Hablar con los capitanes de barcos siempre son experiencias enriquecedoras, uno no deja de asombrarse de las vivencias que tienen a bordo que son innumerables y que atraviesan lo insólito. A través de anécdotas se puede pasar de la risa hasta la angustia que pueden transmitir. Justamente esto último es lo que vivenciamos. Al margen de ello, siempre se contraponen hechos prácticos operativos, y realidades de las normas y disposiciones vigentes. Cuando ellas se amigan, sin dudas se pesca bien, se pesca el máximo posible sin interferencia con la ecología, el medio, la biomasa y así se dice que la pesca es sostenible y sustentable.
A raíz de los hechos acontecidos por el B/P Ciudad Feliz, -vaya paradoja este nombre representativo de Mar del Plata- el día 7 de febrero a partir de las 16:33hs y su orden de vuelta a puerto, desencadeno una saga de información que solo desea ilustrar como se pesca. Ya lo hicieron tripulantes, ahora el Capitan, Sr. Francisco Komatsu quien lleva toda la vida arriba de un barco, precisamente 34 años de sus 52 de edad. Comenzó como tantos, como marinero pero a través de sus ganas de capacitarse llegó a ser capitán en 1995, nada menos que 27 años como patrón.
Hace nueve años que trabaja para la empresa del armador Pascual Iácono, otro hombre del puerto de Mar del Plata, también Capitan de Pesca, que puede tardar más de media hora en recorrer dos o tres cuadras porque todos lo conocen, dialogan con él no solo de pesca sino de la vida en un barrio único en el mundo.
Komatsu, capitán de pesca del controvertido B/P “Ciudad Feliz”, se muestra enojado, indignado, preocupado por lo que ha vivido y tiene que vivir por la sanción interpuesta a la embarcación de la cual es patrón, se presta al diálogo con PESCARE, pero no logra relajarse porque lo que reclama es trabajar, no solo él, sino también su tripulación
“Esto está mal”, arranca su diálogo el capitán del “Ciudad Feliz” Komatsu, sin esperar pregunta alguna.
“La pesca del langostino es un pesca diurna. La zafra desde que comienza hasta que termina abarca dos estaciones del año, invierno y parte de primavera. El sol no sale a la misma hora en invierno que en primavera. ¿Por qué me ponés un horario?. No tienen que poner horario. Tienen que poner ‘pesca diurna’. En primavera el sol se pone después de las 9 de la noche. Amanece más temprano. Cada vez se alarga más el día en esa época”, nos cuenta con sus amplios conocimientos.
“A vos te ponen límites en la duración del día. Límites en la duración del viaje. No te pueden poner un horario de 7 a 19. No estamos en una oficina. Nadie pesca de noche, porque de noche el cardumen se levanta. No tiene sentido porque vas a pescar poco. No se justifica. Además si yo sé que no tengo que hacerlo. ¿Para qué lo voy a hacer? Me perjudico yo, la tripulación, el armador, perdemos todos”.
Le pedimos más precisiones de la supuesta infracción que cometió hace 6 meses y que ahora sale a la luz asombrosamente, Francisco, imperativo pero respetuoso nos cuenta “en agosto el día y no es de 7 a 19 ahí. Nos dicen que la velocidad no puede ser mayor a 3,5 nudos. Mirá si a vos te acusan de asesinar a alguien, primero te tienen que encontrar culpable y después meterte preso. Acá hicieron al revés. En algunos lugares donde pescamos, donde el barco está ‘al garete’, vos estás a 2,5 y hay correntadas superiores a 2 nudos”.
“Desde los organismos de control no saben lo que estás haciendo. Ellos lo único que saben cada 15 minutos tu posición y tu velocidad. Durante el día a veces estoy a 3 nudos y no estoy pescando. Estoy con la red en popa esperando que me bajen el pescado. Después que me bajan el pescado recién ‘largo’, porque a veces hay lances que son tan cortitos y viene mucha captura y no podés hacer lance tras lance, tenés que esperar que te bajen el pescado para no atorarlo, la mercadería hay que cuidarla”, sostiene firmemente.
Le pedimos que nos puntualice el tema de la velocidad que es otra de las imputaciones que tiene la embarcación, “acá en tierra vos podés poner un límite de velocidad a un auto, pero en el mar el buque desarrolla una velocidad máxima, después está influenciado por la naturaleza. Te dejo dos palabras: abatimiento y deriva. El que sabe de esto se dará cuenta de lo que hablo. El que no, es que no está en tema. No conoce nada. A veces vos estás abatiendo a velocidades superiores a 2 nudos y vos estás con la máquina parada. No saben nada”.
