación de evitar la pesca dirigida con redes de arrastre y otros artes en las zonas donde se concentra casi en forma exclusiva el recurso, se solicita al Instituto que brinde la ubicación geográfica precisa de los pozos y zonas que podrían ser objeto de tales restricciones a fin de continuar con el análisis y definición de las medidas de manejo”, acordaron los consejeros.
La puesta del abadejo, vale recordarlo, tiene lugar al sur de los 42º Sur, desde diciembre hasta mediados de marzo, fuera de los cañones.
Por medio del análisis mensual de la distribución de sus larvas, se detectaron dos áreas de crianza: del 42° a 47º Sur, desde diciembre a marzo, y al norte de los 42º Sur, en abril y mayo. Los juveniles permanecen en aguas costeras y son frecuentes en el Golfo San Jorge.