El Tratado busca proteger la vida oceánica y constituyo el primer marco jurídico mundial para la protección de la alta mar, por el cual se pretende que el 30% de los océanos se convierta en Áreas Marítimas Protegidas, revirtiendo la situación actual que apenas alcanza al 1% en la actualidad.
Días atrás, el destacado abogado y especialista en el tema Dr. Eduardo Raimundo Hooft en diálogo con PESCARE, nos había dicho que “creo que la Argentina debe ratificar rápido la Convención que se aprobó hace dos meses, rapidísimo, porque es de gran interés para la República Argentina, y después crear lo que llamamos ‘parques biológicos en el mar’”.
Desde las ONG manifestaron que el nuevo tratado “introducirá evaluaciones coherentes del impacto ambiental de las actividades humanas en estas aguas, garantizará un reparto justo y equitativo de los beneficios de los recursos genéticos marinos, reforzará la capacidad de los países para aplicar el acuerdo y proporcionará una vía para la creación de áreas marinas protegidas.”
Rebecca Hubbard, quien es la directora de la High Seas Alliance –una asociación de organizaciones cuyo objetivo es tener un frente para la conservación de la alta mar- destacó que “dar un paso más hacia la aplicación de este acuerdo político en el mar al adoptar formalmente hoy este tratado histórico. Ahora los países deben ratificarlo lo antes posible para que entre en vigor y podamos proteger nuestros océanos, aumentar nuestra capacidad de recuperación frente al cambio climático y salvaguardar la vida y los medios de subsistencia de miles de millones de personas”.
Para las organizaciones No Gubernamentales este tratado es una victoria, teniendo como horizonte el año 2030, sostenidos en el concepto que es la oportunidad de recuperar los océanos y que estos puedan prosperar, instando a que se prepare el terreno para el primer conjunto de áreas marinas protegidas que se deben establecer a partir de que entre en vigor el nuevo Tratado.
En el mismo sentido las organizaciones sostienen que este hito es clave, por lo que especies marinas icónicas como las ballenas, los tiburones, las tortugas y el atún, que se mueven en la alta mar, poseen hoy un bajo nivel de protección y quedan expuestas a los impactos de la pesca industrial insostenible, el transporte marítimo y otras actividades del ser humano, de acuerdo a lo que manifiestan.
Una vez adoptado el Tratado, este queda abierto a la firma de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas y posteriormente deberá ser ratificado por los gobiernos nacionales, pero esto sucederá una vez que al menos sesenta países lo suscriban.
“El océano no puede esperar. La adopción de este tratado ha tardado casi 20 años. Durante ese periodo de tiempo, la pesca industrial se ha cobrado un alto precio en alta mar, agotando las poblaciones de peces silvestres y provocando un alarmante declive de las poblaciones de tiburones oceánicos. Las naciones deben ratificar rápidamente este tratado y empezar a identificar zonas de alta mar para su protección inmediata”, sostuvo al respecto Jessica Battle, experta en Gobernanza y Política Oceánica Mundial de WWF.
Además de permitir la creación de Áreas Marinas Protegidas en alta mar, el tratado establece un marco para la evaluación del impacto ambiental en alta mar y llenará los vacíos del actual mosaico de organismos de gestión. El resultado previsto será una mejor cooperación y un menor impacto acumulativo de las actividades en alta mar, como el transporte marítimo, la pesca industrial y la explotación de otros recursos, es lo que se sostiene.
Un Área Marina Protegida es una parte del océano en la que algún gobierno ha impuesto límites a la actividad humana, siendo muchas de ellas permisibles al accedo de manera que no se dañe el medioambiente, mientras que en otras directamente se prohíbe la pesca y en algunos sectores ni siquiera se permite el acceso.
Nuestro país, a través de la Ley 27.490 (Áreas Marinas Protegidas) ha creado nos AMP, una es la denominada “Namuncurá – Banco Burdwood II”, la cual está constituida por las categorías de manejo de Reserva Nacional Marina Estricta y Reserva Nacional Marina, sobre el total de la plataforma continental y las aguas suprayacentes al lecho y subsuelo del espacio marítimo argentino, el cual cuenta con una superficie total de treinta y dos mil trescientos treinta y seis con tres kilómetros cuadrados (32.336,3 km2).
El Banco Burwood es una meseta submarina situada en el Atlántico Sudoccidental a 150 km al este de la Isla de los Estados y a 200 km al sur de las Islas Malvinas. Este banco se ubica en el borde norte de la Placa de Scotia y representa la extensión hacia el este de la Cordillera de los Andes.
En la misma Ley se creó el Área Marina Protegida “Yaganes”, compuesta en las mismas categorías mencionadas la cual cuenta con una superficie total de sesenta y ocho mil ochocientos treinta y cuatro con treinta y un kilómetros cuadrados (68.834,31 km2), la cual se encuentra al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego y contigua al límite internacional con la República de Chile, en el área geográfica del Pasaje de Drake o Mar de Hoces, en el extremo sur de la Zona Económica Exclusiva de nuestro país.
Desde esta editorial tenemos amplias dudas acerca de lo diagramado en la agenda 2030 como en la participación de ONG dentro de las actividades que son áreas netas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación pero compartimos con amplio pluralismo sin segmentar ni sesgar la información a nuestros lectores, por cuanto quienes impulsan esta agenda, las Naciones Unidas, aún no se expidieron respecto a incidentes mucho más severos como el impacto ambiental y ecosistémico del accidente nuclear de Fukushima y el derramado de miles de toneladas de aguas contaminadas al Océano Pacífico, entre otras cosas no menores, por ejemplo.
Como así la extralimitación de atribuciones y competencias de una milenaria actividad como la pesca, por organizaciones que buscan lucros externos a la bandera que defienden en detrimento de la sustentabilidad de los pueblos que de ella trabajan y se desarrollan, como así de la generación de proteínas y alimentos saludables de origen marino para la humanidad.