La jornada se desarrolló en las instalaciones que posee la Organización para las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos), donde se buscó negociar un tratado que pueda dar cierre a los vacíos de regulación que se dan más allá de las 200 millas o fuerza de las zonas económicas exclusivas de los Estados.
Desde ALPESCAS y SONAPESCA señalaron que “el BBNJ (biodiversidad más allá de las áreas de Jurisdicción Nacional) es el proceso internacional más importante de las últimas décadas, la protección de los océanos. Por ello, desde el sector pesquero, que tenemos nuestra sólida normativa y gobernanza a partir de la Convemar, buscamos aportar en la discusión. Concebimos este acuerdo como una herramienta para construir en conjunto el futuro sostenible de los mares, en aquellos sectores donde aún haya brechas, donde primen las bases científicas sólidas, y que a su vez se respeten los progresos, gobernanza y normativa pactados a través de Convemar -el acuerdo de Nueva York sobre especies transzonales y las Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROPs)”.
“Dada la relevancia del proceso, es una responsabilidad ineludible contar con los antecedentes científicos y la rigurosidad correspondiente para lograr consensos transversales entre las naciones. El mismo caso de Convemar nos lleva a este análisis: los acuerdos globales en esta materia deben ser abiertos, con amplia adhesión, transparentes y sin presiones”, agregaron desde ambos organismos.
Vale destacar que ALPESCAS es una alianza que agrupa a las principales asociaciones y cámaras de pesca de diez países latinoamericanos y se encuentra comprometida a desarrollar una pesca industrial unida, sostenible y transparente, en tanto que SONAPESCA –creado en marzo de 2015- es una organización destinada también a impulsar el desarrollo de la pesca industrial, promoviendo e impulsando a través del esfuerzo conjunto la Pesca Responsable y Sostenible.
En referencia a la reunión celebrada en la ONU, hay que recordar que 26 de agosto de 2022, las autoridades no pudieron tomar decisiones ante las negociaciones, de forma que, como califican las diferentes organizaciones ambientales, la mayoría de la superficie oceánica seguirá sufriendo las consecuencias de la minería en el fondo marino, la sobrepesca y la contaminación por plásticos.
La intención con este tratado internacional es proteger la vida en altamar y aguas internacionales, e instaurar un uso sostenible, cerrando la brecha de más del 60% de los océanos del mundo.
Los protectores de la fauna marina insisten en que el tratado debe ser universal, apoyado por la mayor cantidad de países. Sin embargo, podría surtir efecto cuando 30 o 60 países acepten este acuerdo.
El Tratado Global de los Océanos nació en 1982, cuando la CONVEMAR creó la Constitución de los océanos, que protege áreas oceánicas y no incluye la biodiversidad marina en las áreas situadas fuera de la jurisdicción de cada país.
El tratado busca prohibir la exploración de recursos mineros en el mar y pretende que cada país pueda recolectar material de la naturaleza marina, generando Áreas Marítimas Protegidas en zonas remotas, por ello y en eso camino el próximo viernes 3 de marzo continuarán con las negociaciones finales.