El Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe confirmó recientemente que el tripulante de origen ceilandés del buque Ina-Lotte, actualmente anclado en el puerto de San Lorenzo, padece varicela y no viruela del mono, como se había sospechado inicialmente.
Esta embarcación, procedente de Brasil y de bandera liberiana, fue objeto de alarma tras reportarse un caso con sintomatología compatible con la viruela símica (Mpox). El paciente, que permaneció en aislamiento dentro del buque mientras se aguardaban los resultados de las pruebas, finalmente fue diagnosticado con varicela, una infección viral que también provoca erupciones cutáneas.
A raíz de esta situación, se activaron protocolos sanitarios que incluyeron la evaluación médica del resto de la tripulación y medidas preventivas en consonancia con el protocolo de emergencia de salud pública de interés internacional (ESPII). A pesar de la preocupación inicial, el barco no fue puesto en cuarentena; sin embargo, se le denegó la «libre plática», lo que impide que pueda realizar operaciones de carga o descarga en el puerto.
Este caso se contextualiza en un clima de alerta internacional por la viruela del mono, decretada como emergencia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado 20 de julio, debido a su propagación en más de 70 países. No obstante, en Argentina, las autoridades sanitarias han señalado que la mortalidad por esta enfermedad es baja y mayormente vinculada a personas con comorbilidades. En la provincia de Santa Fe, hasta la fecha, se han registrado dos casos de viruela símica en 2024, ambos en Rosario.
Especialistas del Ministerio de Salud han subrayado la diferencia entre la viruela símica y la varicela, explicando que, aunque ambas pueden presentar lesiones cutáneas, sus modos de transmisión son distintos. Mientras que la varicela se propaga a través de gotículas respiratorias, la viruela del mono se transmite principalmente mediante contacto estrecho y por vía sexual.
Este episodio refleja la sensibilidad pública frente a enfermedades virales, exacerbada por la experiencia reciente con la pandemia de COVID-19, lo que generó temores que, aunque comprensibles, deben ser abordados con información clara y basada en evidencias.