No hace mucho el presidente del Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata Gabriel Felizia se lo había anticipado a PESCARE: más allá de las obras proyectadas en los muelles, había una idea y una planificación de modificar lugares de estacionamiento y tránsito interno en varios sectores del puerto marplatense.
Hace poco más de una semana, los obreros de una empresa privada ya habían comenzado a perforar el cemento para colocar los caños que sostendrían las nuevas estructuras, aunque ante la consulta de este portal, negaron la colocación de alambres o similares, aduciendo que a ellos solo los habían enviado a realizar agujeros.
En las últimas horas, varios lugares del interior de la banquina aparecieron con alambres “olímpicos” colocados, y hasta en un sector fueron colocadas concertinas, a una altura aproximada de dos metros del piso.
Las quejas no se hicieron esperar y dos de los referentes de la banquina chica salieron a hacer declaraciones expresando sus quejas ante cualquier requerimiento periodístico.
Por caso Esteban Pennisi (Pingüino) y Carlos Grecco (Pelado) fueron dos de los voceros y los más enojados por la situación, manifestando que la colocación de esos alambres perimetrales lo único que generan es más incomodidad a la operatoria, ya que hay lugares que no permiten la circulación de algún vehículo o el entorpecimiento que causa a los movimientos en el sector lindero a “la terraza” de la banquina chica.
“No podemos poner un guinche, tenemos que hacer toda la descarga a mano, nosotros no podemos perder tiempo con el pescado a bordo, hay que bajarlo rápido y ponerle hielo. En cualquier momento ni siquiera vamos a poder mover los cajones hasta Coomarpes”, dijo “Carlitos”, muy ofuscado.
Casi con lágrimas en los ojos, Grecco manifestó que “quedamos 10 lanchas laburando, a veces podemos llegar a ser 14, parece que nos quieren desaparecer. Desde los 16 años que navego, yo venía de muy pibito a la banquina caminando a esperar a mi abuelo, se bajaba de la lancha y me llevaba a recorrer la banquina, se podía pasar por todos lados, y después salíamos caminando sin problemas”, comentó sin ocultar su emoción.
Al que más ofuscado se lo vio fue al reconocido “Pingüino”, quien rememoró que “estas piedras, este cemento, la arena que está acá abajo, la hicimos nosotros. Nosotros hicimos este puerto. No puede ser que haya tantos impedimentos. Este es nuestro lugar y parece que no nos quieren dejar pasar por ningún lado. Hace más de 50 años que nos manejamos de la misma manera, ahora nos vienen a cambiar todo. Venimos pidiendo que salven las lanchas, ahora tenemos que salir a pedir que salven el trabajo también”.
Desde el Consorcio manifestaron que era algo ya planificado, y lo que se busca es un mayor ordenamiento, para que se pueda identificar a cada uno de los que ingresa y egresa tanto de la banquina chica como del muelle Deyacobbi; pero además, restringir el lugar ocupado por turistas y visitantes que se congregan en espacios reducidos de descargas, que además de obstaculizar los movimientos habituales pone en peligro de siniestros no deseados.
La colocación de decenas de cámaras de seguridad en el perímetro, en el interior del muelle y de la banquina, habría detectado algunas situaciones irregulares, las cuales fueron estudiadas desde el organismo que controla el puerto marplatense, y de ahí la determinación de las modificaciones.
Además desde el CPRMDP argumentaron que fue un pedido de la Prefectura Naval para lograr mayores controles, sobre todo para dar mayor cumplimiento al Código PBIP (Código Internacional para la Protección de Buques), que si bien no involucraría en forma directa a los sectores afectados en este momento, se enmarca en el buscado ordenamiento, sobre todo en la circulación interna y para evitar situaciones como las ya conocidas, donde decenas de trascendidos en varias ocasiones, decían que hasta funcionaba algún tipo de planta de fileteado de manera clandestina en otros tiempos.
Por el momento, el acceso vehicular al sector de la banquina chica y del muelle Deyacobbi, queda circunscripto al ingreso por el puesto de vigilancia ubicado al costado de donde una cooperativa guarda sus maquinarias, en tanto que la salida se puede registrar por el mismo lugar o bien por el puesto a un lado del lugar de atraque del barco de paseo “Anamora”.
Ya no se podrá más estacionar en cercanías del puesto de “Vanguardia” de Prefectura, toda vez que ahí ya está también colocado el alambrado, quedando el sector como zona de maniobras para los vehículos que transportan combustible y que tienen su área de trabajo lindante.
El ingreso y egreso al estacionamiento de SENASA ya no se puede utilizar del modo que se estaba realizando. Por el momento los vehículos ingresan por el puesto de vigilancia mencionado en primer término, pudiendo salir por un portón de alambre que se encuentra detrás de los comercios del paseo comercial, y que carece de todo tipo de control.