La pesca de merluza hoy en algunos puertos, como el de Mar del Plata, continúa siendo el de las especie de mayor volumen de descargas.
Aún no llega a la preocupación para el sector pesquero, porque a decir verdad, el “rebusque” con otras especies fundamentalmente el langostino, y en otros años el calamar, terminan redondeando un cierre de año decoroso.
Si bien la merluza no goza de los precios que había alcanzado el año anterior aplicando el costo de vida mensual, es una especie que se comercializa tanto dentro del país como en el mercado internacional, pero sufre los avatares propios de la demanda y de precios que muchas veces, por pérdida de valor del Tipo de Cambio vendedor BNA, queda rezagada su competitividad.
Si bien no es un producto que es explosivo a la hora de la rentabilidad, tanto en fresco como en congelado, nunca dejan “de a pie” al procesador industrial exportador.
Hoy, nuevamente hay inconvenientes con Brasil por el mismo problema que hace 8 meses atrás, el tema de la calidad por presencia de parásitos, que como bien habíamos informado, es endémico en el mar argentino, es inocuo y reviste presencia desde larga data; además, que tanto procesadores como compradores mundiales conocen la problemática pero a veces la utilizan como barreras para arancelarias, según sus propios criterios.
Hoy, las flotas, y no solamente Mar del Plata, sino también la de Caleta Paula, Comodoro Rivadavia y alguna otra con puerto base en Deseado, se encuentran que el tamaño no es más el capturado hace 30 años.
Especial preocupación despierta en las descargas y también en la industria procesadora el tamaño reducido con que se está trabajando desde hace algunas semanas.
Es evidente la presencia de juveniles en zonas de pesca fuera de la ZVPJM que alerta a capitanes, tripulaciones y empresarios, habida cuenta que es necesario ajustar los métodos de selectividad para evitar hipotecar el futuro de la especie.
También en las plantas procesadoras se recibe con recelo, pues el filetero se encuentra que para hacer un cajón de filete terminado le lleva casi el doble de tiempo, lo que incide en la productividad y ganancia del mismo.
Desde hace un mes aproximadamente, varios buques, entre ellos la gran mayoría de grandes congeladores operan zonas realmente lejanas al puerto de Mar del Plata, en torno a latitudes cercanas al paralelo 52, al sur de Río Gallegos, donde los cardúmenes se encuentran casi sobre la costa ingresando muchas veces dentro de la milla 12, y evitando así la captura.
En una medida mayor, hay concentraciones fuera de Bahía San Julián e incluso unas 120 millas al Este de aquella localidad a 2 días de navegación desde el puerto local.
Todo este escenario de la merluza, sumado al calamar, que ya goza de una temporada regular en tamaño y volumen, hace encender algunas alarmas en el sector empresarial, e incluso en el sector procesador, que se encuentra cada vez con menos materia prima.