“Nosotros estamos super conformes con Liberman, pero a veces la voluntad de él trasciende ciertos límites, ciertas líneas que no te deja, te limitan el margen de acción como en este caso, como sindicato, nos traccionan con todos los gremios para solucionar cosas que de pronto -a nosotros nos dictaron una conciliación obligatoria- y nosotros no habíamos hecho nada”, dispara Jorge Frías en el inicio la charla, donde mencionamos que al SIMAPE le había ocurrido algo similar.
Mostrándose satisfecho el referente sindical dice que “a voluntad de querer ayudar, que se lo agradezco personalmente y lo hago públicamente también, a ustedes les consta, no al punto de la obsecuencia como algunos”.
“Pero hay límites en esa voluntad que él tiene de hacer y no nos deja margen de jugar a nosotros. Nos bancamos una conciliación obligatoria que no era nuestra, nos tracciones a reuniones, que nosotros no tenemos por qué estar o no queremos, o no debemos. Los gremios están desunidos. Esto es muy claro. Con esa dinámica de que los que estaban juntos ayer, hoy no están juntos y los que estábamos solos, que éramos nosotros hoy estamos por un sector”, detalló reflexivo y haciendo un análisis desde los años involucrados en la actividad.
Se evidencia que la actividad gremial lo apasiona no solo en su labor, sino también en el estudio de la misma, Frías recuerda otros momentos y lo traslada a la actualidad. “Cuando a vos te reclaman la unidad sindical, la pones en práctica, y se te corren los otros. La Asociación trabajó por la unidad sindical siempre. De hecho nosotros trajimos la Confederación del Transporte. Nosotros tuvimos el primer anexo, la primera seccional de la CATT que hubo estuvo acá en Mar del Plata. Renunciamos a la CATT.
¿Para involucrarse más con la FE.TRA.MAR?
Justamente renunciamos a la CATT para trabajar con la FE.TRA.MAR. Nuestro objetivo es dejar de poner energías en Confederaciones o Federaciones que tienen unos intereses diferentes a los de la pesca, al sector marítimo y tratar de armar un núcleo de gremios que podamos atender nuestros propios problemas acá.
En un principio la FE.TRA.MAR no logró que llegaran gremios vinculados a la actividad portuaria. ¿Cuál es la traba? ¿No comparten los mismos criterios?
No, no se trata de eso. Ocurre que hay gremios como el SOMU, SICONARA, Centro de Patrones, dependen de las Centrales que están en Buenos Aires. Los que están en Buenos Aires necesitan por cuestión política, seguir jugando con las Confederaciones que están en Buenos Aires.
Nosotros no podemos entrar en la vida institucional de ellos. En cambio el SIMAPE, nosotros, el SUPA, Comercio, somos autónomos de centrales, no tenemos que pedir más que el consenso a los afiliados, no a una central. Y esto es lo que hace la diferencia, los otros tienen que pedir y ahí es donde se empiezan a mezclar cosas.
¿Por qué se hace la FE.TRA.MAR? En un principio sorprendió pero tuvo gran convocatoria de inmediato.
Después de 20 años que nosotros estuvimos interactuando con Confederaciones a nivel nacional, hemos observado que tienen tantos problemas que no pueden atender los nuestros. Cuando llevamos los problemas nuestros a Buenos Aires, donde te atiende Dios, no le dan los tiempos. Dios tiene tantos problemas que no te atiende.
Encima una industria que permite tener los salarios que tiene, cuando vos tiras una problemática, de qué no podemos seguir soportando el impuesto a las ganancias y el 60% de los gremios que están en la mesa no pagan ganancias… y el otro 40%, moviéndole un poquito el mínimo no imponible, deja de pagar, te quedas solo, entonces ya tu problema no es escuchado.
Entonces ahí es donde nace que tenemos que armar un frente propio, que somos los que vivimos el problema todos los días, los que lo entendemos, y los que lo debemos atender. Entonces nosotros solucionándolo en vez de llevarle problemas a Buenos Aires -porque esto no es en contra de otra Confederación, de otra Federación- es una más que va a atender sus propios problemas, esa es la consigna.
Pasaron los años y vos en todas las reuniones de secretariados, marchas, te quedas con la manos vacías. Te quedas viendo como gremios hermanos -y en buena hora- soluciona en parte sus problemas, pero a vos el agua no te llega nunca.
¿Ese es el motivo simplemente?
Es por lo que dije al principio, son tantos los problemas que tienen ellos, y la actividad industrial de la pesca es tan desconocida para la mayoría de la Argentina, que no la entienden, que no la pueden interpretar.
