Subestimar situaciones no es nada recomendable, sobre todo en lo que se refiere a estrategias productivas y máxime si se refiere a una “revolución industrial” como se prevé puede ocurrir en Mar del Plata y su zona de influencia, refiriéndonos a la exploración y explotación offshore.
“Harto de ya de estar harto, ya me cansé”, dice una conocida canción popularizada en la década del ’70. Frase aplicable por cierto a la situación que ahora, en lugar de crecer, parece iniciar el camino a su fin y antes de nacer.
En las últimas horas, a través de trascendidos, de investigaciones periodísticas de colegas, y de fuentes consultadas por PESCARE, se podría aseverar que la empresa Equinor, uno de los tres socios –junto a YPF y Shell- en la exploración offshore, desistiría de sus intenciones de localizar petróleo en el denominad “Pozo Argerich”.
La empresa de capitales noruegos, ante las demoras causadas por los dictámenes judiciales, tomaría la determinación de no llevar a cabo la prospección sísmica que fue autorizada por el Gobierno nacional haca ya casi un año y que inmediatamente generó polémicas y manifestaciones públicas, sobre todo desde el sector ambientalista, llegando incluso a una presentación judicial de parte del Municipio de General Pueyrredón, postura que ha ido cambiando por entender que paulatinamente se fue brindando información sobre el impacto ambiental que era requerida.
Entre los argumentos de Equinor es que estas demoras han hecho que los permisos offshore pierdan su razón de ser, convirtiéndose en títulos que carecerían de utilidad alguna, exponiéndolas al riesgo de no poder cumplir con sus compromisos de inversión, viéndose perjudicados en forma económica.
En la presentación judicial que hizo Equinor criticó duramente al Juez de la causa, quien es el magistrado que tiene frenado el inicio de las actividades laborales, acusándolo la empresa noruega que el Juez “viola el principio de división de poderes y hace una indebida interferencia en la política hidrocarburífera y energética del Poder Ejecutivo Nacional, afectando el desarrollo de la offshore en el Mar Argentino”.
“Debe tenerse en consideración que la Sentencia Recurrida no sólo impacta en Equinor e YPF, sino también en todos los proyectos de exploración offshore que prevén realizarse, proyectando sus efectos y poniendo en serio riesgo no sólo la efectiva concreción del desarrollo hidrocarburífero en el Mar Argentino, sino también el futuro de la política energética nacional”, le manifestó en un escrito la petrolera al magistrado.
También señalaron desde Equinor que “los criterios técnicos ambientales utilizados para aprobar el Proyecto Norte no pueden ser revisables por el Poder Judicial, menos aún puede un Juez contradecir a su criterio y sin fundamento alguno a la Administración Pública Nacional. Recordemos que los actos administrativos son únicamente revisables por el Poder Judicial en lo que respecta a su legitimidad, a su conformidad con el ordenamiento jurídico (incluida su razonabilidad)”.
Yendo un poco más allá la empresa le espetó al propio juez que no tiene la idoneidad técnica necesaria para emitir una opinión, como lo hizo días atrás, diciendo puntualmente que “el juez no posee conocimientos técnicos especializados en materia ambiental (lo que ha quedado demostrado a lo largo de sus argumentos), el juez de primera instancia no tiene competencia constitucional ni conocimiento científico. Ello torna a la Sentencia Recurrida no sólo en contraria a derecho, sino también en arbitraria, por basarse sobre la mera voluntad del juez de primera instancia”.
Lo que puntualmente le solicitó Equinor a la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata es que “deje sin efecto la Sentencia Recurrida, declare cumplida la Medida Cautelar de Cámara y permita el inicio de las actividades propias del Proyecto Norte. Y, en el caso de un rechazo eventual a la apelación por parte del tribunal superior, los letrados de la empresa anticiparon su intención de ‘interponer oportunamente recurso extraordinario federal’ para que intervenga la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el conflicto.
No quedan dudas que todo lo hablado y trabajado hasta el momento, podría quedar sin efecto antes de comenzar.
Las ideas, las posibilidades de crecimiento para una ciudad que sostiene sus índices de desocupación, las obras, los volúmenes de movimientos vehiculares –se habló hasta de los helicópteros que se deben utilizar- todo eso podría ya no tener un compás de espera, sino que simple y sencillamente no será.
¿Habrá tiempo de recomponer la situación? Las empresas son empresas, que más allá de dar trabajo a diversos sectores, trabajan para su rentabilidad. Algo que hoy no ocurriría si es la empresa de capitales daneses abandona su proyecto por las tantas dilaciones. ¿Alguien se hará responsable? Esto es Argentina, un país cerrado al mundo y que surca derroteros distintos al que nos acerca al progreso y desarrollo.
Una realidad a la cual el mundo no esta acostumbrado. Sí, el empresario nacional, ya acobardado por los impedimentos de toda índole. Burocracia administrativa, municipal, provincial, nacional, presión tributaria, SENASA, PNA, ARBA, AFIP, Aduana (DGA), BCRA, gremios, administración portuaria, en fin, y ahora por si fuese poco, grupos ambientalistas y proteccionistas llegados al Congreso de la Nación, para que quienes desconocen la actividad regulen donde, cuando, como y qué sanciones aplica a la pesca dentro de determinadas áreas.
Estas son algunas de las butacas que todo directorio en forma invisible posee, que no se ven en las reuniones pero que están y son una gran ancla hacia el avance, desarrollo y progreso. Así nos va… en un país que se jacta de ser rico, pero cada dia hay mas pobres. En algo estamos fallando.