Mediante el acta nro. 25 del Consejo Federal Pesquero, luego de la reunión llevada a cabo ayer, jueves 28 de octubre en su sede de Humberto 1º 133 en CABA, el organismo determinó la Captura Máxima Permisible (CMP) en referencia a la Centolla (Lithodes santolla).
Esta determinación del CFP, en la Unidad de Ordenamiento Sur, corresponde a la especie Centolla, para la temporada de pesca que se va a desarrollar entre lo que resta de los años 2021 y 2022.
El CFP dejó plasmado en el acta nro. 25 para el área Sur lo siguiente:
- Zona S I: seiscientas sesenta toneladas (660 toneladas)
- Zona S II: ciento ochenta toneladas (180 toneladas)
- Zona S III (correspondiente a la Provincia de Santa Cruz): ciento cincuenta y cinco toneladas (155 toneladas)
- Zona S IV (que corresponde a la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur): cincuenta toneladas (50 toneladas)
El Director Nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera y Presidente Suplente del Consejo Federal Pesquero, Dr. Julián Suárez, en referencia a este tema, sostuvo que “en función de lo dispuesto en el Consejo Federal Pesquero respecto de la Captura Máxima Permisible (CMP) de la especie Centolla (Lithodes santolla), nos reunimos junto con la representante y Subsecretaria de Pesca de la Provincia de Santa Cruz, Sra. María Lucrecia Bravo y, el representante y Secretario de Pesca y Acuicultura de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, el Sr. Carlos Alfredo Cantú, y determinamos la distribución equitativa, entre las provincias y la Nación, de los cupos de captura entre los buques autorizados en cada una de las zonas del Área Sur.
Dicha Área es explotada por los Buques Pesqueros “Tango I” (Mat. Nro. 02724), “Tango II” (Mat. Nro. 02791), “Cristo Redentor” (Mat. Nro. 01185) e “Iglú I” (Mat. Nro. 01423), los cuales deberán dar cumplimiento a las medidas de manejo de la especie y a lo establecido mediante la Disposición DNCyFP nro. 1/2021, a través de la cual se reglamentó el marcado de trampas obligatorio para las capturas realizadas en jurisdicción nacional”.
Con esta determinación se sigue en el buen camino para la captura de una de las especies de más alto valor en los mercados internacionales, apuntando a un producto gourmet PREMIUM por excelencia y como hemos mostrado hace pocos días a través de PESCARE, estos bentónicos están cerca de una certificación que podría modificar favorablemente la apertura de nuevos mercados, como así también un empuje en los valores de comercialización.
https://www.pescare.com.ar/centolla-camino-a-la-certificacion/
Recordemos, que la pesca comercial de centolla en el Sector Patagónico Central (SPC) comenzó a desarrollarse en el año 2004 a partir de una operatoria establecida por el Consejo Federal Pesquero (Res CFP Nº 15 y Nº 16/03). Hasta el año 2008, esta pesquería estaba integrada por un único buque centollero; a partir de ese año y gradualmente se fueron incorporando nuevos buques y en 2015 se alcanzó un máximo de 5 congeladores. Cada uno de ellos tenía permiso para pescar con un número máximo de 4.500 trampas. Desde sus inicios esta pesquería cuenta con la presencia constante y obligatoria de observadores a bordo, lo que permite disponer de una detallada fuente de información sobre la dinámica espacial de las capturas y el esfuerzo pesquero. Por otra parte, los observadores recolectan datos biológicos de la fracción comercial así como de la captura que es descartada. Esto constituye la principal fuente histórica de datos para realizar el seguimiento del efectivo.
Desde hace años, los referentes pesqueros de las provincias de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur junto con Santa Cruz, llevan adelante una tarea delicada, ya que por un lado la biología y ciencia a través del INIDEP, y por otro quienes imparten la política pesquera de esas provincias, con el CFP, trabajan para buscar la mayor captura de la especie, controlando siempre el stock del caladero y evitar un indeseado impacto sobre la pesquería.
La centolla (Lithodes santolla) y el centollón (Paralomis granulosa) son las dos especies de crustáceos que se pescan actualmente desde el norte del Golfo San Jorge, hasta el Canal Beagle, esta última, a través de la flota pesquera artesanal utilizando trampas de fondo (pesca pasiva) fuera de la veda temporal.
Ambas especies se caracterizan por su crecimiento lento, llegando a la etapa reproductiva aproximadamente a los 5 y 10 años de edad, respectivamente, por lo que el cuidado de la pesquería desde la óptica de la sustentabilidad del recurso, tiene aval suficiente con dos pilares como son Carlos A. Cantú y María Lucrecia Bravo.
Por Gustavo Seira