Varios gremios portuarios del sur del país que tienen asiento en Puerto Deseado en la provincia de Santa Cruz, pactaron una reunión con el Dr. Carlos Liberman para, una vez más, hacerle el pedido.
De acuerdo a lo que pudo conocer PESCARE se llevó a cabo una reunión en las dependencias de la Oficina de Empleo Municipal de Puerto Deseado, en la cual estuvo presente la subsecretaria de pesca santacruceña Lucrecia Bravo, el Coordinador de la Unidad Ejecutora Portuaria Víctor Barrientos, la intendenta de Puerto Deseado Mónica Vila, como así también funcionarios municipales y provinciales.
El pedido directo y concreto será para que las empresas armadoras en su conjunto, descarguen los barcos que tienen asiento en Puerto Deseado, lo hagan en el puerto santacruceño para así dar garantías que no exista “fuga” de jornales hacia otros puertos.
Fuentes cercanas a nuestro portal admitieron que de ninguna manera sería factible, ya que no se puede obligar de manera compulsiva a las empresas a ingresar a Puerto Deseado, toda vez que los permisos de pesca que poseen son de carácter nacional y se encuentran amparados por la Ley respectiva para poder realizar sus descargas en el puerto de conveniencia, de acuerdo a la zona de pesca donde se encontraron trabajando.
“Buscamos que se dialogue, no hacer las cosas de manera obligada. Se va a plantear la situación por supuesto”, confió la misma fuente.
Preocupante es sin dudas que desde el sector gremial dejaron entrever que si no se cumple con su exigencia, tomarán medidas de fuerza, incluyendo la paralización del puerto deseadense.
Las respuestas seguramente comenzarán a llegar recién la semana próxima, ya que las máximas autoridades de la Subsecretaría de Pesca se encuentran finalizando su periplo por España, puntualmente tras la concurrencia en la “Expo Sea Food Barcelona”.
Ahora bien, pensemos en este escenario: cada puerto exige lo suyo. Días atrás lo hizo Mar del Plata también a través de la estiba. Ahora Puerto Deseado. ¿Quién sigue? ¿Comodoro Rivadavia? ¿Puerto Madryn? ¿Rawson? ¿Camarones?, por mencionar solo algunos, que si se accede al pedido, generaría más conflicto que solución.
Siempre se brega por la unión del sector pesquero. Cada día y a todas luces se nota aún más la brecha, donde se juega más a “las escondidas” que a una confraternidad laboral, que sí existe, pero solo en los discursos políticos, gremiales y empresariales. El consabido “cada cual para su abuela” sigue siendo la moneda más corriente en la pesca.
Uno de los políticos y militares más destacados de la antigua Roma, Julio César, tenía un pensamiento muy claro: “Divide et impera” (divide y reinarás). Esa es la senda que se está transitando desde hace décadas.
Es leal decir que si bien hubo atisbos de que la unión en el sector pesquero podía ser posible, hoy está más que nunca vigente una extensa brecha (término acuñado en la última década pero totalmente acertado).
Lo concreto es que los recursos cada día están más lejos -salvo contada excepción en Rawson y sobre recurso langostino-, la pesca pasa por solamente 3 especies comerciales imperantes y el esfuerzo pesquero crece sin frenar su ímpetu. Hoy encontramos los primeros escenarios que llevan al conflicto, pero la realidad es que el sector en su conjunto ha crecido varias veces más rápido que la biomasa en un caladero cada dia mas restringido por vedas y próximamente por Áreas Marinas Protegidas (AMP) y Organismos Regionales de Organización Pesquera (OROP), por cuanto se sienten las primeras fatigas en el cluster pesquero en general.
Merluza chica, lejos de los puertos (por caso hoy se pesca merluza en el paralelo 50-51 impensado incluso para el INIDEP donde había manifestados hace varios años atrás que «la Hubbsi abajo del 49 no habita«); la zafra de calamar casi finalizando una muy regular temporada, en tiempos, calidades y hasta tamaños (SSS desde hace mucho no visto); mientras el langostino aún continúa haciendo picos que de alguna manera compensan la merma en las otras especies, por ahora.
Abrazos, sonrisas y besos no alcanzan si no hay sinceridad. De eso está careciendo el sector. “Si yo salgo a hablar no me da bola nadie más”, nos dice un viejo armador.
¿Esa es la solución? Es la pregunta que nadie quiere responder. “Silenzio stampa”. Nadie queda mal con nadie, pero en el recorrido utilizan alguna “fuerza de choque” como pueden ser colaboradores fieles dispuestos a inmolarse por personas que carecen de algo fundamental: escrúpulos.