No del todo olvidado, el bonito volvió a tocar los muelles de la banquina chica. En coincidencia con el avance del verano, algunas lanchas logran dar con el recurso a “una hora de marcha” de Mar del Plata.
Es una pesca difícil, reconocen las tripulaciones. Los marineros maniobran redes de lámpara en la búsqueda de una especie que se desplaza rápido. Finalmente, los volúmenes que se obtienen son acotados, teniendo cuenta además que apenas sobreviven veintinueve lanchas en el puerto local.
Según pudo saber Pescare.com.ar, durante los últimos días ese estrato de flota logró reunir unos 700 cajones. La demanda en tierra no es firme y el precio se fue cayendo de la zona de los 26 a los 20 pesos por kilo.
Ocurre que las conserveras enfrentan sus propias dificultades, particularmente el aumento de las importaciones de latas con valores que las dejan fuera de competencia. Buena parte de esa producción llega desde Tailandia.
“Está difícil el tema del precio”, expuso uno de los pescadores. Por otro lado, señaló que tampoco tienen demasiadas certezas respecto de lo que pueda durar la zafra: “Pueden ser tres días o un mes más”, dijo.
Desembarques
La estadística señala que los desembarques se concentran en febrero. El año pasado, la Subsecretaría de Pesca de la Nación contabilizó 170,8 toneladas descargadas. Casi en su totalidad, el volumen provino de las unidades de rada/ría durante febrero.
La cifra está demasiado lejos de las nueve mil toneladas de bonito que se obtenían en los sesenta o setenta. Por entonces, unas cincuenta embarcaciones y cuarenta fábricas se dedicaban a su procesamiento.
Como es sabido, en los estratos mayores de flota los armadores se encuentran con varias dificultades para volcarse a los atunes; entre ellas la falta de trabajadores que sepan poner en juego destrezas con las artes de pesca para capturarlos.
Experiencia fallida
Hacia 2009, dos barcos costeros, el “Canal de Beagle” y el “Unión”, intentaron reponer el oficio; pero la iniciativa quedó acotada y termino diluyéndose al no resultar rentable ni para los armadores ni para las fábricas.
En consecuencia, los atunes sigue siendo especies subexplotadas que aparecen por nuestras costas, coincidiendo con un aumento en la temperatura del agua. Esta presencia depende del influjo que pueda ejercer la Corriente de Brasil, según evalúan los científicos. De experiencias anteriores se puede establecer que sin las condiciones del mar son las adecuadas, transitan por una zona comprendida entre 36° y 39°S.
Algunas lanchas logran dar con el recurso a una hora de Mar del Plata y utilizando red de lámpara. Aún con volúmenes reducidos, les cuesta vender el producto.