Un oficio que se va perdiendo. Son pocos los que realmente conocen de qué se trata. Aún quedan aquellos que tienen ganas de enseñar un noble trabajo como el de “redero”.
Claro que la tecnología que avanza a pasos más que agigantados ha puesto sus ojos en aquello que veíamos décadas atrás en las propias veredas de las calles del barrio Puerto, Villa Lourdes, Termas Huincó, Colinas de Peralta Ramos, donde portones de casas marplatenses permanecían abiertos y donde esos “gringos”, con sus ásperas manos, arreglaban sus redes como lo pueden hacer hoy también en la propia banquina chica. No era esquivo por julio y principios de agosto, ver cómo teñían los hilos de redes claras inmersos en tanino de los pies hasta la cabeza, para confundir pelágicas como la anchoita.
Desde aquellos primeros planos, realizados en 1960 a hoy, la tecnología fue mutando, pero el armado de las mismas, paño por paño sigue siendo una tarea artesanal, que pocos hoy, saben hacer.
Al menos una empresa internacional dio cuenta por un lado de la falta de personal capacitado para reparar redes, y por otro haciendo primar la celeridad antes que la aguda visión de aquellos experimentados. Un problema que no es solo de los puertos argentinos, sino de varios a nivel internacional.
A raíz de esta situación, una empresa vanguardista en tecnología submarina, anunció un nuevo concepto para reparar redes, comenzando a hacerlo a través de la acuicultura.
Por estos días ya han completado un importante avance en el desarrollo de este novedoso sistema de reparación y mantenimiento de redes mediante el uso de ROVs.
Los ROV –acrónimo en inglés de Remotely Operated Vehicle- son máquinas controladas por un operador humano que no se encuentra físicamente dentro del vehículo, pudiendo ser operados por señales de radio o a través de un cable o una línea que conecte la máquina al lugar donde se encuentre el operador. Una tecnología que se viene utilizando hace varios años y que tiene distintos usos tanto en las profundidades del mar como en lagos, lagunas y ríos con distintos fines.
El sistema que ahora están presentando podrá instalarse en varios vehículos de operación remota y permitirá al o los operadores, realizar cierres de extremos descosidos o rotos en las redes, haciendo que esas reparaciones sean definitivas y no provisorias.
Lo han pensado puntualmente para lograr terminar con el problema de las roturas de redes que, sabido es, si no se reparan a la brevedad generan una gran serie de problemas, ya que las roturas se agrandan y no cumplen con su objetivo para la pesca de las especies para las cuales han sido diseñadas.
La empresa que moviliza esta idea ha detectado el daño económico que se le presenta a los armadores, pero además provocan un daño ambiental, ingresando en las artes de pesca especies no buscadas o no tenidas como pesca objetivo.
De acuerdo a lo señalado por sus creadores, con este sistema, “habrá un gran aumento en la eficiencia de estos trabajos, logrando mantener de mejor manera las redes en buen estado y, por sobre todo, una disminución considerable en la cantidad de accidentes de buceo que ocurren realizando estas tareas de alto riesgo. Gracias a este desarrollo, el buzo puede llevar a cabo otras labores mientras el ROV se encarga de reparar las redes afectadas”, señalaron de acuerdo a lo estudiado en otras latitudes lejanas a nuestro país.
El desarrollo consiste en un concepto que integra diversas tecnologías de punta, en un solo equipo. Además del ROV, el sistema en cuestión está compuesto por tres partes principales, que consisten en: dos brazos eléctricos que juntan los extremos rotos de la red, un sistema de liberación de enganche y apriete, que se asemeja al funcionamiento de una “abrochadora” de escritorio, y por último un marco basculante para operar el sistema independientemente de la posición del ROV relativa a la Red. Con esto, se pretende lograr que el equipo opere de forma precisa y simple, reduciendo los tiempos de acción y costos asociados.
El ROV además estará equipado con sistemas de posicionamiento submarino, que permiten a los operadores ubicar de manera más fácil y rápida los puntos dañados en las redes. Además, el equipo está diseñado para una navegación en ambientes complejos, debido a que cuenta con una estructura protegida para evitar enganches y/o acorbatamientos en sus motores y hélices con cualquier red o cabo suelto.
El proyecto comenzará con la aplicación en la acuicultura, para luego trasladarlo a la pesca industrial y si bien parece muy lejano hoy de los muelles argentinos, siempre hay un innovador y un disruptivo para comenzar a usar tecnología de punta.
Más allá de lo inalcanzable que pueda parecer hoy por los altos costos que tendrá el equipo en dólares, bien está que se siga transmitiendo el oficio manual que conocemos en los puertos de nuestro país y que especialistas “sin escuela”, pudieron llevar adelante con oficio y sacrificio. Todas las apuestas son válidas.
Esta es una primera nota respecto a tan preciada actividad, entendemos que la difusión de algo tan importante como el instrumento que se necesita para capturar diferentes especies, es tan importante como la tecnología a bordo; que dicho sea de paso, tanto ha avanzado, mientras veremos cuáles fueron los avances en materia de redes y artes de pesca, incluso en tecnología de portones para el trimado de las mismas.
Cabe destacar, que cuando analizamos la historia de la pesca, y cómo impactó la tecnología, observamos una gran dicotomía entre las artes de pesca y otras especialidades, sin comparar con máquinas y puente, que la diferencia pudiese ser abismal. Las redes, pueden haber cambiado el tipo de hilo, el peso, la resistencia de los materiales que ayudaron a bajar el diámetro de cada hilo para diferentes paños, pero la esencia de la misma no ha cambiado. Intentamos desde este espacio, comenzar a difundir, el arte del redero, los diseños, la tecnología de diseño, y el propio trimado de las mismas.