Preocupación por la etiqueta ecológica de la Marine Stewardship Council (MSC). Crece la pesquería certificada pero organizaciones sin fines de lucro expresaron su parecer.
El aumento de 499 a 539 de pesquerías certificadas por el MSC –en el período que va desde abril de 2021 a marzo del presente año- de acuerdo a sus propios datos, brindados al cumplir 25 años de su creación.
El aumento de un 5% a 5,985% de las empresas certificadas para suministrar y vender productos del mar, se ve como un signo positivo, pero en número parece escaso para los 46 mil sitios que operan de acuerdo a lo que informó la MSC.
El volumen alcanzado por los productos del mar que se venden con la “etiqueta azul” del MSC se mantuvo en forma estable en 1,25 millones de toneladas métricas en el período que finalizó el último 31 de marzo, si se lo toma en comparación con el año 2021.
Por caso las ventas de atún con la etiqueta del MSC aumentaron un 24% en 2021, mientras que las ventas de alimentos certificados para mascotas crecieron casi un 50%, registrando también un aumento del 39% el volumen de ventas con la etiqueta MSC en el sector de “comidas para llevar”.
Desde la MSC sostienen que “también hubo un crecimiento dinámico en América del Norte, el sur de Europa, Japón y Corea del Sur, con el lanzamiento de nuevos productos y asociaciones con la etiqueta MSC”.
A medida que el MSC continúa en crecimiento, algunas organizaciones sin fines de lucro continúan criticando los estándares solicitados.
Por ejemplo el grupo de campaña “On the Hook” expresó su preocupación porque la etiqueta ecológica del MSC utiliza una definición de sostenibilidad que se basa principalmente en el estado de las poblaciones, que no incorpora los impactos humanos o climáticos de las pesquerías, dijo la organización en un comunicado de prensa.
En una encuesta reciente de “On the Hook” realizada a más de 2000 británicos, el 62% manifestó que cree que una etiqueta ecológica significa que hay un daño limitado o nulo al medio ambiente asociado con la captura de mariscos.
El grupo pensó que una etiqueta ecológica significa que un producto del mar no se capturó utilizando una práctica de pesca de alto impacto, como la pesca de arrastre de fondo, mientras que el mismo número dijo que los métodos que capturan un gran número de especies no objetivo, como tiburones y tortugas, eran no utilizado.
La encuesta de Hook también encontró que el 48 por ciento de los encuestados dijo que una etiqueta ecológica significa que los productos del mar no provienen de una pesquería donde los tiburones son asesinados por sus aletas.
De los consumidores que dijeron que compran productos con etiquetas ecológicas, el 80% dijo que creía que una etiqueta ecológica significa que hay un daño limitado o nulo al medio ambiente asociado con la captura de productos del mar, y el mismo número dijo que significaba que los productos del mar no se capturan utilizando una práctica de alto impacto. , como la pesca de arrastre de fondo.
El 78% de los consumidores consideró que una etiqueta ecológica significa que los productos del mar capturados no deben usar métodos que atrapen accidentalmente un gran número de especies no objetivo, y el 65% cree que significa que los productos del mar no provienen de una pesquería donde los tiburones se matan mediante el aleteo.
El 44% de los consultados cree que una etiqueta ecológica significa que hay emisiones de carbono limitadas asociadas con la captura del producto del mar etiquetado, y el 41% está convencido que una etiqueta ecológica significa que las condiciones de trabajo en la pesca son seguras e higiénicas.
En tanto el 36% de los encuestados cree que la etiqueta ecológica significa que se respetan los derechos humanos básicos, el 36% cree que no se utiliza trabajo forzado o infantil en la pesca y el 30% cree que se pagan salarios dignos por todo el trabajo en una pesquería certificada, abarcando todos los números, algo tal vez impensado en nuestro país donde el trabajo infantil, al menos en la pesca, es prácticamente nulo o casi nulo.
En un comunicado de prensa de la citada empresa “On the Hook”, expresaron que “estos resultados de encuestas públicas refuerzan aún más nuestra opinión de que existe un desajuste fundamental entre lo que los consumidores esperan de un producto con etiqueta ecológica y la realidad de las pesquerías certificadas. Los pesos pesados de las etiquetas ecológicas, como el Marine Stewardship Council, deberían hacer un balance de estos resultados y volver a evaluar si están entregando lo que los consumidores de productos del mar necesitan de ellos. Con la creciente conciencia tanto del daño ambiental como de los abusos a los derechos humanos perpetrados por los componentes de la industria pesquera, los consumidores deben poder esperar que un producto premium con garantía de sostenibilidad signifique algo”.
No obstante la sostenibilidad y sustentabilidad de las pesquerías y el medio ambiente, es claro, que todo tiene impacto en el mundo, incluso respirar; pero lo cierto es que la especie humana debe encontrar un equilibrio justo entre su propio desarrollo y el medio ambiente. Hasta ahí, todo parece inclinarse hacia un justo equilibrio después de los últimos 70 años donde el ser humano ha provocado grandes impactos a raíz del propio crecimiento y desarrollo. Pero, en los últimos 10 años, numerosas organizaciones cuya columna vertebral se desconoce y mucho menos sus cerebros inciden permanentemente entre lo verde y azul, y la realidad es que detrás de estos modelos medioambientalistas y proteccionistas se esconden otros intereses mucho mas turbios y poco claros que el propio pretexto que pregonan. Por eso, exponemos estas situaciones como fuente de lectura para informar lo que sucede en torno a la actividad pesquera, pero sin antes, también mencionar que existen grandes intereses detrás del calentamiento global, el impacto ambiental de determinadas actividades e incluso de certificaciones, como en este caso. Incluso desde la burocrática FAO en Roma, donde mes a mes se reúnen para dictaminar políticas de pesca sobre la base del desconocimiento de lo que se trabaja en cada institución y ámbito pesquero por llevar adelante un pesca sana, sostenible y para futuras generaciones.
Por supuesto sin tomar partida, pero a sabiendas que el último eslabón de la cadena trófica es el hombre, y en determinado momento debemos elegir entre proteger las especies y el medio ambiente o al propio ser humano.