¿Y no tiene que ver con algo que hemos hablado en alguna ocasión, que quienes estamos involucrados en estos temas le damos mucha importancia a la pesca, con más de veinte mil personas involucradas en el trabajo, pero en el esquema general del país no representa tanto porque números contra números contra actividades como la del campo, se ve muy menor?
Lo que vos decís es correcto, pero yo te hablo de un escalón más abajo. No te hablo del Gobierno, te hablo de los gremios hermanos. Son los gremios hermanos los que no te acompañan a buscar respuestas porque ellos no entiendan nuestra actividad, me refiero al Estado.
Entonces estamos muy mal…
Claro que sí. Por eso yo, cargándome todos estos años de experiencia, lo que trato de hacerle ver a quienes me acompañan, o me sucedan, es que la Asociación ya le dio el tiempo que tenía que darle a ese sistema, que no es prohibitivo que lo sigan haciendo, pero hay un desgaste físico, económico y demás, que en casi veinte años no nos dio resultado.
Por eso propongo que se forme la FE.TRA.MAR y se empiecen a defender nuestros propios problemas. Hoy tenés cuatro gremios que son autárquicos. Trabajemos los cuatro gremios en función de eso, y si podemos seguir sumando las seccionales, sin que se tengan que afiliar, porque por ahí no tienen la facultad para afiliarse, porque políticamente al gremio como está alineado a nivel nacional con otra Federación, pero si estamos atendiendo una problemática y al gremio que no está afiliado le sirve y le acompaña de costado aunque sea, va a servir, porque le va a servir a la actividad, a la industria.
Frías recordó que una oportunidad, un importante empresario, dijo que “lo único que no se puede comprar es tiempo”. La frase se la dijo Antonio Solimeno y con emoción la repite en la charla con este medio, donde se recorrimos varios temas, una charla de más de una hora, solo calculada por el grabador.
Estaban varios adulándolo –recuerda Frías- porque el hombre ha hecho lo que hizo y tiene un estándar económico indiscutible. Él quiso decir a quienes lo escuchaban “tengo todo, pero tiempo no puedo comprar”.
La charla se realizó días previos al tema coyuntural sobre las liquidaciones con “un dólar a 300”, Frías firme a sus pensamientos nos había expresado…
Esto que consensuó el sector empresario para compensar sus exportaciones, está otorgado por el Gobierno Nacional. En consecuencia, el espíritu del porque nosotros relacionamos nuestro salario al dólar, se debe seguir manteniendo. El mecanismo es el mismo. Si ellos tienen consideraciones para hacer, las debieron haber hecho en el momento en que sí impactaron en ese valor y no ahora reservarse una renegociación con el sector trabajador.
Es una ecuación económica que algunos de los asesores le ha ofrecido a los empresarios, llámese los gerentes de las cámaras, que lo digo con mucho respeto, pero van también autodevaluándose, porque si ellos cumplen funciones -me estoy refiriendo claramente al Dr. Luchetti (Diego) y al Dr. Rivera (Fernando)- y no sé a quién represente, aunque no tenga definiciones o facultades, no podemos negar que existe otra cámara llamada Alfa y que hay un conjunto de empresarios ahí. Como también está UDIPA, y como también está CAFREXPORT que parece que no está, pero está, porque los buques funcionan a través de CAFREXTPOR.
¿Por qué dice que están en devaluación?
Porque no pueden resolver nada, porque cada vez que nos encontramos para una reunión, la postergan, tienen que consultar, y no definen cosas. Entonces con el respeto que me merecen, me parece que como representantes de las cámaras están, insisto, en una devaluación en cuanto a su función permanente, porque la idea de que existan instituciones como los sindicatos y existan cámaras con sus representantes, es para evitar conflictividad y si después terminamos discutiendo todo por afuera, parece que alguien no está cumpliendo la función.
¿Cuál es la diferencia entre las demoras en las zarpadas y un paro?
Yo a las demoras las llamo un acuerdo con las empresas. Porque cuando un sindicato para un buque, la empresa debe hacer uso democrático de las herramientas que existen y procurar que ese buque salga para que el paro se declare de manera legal, porque si vos demoras la salida y el empresario no hace nada para sacar el barco, yo puedo decir que yo no estoy demorando nada, sino que la empresa no está sacando el barco.
Hay una conjunción de entre un una simulación de una huelga, contra un lock out patronal. Es un juego perverso, porque en el medio se dañan a los eslabones más sensibles, que son los trabajadores que menos perciben en esta industria. Se dañan los sistemas como los de obra social, que impactan directamente. Hay una perversidad ahí. Creo que en un escenario como el que viene generando el langostino, hace muchos años, no debería pasar. Esta es una expresión de miserias y de mezquindades humanas que no tienen ya límites.
¿Cuándo habla de escenario habla de la rentabilidad que genera el langostino?
