La reactivación de los buques fresqueros locales no alcanza el nivel deseado. El langostino le permitió a los armadores con acceso al marisco hilvanar buenas temporadas en los últimos años, pero paralelamente subyacen problemáticas irresueltas.
En diálogo con Pescare.com.ar, el presidente de la Cámara Argentina de Armadores de Buques Pesqueros de Altura, Diego García Luchetti, ofreció su mirada al respecto.
– ¿Sigue costando reactivar al sector fresquero pese al cambio de escenario económico y la mejora en el tipo de cambio?
– El sector fresquero está en una meseta, no hay una reactivación. Seguimos teniendo dificultades con lo que es el trabajo en tierra. Tema plantas y frigoríficos, de los costos de los frigoríficos, más allá de que las capturas están óptimas. El recurso está, merluza para pescar hay. De hecho, este año no se va a alcanzar la CMP (Captura Máxima Permisible). El tema es el procesamiento en tierra. El cierre de plantas genera un cuello de botella y restringe la operatoria.
– ¿Cómo impacta eso en el precio que se paga en banquina?
– Automáticamente tenemos una baja de precios. Cada vez son menos los actores que están dispuestos a tomar el pescado fresco, entonces donde hay un mayor volumen de cajones en banquina el precio baja inexorablemente.
– ¿Ves posible una intervención por parte del Estado para estimular el trabajo del fresco?
– Por ahora, lo que tuvimos fue otra señal. Con los efectos de la devaluación, se quitaron los reintegros (a las exportaciones) y se repusieron las retenciones; de manera que no hay una intervención. En agenda tampoco creo que haya ninguna. La producción en tierra sigue igual, sin incentivos. Si no se mantiene un tipo de cambio real efectivo, en enero estaremos igual que en abril de este año.
– ¿La discusión del marco laboral puede ayudar?
– Podría ayudar y mucho porque hay proyectos. Inclusive, hay frigoríficos que están elaborando langostino que viene a Mar del Plata desde la Patagonia vía camión. Todo eso tendría que ser parte de un nuevo marco laboral, un nuevo acuerdo con el Soip. Mientras que no haya reglas claras, no creo que haya previsibilidad en ese sentido. Pueden ser esporádicas, de picos.
– ¿Ven voluntad del gremio para discutir estas cuestiones?
– La discusión podría darse en particular sin esperar una reforma laboral macro. Creo que al gremio le debería interesar incrementar el trabajo. No creo que haya una negativa para sentarse y discutir esto; al contrario, traería más trabajo.
– ¿Qué balance haces de la temporada de langostino?
– Los barcos trabajaron bien pese al acoso gremial que hubo en cierta época del año, problemas en algunos puertos de Chubut y al mal clima que por ahí acortó los días de trabajo. Las capturas fueron buenas y el precio se mantuvo.
– ¿Cómo está el trabajo de los buques hoy sobre merluza?
– Tampoco hay una estabilidad en cuanto a las condiciones de los costos de producción. Siempre estamos al límite o por debajo del punto de equilibrio. Cuando hay una corrección en el tipo de cambio se abre una ventana y por ahí conviene volver a exportar, pero la posterior suba de costos va licuando ese beneficio. Estamos como en un círculo que se cierra cada vez más rápido. De hecho, la mayoría de las empresas integradas han vendido sus buques fresqueros y cerrado sus líneas de producción en tierra, volcándose de lleno al congelado a bordo.
-¿Y el tema pelágicas, anchoíta, caballa? ¿No están los recursos o no se los busca lo suficiente?
– Yo creo que el recurso tendría que estar. Por ahí no se lo busca tanto y tampoco tenemos un acceso dinámico a las áreas donde podría estar. Son zonas de veda para otras especies, por lo tanto se dificulta. Tenés la veda de “El Rincón” y la Zona de Veda Permanente de Merluza.
– Pero en estos casos estamos hablando de otro tipo de arte de pesca, de media agua…
– Sí, pero tenés que dar aviso previo, tenés que llevar observador. Poder, podés, pero no con la dinámica que requiere ese tipo de pesquería. Son especies que se trasladan con velocidad por distintas jurisdicciones. A esto se suma que no tenemos investigación. El Inidep no realiza campañas. Después, completando esto tenemos las restricciones sobre las rayas. Distinguir, como nos piden, entre las rayas costeras y las de altura es una complicación. Esa normativa no tiene sentido, hay que buscar otro mecanismo. Otro problema que veo es la falta de coordinación entre la Subsecretaría de Pesca de la Nación y los representantes argentinos ante la Comisión Técnica Mixta. Creo que falta trabajo y unidad de criterio ahí, no puede ser que se tomen resoluciones que toman por sorpresa a la Autoridad de Aplicación y al empresariado.
– Más allá de las variables que ya mencionaste, ¿cómo proyectás estos últimos meses del año?
– Lo que es merluza va a seguir trabajándose al ritmo habitual, aunque la mayor parte de la flota que vuelve de langostino va a tomarse un respiro porque las tripulaciones tienen un cansancio lógico. También algunos barcos deben días de parada biológica. Hay muchos barcos que paran por eso. Otros van a trabajar merluza, pero no va a haber un desborde de pescado. Está complicada la venta y nadie quiere arriesgar en la última parte del año.
Más allá de la buena temporada de langostino, el presidente de Armadores, Diego García Luchetti, advierte que el alicaído circuito de tierra condiciona la actividad de la flota.