Okinawa, Japón. Los investigadores han detectado a nivel mundial, por lo menos unas 300 especies de calamares que se encuentran distribuidos en los distintos océanos.
Este cefalópodo, de ocho brazos, dos tentáculos y de cuerpo alargado es una fuente de alimentos muy saludable por su gran cantidad de proteínas, lo que posibilita la elaboración de comidas de una calidad muy alta.
En algunos mares, como por ejemplo los adyacentes a Japón, desde la década del ’80 viene disminuyendo la cantidad en esas aguas, además que se ha modificado el tamaño, en al menos un 10%.
Japón posee una de las tasas más altas de consumo de mariscos y pescados en general en todo el planeta, pero el faltante y la modificación en su calidad del calamar ha hecho que se incline hacia el cefalópodo que llega ya procesado desde América del Sur.
Es casi una obviedad decir que países con amplios desarrollos y estudios en todos los órdenes, tal el caso de Japón, y ante la situación que viven con el calamar, es que han comenzado a transitar otro camino.
Por caso, investigadores de la Unidad de Física y Biología, que dirige el reconocido profesor Jonathan Miller, en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, han desarrollado el primer sistema de acuicultura de calamar que tiene potencial para ser comercializado, registrando de esa manera algo que hasta el momento no había sido posible -como lo es criar calamares de un modo compatible con la acuicultura- ya que el animal posee un comportamiento agresivo, es muy sensible al flujo de agua y tiene un proceso de vida muy complejo, además de sus preferencias alimentarias.
Uno de los responsables del cultivo de calamares manifestó que “en general, la gente piensa que la acuicultura es fácil, pero en realidad es bastante desafiante. Tomemos por ejemplo, la anguila japonesa y el atún. Los científicos marinos han estado tratando de desarrollar la acuicultura para estos dos animales durante décadas. A pesar de eso, ambos mercados todavía dependen predominantemente de la pesca salvaje”.
Los científicos han estado tratando, en los últimos 60 años al menos, establecer la acuicultura del calamar pero no lo habían logrado. Ahora, con diversas modificaciones, lograron cerrar el ciclo de vida del calamar, además que se ha hecho de un modo eficiente y sobre todo más económico para poder ser comercializado, apuntando a un sistema que específicamente brinda buenas condiciones para el desove y la eclosión.
Los investigadores sostienen además que “aplicamos el conocimiento de diferentes partes de la acuicultura e hicimos muchos ajustes. En comparación con la experiencia en otros dos laboratorios, la tasa de eclosión y supervivencia de los animales es mucho más alta. Este es un paso innovador hacia el desarrollo de la cría sostenible de calamares durante varias generaciones”, sostuvieron sin ocultar su entusiasmo.
Este innovador sistema de acuicultura está direccionado a un grupo de especies llamadas calamar ovalado.
En Japón, en la ciudad de Okinawa, poseen tres especies de calamares ovalados, entre los que se encuentran en el océano y los lugares continentales, buscando hoy en día poder comercializarlo a través de distintas empresas, para lo cual ya han comenzado a gestionar una patente para lo que se podría considerar una invención.