Sin dudas un referente del mundo de las finanzas, el ex presidente de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos (algo así como el Banco Central) en tiempos difíciles de la década del 90 con plena guerra del golfo e invasión a Irak. Alan Greenspan, actual asesor económico y hombre de vasta experiencia en el mundillo financiero, habló del escenario más probable para este año 2023.
Toma como referencia que para hacerle frente a la inflación, -en junio de 2022 llegó al 9,1% interanual, su nivel más alto en más de dos décadas-, el organismo que El mismo comandara, comenzó a subir las tasas de interés ferozmente, llevándolas del 0% a más del 4%, para enfriar la economía y poner freno a la espiral de consumo que se gatillo pasada la pandemia COVID-19.
Como resultado, no solo la economía comenzó a contraerse, sino todas las variables de la economía real y simbólica de los Estados Unidos de América, y con ella contagió al resto del mundo. No pasó por alto, y aun las empresas exportadoras, manufactureras de la pesca, lo vienen sufriendo, la caída en precios y la fuerte caída de demanda de pescados y mariscos de origen natural y salvaje, trajo aparejado un comportamiento que al momento es una tónica para algunas especies y no marca tendencia, pero de prosperar, se pueden asentar algunas variables y el empresariado argentino goza del trapecio, sin red.
La red, es el sistema financiero argentino, los bancos, una pata de la faz productiva que muchas veces, con el cambio tan fuerte de variables, hace que deba recurrirse a esa posibilidad; hoy, inexistente para las empresas argentinas. No hay crédito, no hay crédito productivo, no hay crédito para recuperar capital de trabajo y mucho menos para inversiones o amortizar en 30 años como es el caso de las principales empresas extractivas primarias, donde las herramientas son los barcos. El esquema de contención o red del trapecista hoy no es tal, no existe; por ende cualquier tropiezo puede afectar seriamente la entereza financiera y económica, que aún hoy, tienen las empresas del sector.
Volviendo a Alan Greenspan, el mismo, alerta de lo que podría ser un año mucho más complejo que el anterior, en principio porque se agotaron stocks, segundo porque se agotó la caja y fundamentalmente porque se prevé que teniendo en cuenta también el desequilibrio comercial por la guerra entre Rusia y Ucrania y los cierres en la economía china para detener el coronavirus, -aún muy latente en aquel país asiático-, Estados Unidos y el resto del mundo poco a poco comenzaron a sumergirse en un ambiente recesivo, contractivo, que bien puede acelerar esta retracción y convertirse en tendencia bajista, de precios y demanda.
Y si bien los últimos dos informes mensuales mostraron una desaceleración de la inflación en USA, Greenspan indicó que no cree que » justifique una reversión de la Fed que sea lo suficientemente sustancial como para evitar al menos una recesión leve por el año que tendremos por delante.
Expresó, además, » Es posible que tengamos un breve período de calma en el frente de la inflación, pero creo que será muy poco y demasiado tarde, este año la economía que se prevé es recesiva, con menor demanda, y con precios que apunten a la baja «.
Según Greenspan » Soluciones no hay muchas, ya que el riesgo de bajar nuevamente las tasas de interés demasiado rápido es que los precios de la economía real «estallen» y se vuelva al mismo punto de partida, dañando también la credibilidad de la FED “.
Otros analistas especializados creen “ que Estados Unidos seguirá atravesando una recesión, que va a contagiar al mundo y que en Europa, el aumento desmesurado de costos para las familias producto de algunos valores de la energía producto del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, hará que el núcleo familiar deberá seleccionar entre gastos extras o pagar la luz, la obra social o el colegio de sus hijos; por eso creemos que el ambiente de precios y mercados puede tender a la baja en precios y volúmenes, el año puede ser muy recesivo en Europa y China «.