Pasaron varios días, casi 3 semanas de evidenciado este problema, es que entendimos era una situación puntual debido a que la flota fresquera que volvió a operar desde los muelles de Mar del Plata, una vez finalizada la zafra de langostino en el sur, sería algo puntual, momentáneo.
Los días pasan y hoy la situación es igual o peor. En la recorrida habitual por los muelles del puerto local, el malestar entre serenos, armadores y algunos capitanes se evidencia. Hay barcos que hace tres días que esperan completar envases vacíos, cargar hielo y poder zarpar.
Hablamos con un capitán que nos decía “ahora que hay mas merluza que agua y de buen tamaño, te encontrás que no hay cajones vacíos, pero además, tampoco lugar para atracar. Todos están esperando vacíos y nadie deja el muelle. Estamos abarrotados entre 4ta y 6ta andana de barcos, así no se puede trabajar”.
Sin dudarlo, desde hace días venimos preguntando cual es la razón de este faltante y a decir verdad, todos miran al vecino, una vez más, la culpa es del otro.
“El sistema funciona desde las plantas harineras que entregan vacíos limpios y operables, a cambio de los recortes y desperdicios de las plantas procesadoras. Parece que una no esta operativa en su plenitud y es en definitiva la que no provee en tiempo y forma“, comentan desde el sector fresquero; mientras que desde las plantas procesadoras y fabricas de harina de pescado creen que el problema radica en la puntualidad estacional de la flota, donde todos al unísono forman una demanda que no es abastecida por la oferta.
Otros participantes creen que “seguramente no hay tanta demanda internacional de harina de pescado o el precio no es conveniente, porque si no, los cajones aparecen enseguida, se hacen nuevos inmediatamente…”.
Por el lado de algunas cooperativas, hablan de la cantidad puntual de merluza e imposibilidad de cortarla por falta de fileteros en el sector procesador, lo que muchas veces hay plantas que congelan directamente con cajones, lo que sacaría del circuito varias decenas de miles.
Nos trasladamos a la flota fresquera costera, en el muelle 10 y en la banquina histórica, es evidente el problema casi no se nota, muchos de ellos dependen de la cooperativa, y esta, a pesar de ciertas demandas puntuales, está armando en tiempo y forma, sin dificultades observables.
Lo concreto, y sin buscar culpables es que sobre los muelles de fresqueros de altura, faltan cajones, demora la salida a producción de los barcos y congestiona el puerto local, generando una “marea” de barcos donde todos arman al mismo tiempo y todos ingresan completos de la misma manera, generando que toda la cadena del clúster pesquero se vea o sobresaturada de trabajo o absolutamente en calma; con la consecuente puntualidad de hasta 60.000 cajones de merluza en el día que hace trastabillar a los comprobadores, ajustando la variable por el precio, es decir, la bodega sigue siendo la variable de ajuste del ineficiente sistema.
Recorrimos la banquina histórica, hablamos con un camionero que pretendía llevar anchoíta para el grupo Veraz, el mismo nos decía, “nos anticiparon, vino creo el comprador de Argenova y pagó unos pesos mas y se llevó lo que había, 220 cajones de anchoíta espectacular, muy buen tamaño y calidad de dos lanchas que vinieron a la pareja. La pagaron $93, nosotros hasta $95 por esa calidad también podíamos pagar, pero nos madrugaron“, se lo vio impaciente, al menos dos horas mas en el muelle, a la espera de otra “yunta” que llegaría cerca de las 1730hs.
La engraulis, esta asomando mas cerca, fuera de Chapadmalal al alcance de algunas lanchas que aprovechando el poco viento salieron a probar. El resultado es muy positivo, hay muy buena calidad, pero por el momento no alcanza el volumen para todos, lo poco que llega se lo barren los compradores donde alcanzaron a mostrarse en una plaza firme y sostenida, con precios por el momento ascendentes.
Por Gustavo Seira