A pocas horas del arribo de uno de los remolcadores de su empresa, charlamos con Sergio Di Nápoli, máximo responsable de Remolcadores Mar del Plata, acerca de esta inusual travesía que fue el trasladar lo que en su momento fue un buque pesquero. La referencia es para el Harengus, que ya no será un barco y que abandonó el Puerto de Mar del Plata para siempre, un todavía (por pocas horas más) barco con algo más que historia, da lo cual daremos cuenta en los próximos días.
¿Cómo fue la operatoria del Harengus? ¿Ya habían hecho algún trabajo con características similares?
Sí, en marzo llevamos el Oca Balda, el buque de INIDEP, hasta La Plata, al Astillero Río Santiago.
Todo fue en perfectas condiciones, no es que tenemos vasta experiencia en este tipo de remolques así programados, pero humildemente hay un camino recorrido.
Por ejemplo en febrero fuimos a buscar el San Mateo de Iberconsa a unas 80/90 millas.
A Montevideo hay más del doble
En realidad fue un poco más afuera de Montevideo, en el límite del Río de La Plata, estamos hablando de unas 220 millas aproximadamente. Si bien lo del San Mateo fue de un día para el otro, fue una asistencia no de emergencia pero se tuvo que ir a buscar. Salieron el sábado al mediodía y llegaron el lunes a la mañana. Esa también fue una movida importante.
¿El clima acompañó en el traslado del Harengus?
Podemos decir que la ida estuvo bien, pero en la vuelta, por la noche, no fue nada fácil, como se dice a veces “recibieron un pesto importante”… pero es gente acostumbrada y son situaciones normales en la pesca.
Interactuaron con la empresa MDP Port Management
Así es, ellos colaboraron en la salida. Cuando uno entra o sale con barcos de esas dimensiones, a remolque, que no tiene propulsión propia, la entrada y salida se hace con dos remolcadores, uno en proa y uno en popa para mayor seguridad y con práctico.
Ellos nos acompañaron hasta afuera, una milla más o menos, se sueltan, se bajó el práctico y ahí se fueron.
Se hizo con el Remarsa I de nuestra empresa y colaboró el Ona Milagro de MDP Port Management
Al no tener propulsión propia se les dificulta aún más la tarea seguramente.
El tema es para donde se va, por eso es bueno cuando viene a popa uno y lo viene como timoneando, enderezando el rumbo, por eso se entra acá por cuestiones de seguridad.
En una época entraban sin remolcadores y quedaban varados.
Los barcos, remolcados por otros barcos no tienen el gobierno que tiene un remolcador y entraban con el barco remolcado con problemas y así les iba.
Hay cuestiones que las sabe el capitán del remolcador. El remolcador corrige más rápido, ante una eventualidad. Se “mandaban”, quedaban varados y a partir de ahí, desde hace aproximadamente 15 años, PNA dispuso que entren con remolcador. De hecho, a partir de ahí no hubieron más varaduras entrando con remolcador.
¿Qué cantidad de tripulación llevó el Remarsa y quiénes son?
Por disposición de la PNA fueron 9 tripulantes, la autoridad es la que indica cuanto personal debe ir a bordo.
Una vez que llegaron, lo tomó el Punta Feuel, que es un remolcador de Montevideo para luego llevarlo a la India el Dynamic Explorer.
Nuestra tripulación estuvo compuesta por Gustavo Rocco y Jorge Campos que son los capitanes de ultramar; Martín González y Gastón Castaño que son dos maquinistas; Aldo Dubar y Raúl Blazquez engrasadores y Sergio Giménez, Esteban Cicciotti y Juan Carlos Cicciotti que son los marineros de nuestra tripulación.
¿Qué contaban durante el trayecto?
Todo bien, ellos van atentos al barco pero el barco viene a 150 metros aproximadamente, a 100 metros, eso lo va cortando el capitán, lo va viendo. Hasta el miércoles a las 18 tuvimos un contacto permanente, después la comunicación es intermitente por cuestiones técnicas de ausencia de señal.
¿Tienen programado algún otro movimiento de estas características?
Por el momento no, estaba la posibilidad de llevar un Sirius al río, a un varadero, a un astillero para desguace, pero aún no hay nada confirmado.
Este remolque fue importante por las dimensiones del Harengus, acá era difícil de cortar y por cuestiones comerciales de las empresas, decidieron llevárselo a la India.
Esta ha sido otra linda experiencia, para los tripulantes y también para nosotros por lo que ha significado ese barco, además de saber que podemos hacerlo, que tenemos un remolcador para ese tipo de servicios, para nosotros también es motivo de orgullo.
Hoy en día los muelles están saturados en el puerto marplatense. ¿Los complica en su operatoria la escasez de espacio?
Estamos viendo que sí, que no hay espacio, además el lunes ingresa el portacontenedores y la 8ª sección está repleta.
Al haber tantos barcos es un poco más de trabajo, de mover los barcos porque no hay lugar.
No es que estamos las 24 hs. full time y no damos abasto. Hay tiempo. Se va programando y si hay que esperar, se espera.
Nosotros trabajamos en conjunto con MDP Port Management, hacemos las maniobras en conjunto y en el peor de los casos si se necesita otro remolcador, nosotros tenemos dos dotaciones preparadas para cualquier eventualidad y si un cliente tiene que esperar muchas horas, porque las dos unidades están trabajando, sacamos el segundo remolcador “a la pista” y cumplimos con el cliente.
A nosotros no nos modifica nada. A veces hay quejas de que hay que usar remolcador, pero ocurre que el puerto se hizo así para 30 o 40 barcos hoy hay 300 barcos, no es culpa del Consorcio o de los remolcadores que se aumentaran los costos.
Vinieron los barcos, más producción, más mano de obra, más gente. Acá nadie impone nada.
Hay cuestiones operativas y de seguridad que hay que atender siempre.
Así nos fuimos aggiornando de la situación en el puerto local donde a veces se hace engorrosa la operación, la espera y las autorizaciones. Todo es entendible, las decisiones deben estar bien claras para delimitar responsabilidades, Director de Operaciones del puerto local, Consorcio, Prefectura Naval Argentina y demás vericuetos que uno encuentra en los muelles, como barcos interdictos, en procesos judiciales, que no se pueden mover sin autorización del juzgado y donde la Prefectura como autoridad competente y de custodia, no puede obrar sin el consentimiento legal del caso. Desde afuera, a veces el dinamismo de la pesca, hace inentendible ciertas demoras y tiempos en cuestiones operativas, pero detrás del espacio y de cada barco en particular hay una historia, entre lo que se desea y lo que se permite.
Por Gustavo Seira