Renovar autoridades es en el fondo un testeo ácido, férreo, a una política impuesta y/o consensuada en un modelo de administración y de gestión.
Pues, el mejor modelo de todos es aquel que estuvo expuesto a prueba y a pesar de ella, pudo superarla. Sin depender de quien esté en la función para continuar con el mismo rumbo trazado, consensuado y planificado.
Así se crece y se genera confianza, condición necesaria para la inversión.
Se puede estar de acuerdo o no, es probable; y mucho depende de cada grupo económico, si ha encontrado en el perfil del funcionario, labor acorde o traspié, a la expectativa generada hace cuatro años atrás.
Despedir, por el solo hecho de un cambio de color del partido de turno, hasta puede ser entendible, pero cuando hay continuidad como en la conducción de la Provincia de Buenos Aires, que es, desde donde depende Gabriel Felizia, es casi inexplicable, máxime cuando la gestión en el consorcio fue muy buena, comparada con otras gestiones y con la resolución de los problemas de fondo que el puerto necesita para seguir creciendo.
Vaya si el CPRMDP estuvo expuesto a prueba, que a días del inicio de su gestión la parálisis de la flota por nada menos que el COVID-19 ponía a prueba la dirigencia.
Felizia, era el hombre capaz de administrar los tironeos de muchas fuerzas que interactuaron en el puerto cuando el mismo estaba arrumbado y vapuleado por el COVID-19 en marzo del 2020, siendo leading case para otros puertos pesqueros del país, con sendos protocolos, anteponiendo la salud y siempre buscando el consenso de todos los participantes y, por sobre todo, integrando a cada uno de los participantes, sin dejar a nadie afuera.
Resolvió problemas con una simple pero eficaz llamado telefónico para solucionar problemas de movimiento de personas, tripulantes, maquinistas y capitanes imposibilitados de ingresar o salir de Mar del Plata. El sector político se ha olvidado de eso.
Desde la gestión portuaria, administrar sin recursos es tan complejo como pretender exigir un servicio oro, a costo de lata. Pero no obstante desde el equipo que armó en menos de cuatro años Gabriel Felizia, fue digno, honesto y con una visión estratégica que, el tiempo,-que todo lo muestra-, dirá, si fue bueno o malo.
Desde la planificación y desarrollo del CPRMDP, esta administración introdujo y cementó los pilares para que la pesca sea el eje central de la actividad del puerto, como hace 75 años atrás, pero además, que pueda convivir con una de las dos grandes fábricas de preelaborados de papas como Lamb Weston, cuya decisión es salir al mundo por el puerto local; y que posiblemente contagie y empuje a Mc Cain a abaratar costos de fletes navieros desde Mar del Plata, donde saldrán más de 4400 contenedores por año duplicando el primer año el movimiento actual. No es casualidad que se haya terminado la estratégica vía de conexión logística entre la ruta 88 y la Avda. Jorge Newbery o directamente la ruta 11 para acceder al puerto local.
Por otro lado, gestionando y sentando las bases para que el puerto de Mar del Plata sea el que genere la base logística de la actividad, sísmica por el momento y en un futuro seguramente gasífera petrolera.
Cosas simples que hoy están y en el principio de su gestión no, como poner baños químicos en cada sector del muelle, buscar el equilibrio entre el dinamismo de la pesca marplatense, su política y la intermediación para bajar decibeles entre rudos gremios de muelle y la actividad pesquera.
Destrabar un conflicto de intereses para lograr un armónico trabajo entre las autoridades de la Armada Argentina, comprometida fielmente con los intereses marítimos y el desarrollo pesquero en el mar argentino, poniendo lo mejor para que un varadero se ponga en marcha y desguace barcos, o simplemente para impulsar que cascos abandonados comiencen a desfilar y liberar metros de muelle.
Por qué no decirlo, lodo y material extraído del fondo del puerto era una montaña de basura tapada por nylon, desde hacía más de 8 años. Correrlo era más difícil que desactivar polvo radiactivo de Chernóbil, Felizia, políticamente, lo hizo.
Hoy es una plaza nivelada apta para el desarrollo futuro de cualquier actividad nueva, llámese papas preelaboradas, petróleo, gas o pesca. Durante su gestión administrativa, se han conseguido los fondos para el dragado del canal de acceso al puerto para que otros buques de porte mayor puedan ingresar o simplemente pesqueros de gran calado.
Ordenar cada uno de los sectores del puerto, con la gestión de la Arq. Julia Gasalla fue otro de los tantos logros. Con muy poca difusión, se han construido salas de fileteado con todas las reglas bromatológicas y sanitarias que los entes de contralor exigen, para que material humano desocupado, aprenda un oficio, se incorporen al mercado laboral, y con el producto terminado, brindar alimento a comedores escolares de Mar del Plata y Batán, teniendo un triple objetivo, que las especies capturadas con bajo poder comercial no sean devueltas al mar, y esto es un aporte de la flota amarilla de Mar del Plata, aportando con esa idea del descarte cero, permitir enseñar y generar alimento proteínas naturales de origen marino para centenares de familias necesitadas de verdad.
Como también desarrollar cursos de oficios como soldador, calderero, y tantos otros con salida laboral directa a astilleros locales. Cierra por todos lados. Tuvo poca prensa. Fue mérito de esta gestión administrativa del Consorcio.
Generar los espacios y otorgar derechos sobre tierras fiscales para que los astilleros puedan invertir con 30 años de concesión, marcó un antes y un después para la industria naval como bien lo señalara y agradeciera Domingo Contessi en las gradas del Astillero previo a la botadura del último fresquero.
Hasta una gestión sin manchas, dando todo para que el sector pueda llevar adelante el dinamismo que la actividad impone. ¿Resta mucho por hacer?, sin dudas, pero en grandes rasgos el camino era el transitado.
Lamentablemente desde las autoridades provinciales, la visión es otra. Se analiza la posibilidad que Gabriel Felizia, -quien vino con un auto y se retirara con el mismo (no es poco en la política actual, -y hay que destacarlo-), sea relevado de la presidencia del Consorcio Portuario Regional Mar del Plata, por ahí se esperaban otros negocios ante la tamaña dimensión de lo que es el puerto de Mar del Plata.
Quizá el pecado mas reprochable de Felizia, habría sido ser honesto y no funcional a una política turbia, ya que se lo remueve de su cargo sin causas que justifiquen otro accionar por parte de las autoridades políticas de la provincia de Buenos Aires.
En la mañana, hoy, en una reunión de Comisión Directiva, el propio Gabriel Felizia le comunicó a Directores y a todo su equipo, de su alejamiento, como resultante de directivas informadas por las autoridades de la provincia de Buenos Aires, de quien depende el CPRMDP y su presidencia; así lo comunicaba a nuestro periodista, pasado el mediodía de hoy.
Al entender de armadores consultados a últimas horas de la tarde de ayer, un verdadero despropósito.
Nada más injusto para quien sin promediar sábados y domingos estuvo a la altura de las circunstancias con vocación de servicio y cuya visión geopolítica y estratégica del puerto fue acorde al futuro inmediato que se acerca sin prisa y sin pausa.
«Lamentamos que desplacen a una persona que trabajó para y por el puerto, un tipo honesto al frente del Consorcio. Resolvía problemas que, otros nunca encontraban la solución. En la pesca, en la banquina y todos nosotros, lo vamos a extrañar, acordate de ponerlo con letra mayúscula«, fueron el común denominador de las palabras entre trabajadores de la estiba, varios allegados a gremios marítimos recorriendo el muelle, y un armador, sobre las 11hs, en la sección 5 de la TC2.