En un escenario marcado por la búsqueda de equilibrio entre la sostenibilidad del recurso, la rentabilidad económica y la demanda internacional, el sector pesquero peruano vuelve a estar en el centro de la atención mundial. La especie bajo observación es la pota o calamar gigante (Dosidicus gigas), cuya biomasa ha mostrado una presión creciente durante los últimos meses.
El Ministerio de la Producción (PRODUCE) sorprendió al anunciar la suspensión de la campaña de pesca de pota el pasado 30 de junio de 2025, una medida que no se tomaba con tal prontitud en años recientes. La razón principal fueron las capturas y desembarques que superaron las proyecciones más optimistas: 421.600 toneladas en apenas seis meses, un 200% más que en el mismo periodo de 2024. Este ritmo acelerado encendió las alarmas científicas y regulatorias, recordando que incluso los recursos más abundantes pueden agotarse si no se administran con rigor.
“Se trata de una señal de alerta que no podíamos ignorar. La sostenibilidad de la biomasa no es negociable”, afirmó el viceministro de Pesca, Jorge Salazar, al explicar la medida.
Lejos de limitarse a una suspensión, las autoridades adoptaron un enfoque técnico y estratégico. Tras intensos estudios de biomasa y la operación científica Calamar Gigante III, PRODUCE confirmó que el recurso, aunque presionado, mantenía niveles saludables y biológicamente sostenibles.
Esta evidencia llevó a una decisión trascendental: ampliar la cuota anual o Total Admisible de Captura (TAC) a 504.000 toneladas y reanudar la faena, pero de manera controlada y por etapas. El cronograma establece que, desde 25 de agosto hasta 31 de octubre, las embarcaciones artesanales, con bodegas limitadas a 20 metros cúbicos, podrán operar con un cupo de 39.984 toneladas.
Posteriormente, del 1 de noviembre al 31 de diciembre, se permitirá una segunda ventana de captura para 42.432 toneladas adicionales.
“Estas cifras no son fruto del azar; responden a un cálculo riguroso que busca un equilibrio entre desarrollo económico y salud del ecosistema marino”, subrayó Rosa Valdivia, directora del Instituto del Mar del Perú (IMARPE).
Este anuncio no solo refleja datos técnicos; es un mensaje para todos los actores de la cadena pesquera: la explotación de la pota, uno de los recursos marinos más valiosos de Perú, debe ser responsable. Las medidas incluyen mayor fiscalización y controles estrictos para garantizar que la abundancia no sea efímera y se mantenga la trazabilidad de la captura.
Cabe destacar que, si se cumple la proyección de 504.000 toneladas, será el segundo registro más alto de los últimos ocho años, superado solo por 2023, cuando se contabilizaron 574.900 toneladas. Los meses de mayo y junio destacaron con 125.000 y 115.000 toneladas, las mejores cifras mensuales en este periodo.
“No se trata solo de pescar más, sino de pescar mejor”, concluyó Valdivia, destacando la importancia de la ciencia al servicio de la gestión y la gestión al servicio del mar.
En un país donde la pesca es sustento y motor económico, esta política representa un enfoque maduro; crecer sin comprometer el recurso.