Vigo volvió a destacarse como el epicentro mundial del debate sobre el futuro de los alimentos de origen marino. En vísperas de la feria Conxemar 2025, la ciudad acogió el XIII Congreso Internacional Conxemar–FAO–MAPA, que reunió a expertos, autoridades y representantes del sector bajo el lema “Aquatic Food = Food Security”.
El encuentro tuvo un doble propósito: celebrar los 30 años del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO y, al mismo tiempo, proyectar los nuevos paradigmas que definirán el futuro de la pesca y la acuicultura en un contexto de transformación global.
Treinta años de un compromiso con los océanos
Desde su adopción en 1995, el Código de Conducta ha sido implementado por más del 90% de las naciones, pero aún persisten desafíos estructurales. Solo el 65,5% de las poblaciones de peces se explotan de forma sostenible, lo que demuestra que la sustentabilidad sigue siendo una meta en construcción.
El subdirector general de la FAO y director de Pesca y Acuicultura, Manuel Barange, recordó que la producción mundial de alimentos acuáticos se duplicó en las últimas tres décadas, superando los 200 millones de toneladas anuales, y que la acuicultura —multiplicada por cuatro desde 1995— ya aporta más de la mitad de esos volúmenes.
Barange subrayó la necesidad de una alianza sólida entre la FAO, el MAPA y Conxemar, y reconoció que “el apoyo de España al organismo ha sido ejemplar”.
A su juicio, los alimentos acuáticos son esenciales para combatir el hambre y la malnutrición, pero su expansión deberá sostenerse en bases científicas y éticas, adaptadas a los desafíos ambientales y socioeconómicos del presente.
Un código que necesita evolución
El coordinador general de la Fundación Fish Nation, Alberto Prieto, sostuvo que “el Código ha sido una herramienta formidable para proteger los océanos, pero necesita adaptarse a los retos actuales”.
Enumeró los ejes sobre los que el sector deberá avanzar: igualdad de género, pesca ilegal, transición energética, contaminación y cambio climático, advirtiendo que “no basta con cerrar zonas de pesca; es necesario incorporar el análisis socioeconómico desde el inicio”.
Las distintas mesas redondas del Congreso giraron en torno a temas clave como el acceso equitativo a las proteínas acuáticas, la innovación tecnológica, la sostenibilidad ambiental y social, y la necesidad de fortalecer la gobernanza de los océanos.
El mensaje fue unánime: la ciencia, la innovación y la cooperación internacional son los pilares para garantizar un futuro sostenible y competitivo para la pesca y la acuicultura.
Uno de los debates más intensos se centró en el declive del consumo de productos del mar en Europa, un fenómeno que preocupa por su impacto cultural y económico.
La especialista en consumo Gabriela Fujita advirtió que “en los hogares con niños, directamente no se consume pescado”, lo que compromete la formación de nuevos hábitos alimentarios.
El economista Fernando González Laxe agregó que “los consumidores dicen valorar la sostenibilidad, pero en la práctica eligen el precio más bajo, incluso si el producto carece de certificación”.
El cambio en los canales de comercialización refuerza esa tendencia: supermercados como Mercadona han eliminado el tradicional servicio de pescadería con atención personalizada, debilitando la relación entre consumidor y producto.
Frente a ello, los expertos coincidieron en la necesidad de reposicionar los alimentos acuáticos a través de estrategias de comunicación ligadas a la salud, la conveniencia y el valor nutricional, así como de promover formatos más accesibles y prácticos.
La batalla por la imagen del sector
El congreso abordó también la percepción pública de la pesca, uno de los retos más complejos del presente. (en especial en nuestro país, donde la percepción de la sociedad hacia el sector en general es muy negativa).
El excomisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella, y el sociólogo francés Jean-Pierre Poulain, coincidieron en que el sector pesquero continúa siendo subvalorado por la sociedad y por los organismos internacionales, pese a su relevancia cultural, económica y gastronómica.
Poulain destacó que, según estudios realizados en Francia, el pescado es el alimento que mayor inquietud despierta entre los consumidores, al vincularse con contaminación, acuicultura y sobrepesca.
“Si queremos cambiar la imagen del sector, debemos cambiar el relato”, sostuvo el académico, subrayando la importancia de una comunicación que responda a las preocupaciones reales del ciudadano.
Vella fue aún más enfático al señalar que “en el Acuerdo de París ni siquiera se mencionó la palabra ‘océano’”, y recordó que la propia FAO omite la pesca en su denominación. “El sector ha hecho grandes esfuerzos, pero sigue sin ser reconocido”, afirmó. Su fórmula para el cambio es tan simple como desafiante: “capturar menos y producir más”, aspirando a un desarrollo comparable al agrícola.
El cierre estuvo a cargo de la secretaria general de Pesca de España, Isabel Artime García, quien destacó la entrada en vigor de los acuerdos de la OMC y del Tratado de los Océanos, destinados a fortalecer una pesca equitativa y sostenible a nivel global.
“Estos instrumentos reflejan los progresos alcanzados, pero también los desafíos pendientes: el cambio climático, la reducción de emisiones y las tensiones comerciales”, señaló.
Artime insistió en la necesidad de garantizar que las importaciones cumplan con los mismos estándares de sostenibilidad que la flota nacional, y en promover entre los jóvenes un consumo responsable que asegure la continuidad cultural y económica del sector.
“La ciencia, la innovación y la colaboración global son esenciales para garantizar un futuro sostenible para la pesca y la acuicultura”, concluyó.
Treinta años después de su creación, el Código de Conducta para la Pesca Responsable sigue siendo el faro moral de la pesca mundial. Pero su verdadera vigencia dependerá de la capacidad del sector para redefinir su narrativa, reconciliarse con la sociedad y equilibrar sostenibilidad, ciencia y equilibrio en un planeta que aún depende del mar para alimentar su futuro.