鈥淢al de muchos, consuelo de tontos鈥 ser铆a la reflexi贸n que alguno podr铆a hacer cuando la mirada es amplia sobre varios temas.
Un gran trabajo de nuestro colega Andr茅s L贸pez Reilly destaca la situaci贸n que se vive en el vecino pa铆s uruguayo, en el puerto de Montevideo, donde medio centenar de barcos abandonados provocan contaminaci贸n visual y ambiental.
La historia cuenta que durante la 茅poca colonial, la postal de la bah铆a de Montevideo era la de un apacible bosque de m谩stiles. Los reyes de Espa帽a manten铆an en la peque帽a urbanizaci贸n adyacente -que se circunscrib铆a b谩sicamente a lo que hoy es la Ciudad Vieja- un intimidante sistema defensivo de murallas y ca帽ones, con el que proteg铆an aquel fondeadero que rivalizaba con Buenos Aires y que a煤n hoy sigue siendo clave para la econom铆a regional.
Muchos de aquellos barcos de madera naufragaron en el puerto y pr谩cticamente nada queda de ellos; pero los cascos de acero no desaparecen tan f谩cilmente con el correr del tiempo. Por eso, se han ido acumulando en la bah铆a, estropeando la postal que alguna vez fue hermosa y que las actuales autoridades portuarias est谩n dispuestas a recuperar. No solo por un tema est茅tico, sino tambi茅n por seguridad y protecci贸n ambiental.
De acuerdo al relato del colega, en los primeros a帽os de este siglo, la terminal portuaria de Montevideo, llegaba a albergar en el Muelle Florida y en las posiciones de amarre 10 y 11 unos 70 buques pesqueros, que utilizaban la terminal como base y realizaban estad铆as prolongadas en las que se llevaban a cabo tareas de mantenimiento post-zafra, cambios de tripulaci贸n y aliste para las futuras salidas a altamar.
En ocasiones y por disposici贸n de los armadores, asociados a temas de siniestros, baja rentabilidad, mal rendimiento u obsolescencia de determinados barcos, se resolv铆a abandonarlos y, en determinados casos, dejar de pagar los proventos portuarios.
A partir de estas situaciones, comenzaron a darse robos en los buques, que en ocasiones provocaban incendiosde partes fundamentales para su operativa. De hecho, entre los a帽os 2005 y 2006 se dieron una seguidilla de incidentes con focos 铆gneos en pesqueros de bandera extranjera, poniendo en peligro a personas y a la infraestructura de la Administraci贸n Nacional de Puertos del Uruguay.
Producto de la falta de inter茅s o presupuesto de los armadores para reparar estos buques, muchos han quedado inutilizables. En vista de que estos cascos suponen un riesgo para trabajadores y otras embarcaciones, se dispuso el traslado al norte del Dique de Cintura para evitar nuevos incidentes, no afectar la operativa portuaria y liberar lugares comercializables. Las tripulaciones de esos barcos olvidados, integradas mayormente por trabajadores asi谩ticos con nacionalidad taiwanesa, filipina, coreana, vietnamita, china e indonesia, fueron repatriadas.
Nuestro colega adem谩s menciona que mientras los buques mantienen v铆nculo con una agencia, se le impone por ley contar con vigilancia propia. Y a nivel medioambiental tambi茅n existen exigencias. La primera es vaciar los tanques de combustible, retirar las aguas negras, grises (procedentes de duchas y lavamanos), de sentina (l铆quidos aceitosos procedentes de peque帽as p茅rdidas en tuber铆as) y todo resto de hidrocarburos. Asimismo, existe la obligatoriedad de colocar barreras flotantes para prevenci贸n y control de derrames de sustancias t贸xicas y peligrosas.
Una vez que las agencias logran formalizar su desvinculaci贸n, los barcos quedan abandonados y comienza una etapa compleja y extensa a nivel judicial. Por las dificultades en los procesos legales, hace alg煤n tiempo se introdujeron cambios en la normativa, para agilizar los tr谩mites y poder disponer el pasaje de esos bienes al Estado.
En una primera etapa, entre 2020 y 2022, una empresa traslad贸 y desguaz贸 cuatro embarcaciones abandonadas. Luego,聽otra compa帽铆a continu贸 con la tarea: entre 2022 y marzo 2023 lleva retiradas otras nueve, totalizando 13 de las 24 incluidas en la primera licitaci贸n.
En primer t茅rmino, si la estructura lo permite, los barcos son adrizados para darles flotabilidad y as铆 poder moverlos. En su defecto, se alivianan lo m谩s posible y se desguazan en in situ mediante pontones y gr煤as. La tarea supone una gran complejidad: previo al corte de toda la estructura met谩lica se debe concretar la limpieza de los distintos restos del casco y retirar estructuras de madera, vidrio, pl谩stico, poliuretano y otros materiales aislantes.
Los pesqueros abandonados tienen entre 45 y 60 metros de eslora (largo) y, en promedio, entre 450 y 500 toneladas de hierro.
Claro est谩 que no es Montevideo o Mar del Plata quienes sufren esta situaci贸n con exclusividad. Por caso, el cementerio de barcos m谩s grande del mundo se encuentra en Casando Bay, frente a la costa de Mauritania, donde 126 embarcaciones se encuentran en el lugar.
Hoy Mar del Plata tiene el mismo desaf铆o que otros puertos. Casi medio centenar de embarcaciones a煤n no han podido ser removidas por distintas razones y que paulatinamente reflejamos a trav茅s de PESCARE. 鈥淭odo no se puede鈥, le dijo un funcionario a este portal. Al menos que algo se pueda decimos desde ac谩.






