En medio de una compleja situación de reacomodamiento de valores, precios internacionales y costos que sufren las empresas primarias extractivas, con caídas pronunciadas en las descargas de algunas especies, el puerto de Mar del Plata decidió apostar al sostenimiento de la actividad productiva evitando nuevas subas en los costos operativos.
El Consorcio Portuario, las empresas de servicios y el gremio de estibadores (SUPA) acordaron posdatar los incrementos en los precios de sus respectivos servicios, postergando el reajuste salarial previsto para marzo y abril. La decisión fue el resultado de un encuentro entre todos los actores del sector, que eligieron la prudencia y el diálogo para no trasladar mayores costos a los armadores, en un contexto económico complejo, adverso y retractivo.

Un gesto concreto en tiempos difíciles
Aunque las cámaras armadoras no lograron retrotraer el precio de la estiba a los valores de septiembre del año pasado como pretendían oportunamente (y era casi una exageración), sí consiguieron un alivio inmediato: el ajuste del 10% previsto para abril quedó en suspenso. “Esperaremos a que transcurra el mes y ver dónde estamos parados”, señaló Carlos Mezzamico, secretario general del SUPA, marcando una señal de acompañamiento hacia las empresas y los trabajadores del sector pero sobre todo privilegiando las fuentes de trabajo del sector que representa.
Este esfuerzo no es aislado. En marzo también se dejaron sin efecto aumentos en los servicios para las ramas de fresco y congelado. Desde enero, no hubo ajustes formales en el precio por tonelada descargada, pese a que algunas empresas aseguran haber enfrentado costos extras puntuales.
Los números reflejan el contexto: hasta el 3 de abril, Mar del Plata registró una caída del 10,8% en las descargas totales y del 51% en calamar, respecto del año anterior. Apenas 19.166 toneladas llegaron a muelle, muy lejos de las 39.321 de 2024.
En contraste, puertos como Puerto Madryn vieron crecer su volumen en un 61%, impulsados por proximidad al caladero. El gremio de la estiba destaca a Mar del Plata como un puerto más barato que el resto y de mejor eficiencia en la mano de obra de su personal, de hecho lo es. Una descarga de un buque potero en Puerto Madryn es un 45% mas cara que en Mar del Plata con la diferencia a favor del puerto local en tiempos de descarga y eficiencia a favor de la misma.
Frente a este panorama, la comunidad portuaria marplatense decidió cerrar filas y coordinar esfuerzos para no perder más terreno. Con la flota operando ahora en el norte —más cerca del puerto local—, se abre una nueva oportunidad para recuperar actividad y potenciar mayor actividad con eficiencia y trabajo, como tiene acostumbrado este segmento de vital importancia para el alistamiento de los buques.
El presidente del Consorcio, Marcos Gutiérrez, fue designado para elevar un planteo al gobernador Axel Kicillof. La intención es replicar las políticas de estímulo que aplicó Chubut con éxito. “Nunca es tarde para reaccionar y presentar la posibilidad de mejorar la situación del puerto y sus trabajadores ”, admitió Mezzamico.

El Consorcio ya dio el primer paso al no aplicar el aumento del 5% previsto para el bimestre abril-mayo en tarifas portuarias, una medida que impacta directamente sobre 136 barcos fresqueros. Y aunque hay dudas sobre el margen político para lograr más beneficios, las cooperativas ya solicitaron que se revisen cánones e impuestos que afectan su operatividad. La estructura de costos bien gestionada será la única salida a un mejor perfil competitivo, es evidente que las cooperativas de la estiba ya entendieron hacia donde buscar mayor rentabilidad.
“ Cuidar el empleo implica tomar decisiones responsables. La estiba no es un costo, es parte de la cadena productiva que sostiene a miles de familias y brinda una trabajo que a veces no refleja la importancia que tiene. Un barco parado dos días más de lo necesario por una descarga ineficiente, genera valores a fin de año que impactan con la economía de la empresa. Estamos para mejorar nuestro servicio siempre ”, afirman desde el SUPA. El congelamiento de tarifas es una señal que, en medio de la tormenta, todavía hay espacio para los consensos, la solidaridad y la acción conjunta. Ese es el camino.