“La disposición está mal hecha. Si lo ponés límite a la duración del viaje no le pongas límite a la duración del día. Esto tiene que ser una pesca DIURNA”, se ofusca Komatsu, pero continúa con su explicación y su opinión, “no todos los meses va a amanecer a las 7 y el sol se va a poner a las 19. Vos estás pescando cuando la red está en el fondo. Vos podés estar remolcando la red y no estar pescando, en superficie no lo vas a agarrar al langostino”.
¿Cuánto demora la red desde que usted la larga hasta que llega al fondo, a los 100 metros?
Hasta que la red esté efectiva, se arme, son de 7 a 10 minutos, dependiendo la profundidad. Te lo digo con todo respeto, por vos, por los lectores, por las autoridades: la pesca no es algo exacto. Es todo relativo. Es como venimos hablando con la tripulación, que dicho sea de paso, están muy preocupados porque tienen que estar 30 días en tierra, en la pesca es todo relativo. El que no entienda esto no sabe nada de pesca. Te lo dice alguien que tiene alguna singladura encima.
Ahí se ve que hay una diferencia entre lo que dice la resolución y la tarea efectiva de pesca entonces…
Muchas veces vos navegás con todas las condiciones adversas. A veces lo tenés que recontra cagar a palos al barco para no tener problemas. A veces tenés más de 2 nudos de correntada y si largás a favor ¿qué?, cuando el barco no tiene inercia no pasa nada, pero cuando te agarra un desplazamiento, vos no lo frenás, a veces no lo podés controlar.
El capitán con un dejo de tristeza nos dice “no te pueden dirigir la vida, vos no estás afanando nada, vos estás trabajando y haciendo las cosas bien, no nos pueden hacer esto, porque además de ser injusto, está basado en el desconocimiento de cómo se trabaja en la pesca”.
“Indigna el hecho de que nos hicieron volver, por una sanción por una supuesta infracción de la que pasaron ya 6 meses, nosotros salimos despachados reglamentariamente para hacer un viaje a merluza, aprovisionar un buque para un viaje no son dos monedas, yo lo entiendo también al armador. Nosotros no salimos a boludear. Salimos a ganarnos el mango. ¿A mí quien me paga los cajones que nos faltaron? Estamos hablando de una presunción de una infracción. En un país donde se necesita trabajar te paran una fuente de trabajo. Es una vergüenza, con los años que tengo trabajando en el agua nunca escuché que haya pasado algo así”.
El clima de indignación es generalizado no solo por parte del armador y de algunos que prefieren involucrarse y dar la cara manifestándose públicamente. Los enerva además de las recurrentes multas que van apareciendo, los valores de las mismas, sobre todo que ante la misma infracción, en otras provincias los valores son muy inferiores a lo que ocurre con las de la Provincia de Buenos Aires.
“Soy patrón de un barco que está en condiciones, hace 9 años que estoy en la empresa y siempre me cumplen, pero no solo a mí que soy el patrón, a cada uno que se sube. Tenemos todo. Se rompe algo, se pone nuevo, el barco está perfecto, no te deja a pie nunca. En este país se necesita trabajar y contrariamente no nos dejan trabajar, insólito”, continúa Komatsu con claras intenciones de que su reclamo llegue a todos.
“Acá hay muchas cosas que están mal como te decía al principio. ¿Sabés que está mal? Que todos los funcionarios que se relacionan con la actividad de la pesca, no saben nada”, dice Komatsu sin intenciones de guardarse nada.
“Si vos hacés una disposición o una reglamentación, llamá a gente que te pueda dar una opinión para saber cómo ven las cosas, como no la ven. Que llamen a los sindicatos, al mío, al de marineros, que pregunten como es tal o cual cosa. Una cosa es hacer una disposición y otra muy distinta es llevarla a la práctica. En el mar es todo relativo y doble o triplemente complicado o peligroso que hacerlo en tierra”.
“Si tienen datos cada 15 minutos de posición y velocidad. Tienen solo eso, no saben lo que estamos haciendo a bordo, las condiciones del mar, si hay temporal, si hubo problemas con una red, el mar es algo que para saber de él y de la pesca, tenés que estar ahí. No te dejan vivir. Lamento no tener una ciudadanía extranjera. Sino creo que agarraba la familia y me iba. No es difícil lo que pedimos: queremos trabajar”.
El tema parece inagotable, pero no lo debería ser. Ni chivos expiatorios ni jurisprudencia. Cuando se mira hacia atrás y se rememora a corto plazo, aún resuenan las palabras de un alto funcionario de la pesca que muy acertadamente instaló la frase: “hay que pescar, pero pescar bien”. Evidentemente alguien no escuchó la frase o no la quiso oír, porque no hay sordo peor que aquel que no quiere oír.
Por Gustavo Seira
Fotografías Martin Garay