La llegada de la primavera marca un punto de inflexión para la industria pesquera en Mar del Plata, donde la anchoíta bonaerense (Engraulis anchoita), una especie pelágica de alto valor comercial, protagoniza las descargas en los principales muelles. Este auge sucede tras una intensa temporada de capturas de anchoíta patagónica en Rawson, que aportó casi 5.000 toneladas destinadas a las conserveras locales. Actualmente, la variedad bonaerense abastece principalmente a los saladeros, que continúan con la producción de anchoa salada orientada al mercado de exportación.
Hasta el 8 de octubre se registraron desembarques por 2297 toneladas de anchoíta (1490 en Mar del Plata y 807 en Necochea), capturadas al norte del paralelo 41ºS.
Varios barcos fresqueros, entre ellos el BP José Luciano y los históricos, BP Marbella, Francesca, Padre Pío, Raffaela y Canal de Beagle han enfocado sus esfuerzos en esta especie, contribuyendo a dinamizar un sector que sigue siendo fundamental para la región. El tamaño de las capturas ha sido un factor determinante en esta zafra, ya que ejemplares de mayor calibre han elevado la competitividad del producto, incrementando incluso el valor en boca de bodega.
En una de sus últimas incursiones en el espigón 3, hemos visto al nuevo barco de la familia Ramacci arribar con carga completa de muy buen tamaño y de acabada confección. El histórico BP Padre Pío, también reportó carga completa, destacando piezas de entre 33 y 42 unidades por kilo. Las capturas se concentraron en la zona sur de la segunda barranca, a la altura del paralelo 41ºS, donde las condiciones permitieron obtener anchoítas de mayor calibre en comparación con las capturas previas en aguas aledañas y cercanas a Necochea, donde los ejemplares eran de talla menor.
El aumento en la talla de las capturas también impulsó un incremento en los precios, que actualmente oscilan entre 800, 900 y algunas partidas se han pagado en la semana 1050 pesos por kilo, una mejora significativa respecto a los 500 pesos por kilo que se pagaban en el inicio de la temporada, cuando predominaban los ejemplares más acotados en talla.
Este crecimiento en la actividad ha beneficiado a los saladeros locales, como Catesur, Pranas, Santa María, Delicias, Natusur y Mar Picado, que han intensificado su producción para procesar la materia prima. Si bien algunas de estas empresas cuentan con personal contratado de manera permanente bajo convenio, la mayoría subcontrata personal a través de cooperativas y emplea trabajadores eventuales durante los picos de producción, generando así empleo temporal en un sector fundamental para la economía de la región.
Este fenómeno pesquero no se limita exclusivamente a Mar del Plata. En Necochea, los barcos de la flota costera, como el Viento Norte, el Ciudad de Diamante y el histórico Madonna de Giardini, han aportado más de 800 toneladas adicionales, lo que subraya la amplitud de la zafra y su relevancia para la economía pesquera en distintos puertos del sudeste bonaerense.
La zafra de anchoíta bonaerense, con su doble impacto en la producción pesquera y en los saladeros, no solo fortalece la economía local, sino que también asegura una cadena de valor dinámica y resiliente frente a los desafíos actuales del sector pesquero.