La industria pesquera constituye un componente esencial del comercio marítimo español, desempeñando un papel determinante en la economía nacional desde su fundación, donde comunidades y asentamientos costeros formaron el complejo y pujante mundo de la pesca.
Durante el año 2024, los principales enclaves portuarios dedicados a la descarga de productos pesqueros han mantenido su preeminencia, con Vigo, Pasaia y A Coruña destacándose por su volumen de operaciones, pese a registrar leves fluctuaciones en su actividad respecto al ejercicio anterior.
Vigo: Principal Nodo de Pesca Fresca en España
El puerto de Vigo ha reafirmado su posición como líder en descargas de pesca fresca, alcanzando un total de 30.549 toneladas en 2024. A pesar de una contracción del 3,5 % en comparación con 2023, esta terminal conserva su condición de epicentro de la actividad pesquera en España y uno de los más relevantes a nivel europeo. La privilegiada situación geográfica de Vigo, sumada a la envergadura de su flota, permite su operatividad en caladeros tanto atlánticos como internacionales. Además, la lonja viguesa sigue siendo un punto de referencia en la comercialización de especies de alto valor comercial como merluza, rape, pulpo y atún.
Pasaia y A Coruña: Actores Clave en el Cantábrico y Atlántico
El puerto de Pasaia, en el País Vasco, ocupa la segunda posición en volumen de pesca descargada, con un total de 16.496 toneladas, reflejando una reducción del 11,6 % respecto a 2023. Su actividad se centra en especies como anchoa, bonito del norte y sardina, recursos de gran relevancia para la economía pesquera de la región.
Por otro lado, A Coruña mantiene una participación destacada en la actividad pesquera nacional, con 22.929 toneladas descargadas en 2024, pese a experimentar un descenso del 15,2 %. La infraestructura del puerto coruñés, especializada en refrigeración y distribución, refuerza su posición como plataforma estratégica en la comercialización de productos pesqueros.
Además de las terminales líderes, diversos puertos han desempeñado un papel significativo en la actividad pesquera durante 2024:
- Bahía de Cádiz: Registró una descarga de 11.065 toneladas, lo que representa una disminución del 9,3 % en comparación con el año anterior.
- Marín y Ría de Pontevedra: Experimentó una contracción del 19,7 %, situándose en 2.093 toneladas.
- Gijón: Destacó por un notable incremento del 32,9 %, alcanzando las 8.969 toneladas.
- Las Palmas: Registró un crecimiento del 37,8 %, con 993 toneladas descargadas.
- Barcelona: Aunque su volumen pesquero es menor, evidenció un aumento del 66,8 %, situándose en 2.577 toneladas.
Si bien los principales puertos pesqueros de España, como Vigo, Pasaia y A Coruña, continúan liderando la actividad en el contexto nacional, sus volúmenes de descarga resultan exiguos en comparación con los puertos argentinos, cuyos registros reflejan una escala significativamente superior. Mientras Vigo, el enclave pesquero más relevante de España, apenas alcanzó las 30.549 toneladas en 2024, puertos como Mar del Plata superan con creces dicha cifra, consolidando a Argentina como una potencia en la explotación y comercialización de recursos marinos. Paradójicamente, la pesca en España goza de una cobertura mediática más favorable en comparación con otras latitudes, pese a que sus volúmenes de captura distan de ser competitivos frente a los de Argentina, donde la industria pesquera opera en una dimensión incomparablemente mayor, y todavía terminan por fijar los precios… algo bastante comparable a la época donde aún se intercambiaban espejos de colores.
![](https://pescare.com.ar/wp-content/uploads/2025/02/puerto-de-vigo.avif)
La industria pesquera española, otrora baluarte del sector en Europa, se enfrenta a un asedio regulatorio implacable que amenaza con desmantelar su competitividad bajo el pretexto de la conservación medioambiental. Desde Luxemburgo, epicentro de un aparato burocrático rígido y distante de la realidad del sector, se imponen restricciones con un marcado sesgo proteccionista que, lejos de equilibrar la explotación de los recursos marinos, sofocan la actividad pesquera con normativas arbitrarias y ajenas a los intereses de las comunidades que dependen de ella.
Ante este panorama asfixiante, las grandes corporaciones pesqueras españolas han redoblado su apuesta por la pesca offshore, expandiendo su radio de acción hacia caladeros internacionales, desde el Mar del Norte hasta el Atlántico Sur, esquivando las limitaciones impuestas en aguas propias. Sin reparos, han encontrado refugio en zonas como FAO 41, explotando recursos al filo de la legalidad en el límite de la milla 200 argentina, amparándose en licencias otorgadas por el ilegítimo gobierno de las Islas Malvinas. Es la consecuencia directa de una política restrictiva que, con la excusa de la sostenibilidad, condena a la industria pesquera española a una lucha por la mera supervivencia.