En los muelles de Mar del Plata, el principal puerto pesquero de Argentina, la actividad es incesante. Desde las primeras horas de la madrugada hasta entrada la noche, un flujo constante de barcos cargados de pescado fresco, listos para ser descargados y procesados, caracteriza el ritmo vertiginoso que es esencial para mantener la cadena de suministro que abastece tanto al mercado local como a la industria exportadora.
Los grandes congeladores descargando con destreza de mano de obra capacitada y eficiencia, y pesadas grúas que aportan al llenado de varios camiones semirremolques que llevan a distintas plantas de industrialización para su procesado posterior.
El proceso de descarga de pescado en los muelles de Mar del Plata está meticulosamente sincronizado, aunque el ambiente de trabajo en algunos muelles no es el óptimo, para su clasificación tratándose de productos cuya materia prima tiene como destino final el consumo humano.
Lobos y aves marinas, tan sobreprotegidas por medioambientalistas y proteccionistas que no se los ve en los muelles limpiando y haciéndose cargo de las joyas defendidas, otorgan un panorama sombrío e inoportunamente indeseable por tratarse muchas veces de cajas que son para exportación directa, principalmente en la sección 13ª del espigón 3.
En su control, deficiente por su higiene, se es tan estricto desde lo sanitario y bromatológico en algunas plantas puntuales de procesado, pero tan laxo a la hora de los primeros desembarques, en muelles que muestran el deterioro de años de trabajo con falta de mantenimiento, al menos para el sector pesquero, porque para el offshore se han mejorado sustancialmente espacios que eran, hace poco, inutilizables y oscuros.
Los trabajadores portuarios, con habilidad y destreza adquiridas a lo largo de los años, manejan las operaciones con una eficiencia encomiable, garantizando que el pescado sea trasladado rápidamente desde los barcos hasta los camiones a veces refrigerados para cargas que arriban casi terminadas desde bodegas de congeladores.
La fluida descarga de pescado no solo es fundamental para la economía de Mar del Plata, sino que también tiene un impacto significativo en el empleo y la vida de los habitantes de la ciudad. Miles de personas dependen directa e indirectamente de la industria pesquera, desde los pescadores y trabajadores portuarios hasta los empleados de las plantas procesadoras, comerciantes locales y plantas exportadoras.
Por eso, el miércoles pasado, casi sobre la medianoche, estuvimos en el muelle viendo la descarga del BP Virgen María, mientras promediaba la apertura de la bodega de proa, hablamos con Carlos Saravia, un veterano trabajador portuario, comenta: «Llevo más de 25 años en este puerto y he visto muchos cambios. La tecnología ha mejorado para otras actividades, pero nuestros guinches son irreemplazables, las descargas son milimétricas y se trabaja con exactitud, descargas enteras sin una sola caída de una lingada, pero por sobre todo evitando accidentes «, nos decía en la descarga del Virgen María, ya entrada la madrugada del viernes, mientras contemplábamos cajones de merluza mediana, muy fresca y muy bien trabajada.
Conversamos con Santos Celestino, (conocido en los muelles como «Santi«), Jefe de la descarga, explicaba que «el pescado llega muy bien, vino vivo, muy bien trabajado, fijate que cada cajón está bien peinado, la descarga demandará unas 5 horas, al finalizar, seguro a las 2 de la mañana, se limpia todo, bodega completa, cubierta principal y muelle (escribí, «muelle», porque somos unos de los pocos que limpiamos el muelle antes y despues de cada descarga); y en la mañana, hoy viernes, se provisiona de hielo, cajones, combustible y víveres. El barco está listo para volver a salir en menos de 72hs, esta eficiencia es producto de esta gente (haciendo referencia a la cooperativa de descarga que alista el buque), y muchos años de trabajo que nos permiten ser competitivos, eficientes. Acá cada uno sabe el trabajo que tiene que hacer, mientras miraba el neto de la balanza sabiendo que cada cajón estaba por debajo de los 35 kg de merluza«.
La fluida descarga de pescado en los muelles de Mar del Plata es un ejemplo de cómo la tradición pesquera se ha adaptado a los tiempos modernos, combinando experiencia, tecnología e higiene, y un enfoque sostenible para garantizar la continuidad de esta vital industria pesquera y procesadora.