El legendario trasatlántico SS United States, que en su viaje inaugural hace 73 años batió el récord de velocidad transatlántica al cruzar el Atlántico en tres días, 10 horas y 40 minutos a una velocidad promedio de 36 nudos, ha iniciado su última travesía con destino a convertirse en el arrecife artificial más grande del mundo.

La histórica embarcación de 1.000 pies de eslora partió la semana pasada desde la costa del río Delaware, en el sur de Filadelfia, siendo remolcada rumbo a Mobile, Alabama. Allí se llevarán a cabo los trabajos de preparación antes de su hundimiento programado en la costa del golfo de Florida.
Esta iniciativa llega después de que la entidad conservacionista encargada del buque y su propietario lograran resolver una prolongada disputa legal sobre el alquiler del navío. Inicialmente, se preveía su traslado en noviembre del año pasado, pero el proceso se retrasó debido a las preocupaciones de la Guardia Costera de los Estados Unidos sobre la estabilidad de la embarcación para la travesía.
Las autoridades del condado de Okaloosa, en el norte de la costa del golfo de Florida, confían en que la transformación del SS United States en arrecife artificial lo convierta en un atractivo destacado entre los más de 500 arrecifes artificiales de la región. Además, se espera que su hundimiento y posterior conversión en destino de buceo impulse el turismo local, generando ingresos millonarios para comercios relacionados con el buceo, embarcaciones de pesca recreativa y hoteles.
Con su llegada a Mobile, Alabama, comienza la etapa final en la historia de este icónico trasatlántico, que tras décadas de abandono encontrará un nuevo propósito como refugio marino y motor de la economía local en el golfo de Florida.
En nuestras aguas, desde hace tiempo, se creó el parque submarino Cristo Rey, donde yacen numerosos pesqueros, en cuyo derrotero han trazado la historia grande de la pesca de altura argentina, constituyendo la posibilidad de dar vida, aun en el final de sus días, en el fondo del mar.