Absolutamente. Hemos estado viviendo años donde se han botado barcos de a dos. Una empresa ha podido votar dos barcos juntos. Deberían decirnos en que tiempo se amortiza un barco. Esto pasa solo en la Argentina. Esto es innegable y en buena hora que se construyan más barcos, más herramientas de trabajo.
Si hay algún gremio que puja y se pone del lado del crecimiento de las empresas, es éste, pero tienen que compartir las ganancias con los trabajadores.
Tenemos un escenario donde hay gran rentabilidad más allá de las discusiones económicas de si el dólar sirve o no sirve. No estamos hablando de perder. Históricamente se dijo que en la pesca no se pierde y los hechos lo demuestran. Hemos tenido tiempos en donde los empresarios han puesto en venta hasta sus bicicletas en un conflicto y cuatro meses después compraron otro barco y no vendieron nada de lo que tenían en venta. En buena hora.
En un escenario donde, repito, dónde la naturaleza y los esquemas políticos de explotación que plantea el Gobierno, te permiten un crecimiento, vos estás discutiendo monedas. Estás discutiendo monedas que lesionan, que generan divisiones, que va contrario a esto de lo institucional, de tener una cámara con representantes que puedan llevar adelante un debate, y terminar consensuando una idea, con dirigentes que tomen decisiones y se hagan cargo de la decisión que toman, porque al ser elegidos se le dio un mandato, un mandato estatutario, el cual deben cumplir.
El dirigente tampoco puede estar haciendo asambleas todo el tiempo, tiene que tomar decisiones y responder por ellas. Si vos en la discusión tenés gerentes de cámara que no toman decisiones, dirigentes que no toman decisiones, vamos a generar un escenario de conflicto y ya sabemos cómo es la pesca.
Dicho de otro modo hoy hay una combinación muy grande de factores aún no resueltos.
Hoy tenemos: evasión fiscal del orden del 70%. Hay empresas que están negreando el 70% del salario. Hay otras empresas que tomaron como uso y costumbre liquidar el aporte máximo de retención. Esto significa que cualquiera puede verificar que los recibos de sueldos de los capitanes no superan los 650 mil pesos, estando en el tope en alrededor de los 642 mil.
Vos ves todos los recibos de sueldo igualitos, como que fueran todos los barcos iguales. Y eso impacta directamente en la recaudación de la obra social, donde el empresario es el que se ahorra la mayor parte, porque entre el aporte y la contribución, la mayor parte está puesta por el empresario. Ahí tenés un conflicto. Otro de los conflictos es cuanto es el valor de la bodega de un barco.
¿Qué pasaría si el empresario determina no salir? Deja sus buques amarrados por seis meses.
Sería fantástico, sería absolutamente fantástico. Haríamos cooperativas con todos los trabajadores, porque el empresario no se tiene que olvidar que tiene permisos transitorios otorgados, no son los dueños de los permisos.
Los permisos se otorgan transitoriamente y cumpliendo las normativas que corresponde, y si a vos te dan un permiso de pesca, es para que produzca, no para que lo tengas parado. El empresario es dueño del barco, no del permiso, y eso siempre suele dar una confusión.
Que haya negocios entre medio es un problema que es ajeno a la letra fría de la ley. El permiso de pesca es para afrontar un recurso y la obligación es de explotarlo, si dejan los barcos amarrados, seguramente surgirán cooperativas y los capitanes harán socios a los maquinistas y los marineros y serán propietarios de los barcos y saldremos a pescar nosotros.
Nosotros perdimos la oportunidad, digo los compañeros míos, de tener un barco propio produciendo para la Asociación.
El Bicentenario fue un buque que la empresa Argenova se lo regaló a la Asociación de Capitanes, porque tantas veces le dije a los empresarios que me decían lo que vos acaba de decir, que me lo den a mí al barco si no le da ganancia.
Un día me llamó un español y me dijo “tú que siempre que estás pidiendo un barco ¿quieres uno?”. Y yo le dije que sí y así apareció el Argenova 8, que le pusimos “Bicentenario”.
Lamentablemente no fuimos capaces de utilizarlo como una herramienta de capacitación, formación y productividad para el buque. No fuimos capaces, pero se puede hacer, ¿cuál es el problema?
Evidentemente desde el lado empresarial no es tan fácil.
Es facilísimo. Lo que pasa que tiene que ocurrir lo que decís vos. Porque este era un solo barco, vos me estás hablando que todos los barcos queden parados. Ahí van a participar todos los trabajadores, no solo los capitanes. Los capitanes no logramos entendernos, incluso yo asumo responsabilidades que no logré hacer que se entienda el proyecto. Hoy el barco no está más, se terminó, pasó.