Según el propio Poder Ejecutivo Nacional, impulsor del proyecto, es un nuevo paradigma de la libertad que permitirá dejar atrás décadas de populismo, un sistema que priorizó los intereses de los gobernantes en lugar del bienestar nacional, resultando en una crisis tanto económica como moral. Apenas con 50 días en la presidencia, Javier Milei ha dejado una huella innegable en esta travesía, enfrentándose a la resistencia de la casta política establecida que se opone a las reformas libertarias.
No obstante, para el sector que nos compete, ha provocado un sismo con la propia presentación del proyecto. Si bien este año vencen las Cuotas de Merluza, y se sabía que sería un primer movimiento que haga salir del estado de confort del sistema, debido a la existencia de nuevos participantes que desean entrar en el negocio; jamás se pensó en un desproporcionado y aberrante esquema como el propuesto, vulnerando derechos, y borrando toda la meritocracia que la propia y mentada Ley Federal de Pesca, contiene en sus artículos.
Llegó la hora de ver quien es quien en la política argentina y cuanto realmente es escuchado un sector productivo que, como dijo días atrás el vicegobernador de Chubut Gustavo Menna a este redacción, “se trata de una actividad que exporta más que el sector cárnico”.
Este martes la sensación en los muelles marplatenses parecía reflejada por la poca actividad en tierra –más allá que muchas embarcaciones están en zona de pesca- pero el vacío de labores parecía ser el fiel reflejo de la situación que hoy vive el sector pesquero. Empresarios y directivos del sector más ocupados en leer el entrelínea del entramado legal de cada oración, que de llevar adelante un negocio en un mercado tan competitivo como el sector de consumo mundial con los avatares que ello implique.
No es ni justo por asomo, ni sano para la pujante industria naval y pesquera argentina. Solo cosas de la política y del desconocimiento de la actividad, evidentemente una batalla, como otras, que habrá que darla, y sobre todo, un generalizado mea culpa del sector que nunca decidió hacer política y llevar a los escaños legislativos su voz para convertirlo en voto.
Queda además el sentimiento que se hizo todo, pero que tal vez no alcance para torcer la voluntad de un Poder Ejecutivo que a pesar de quitar varios artículos a Ley Ómnibus, está muy firme en su decisión, casi no atendiendo a los reclamos de la pesca argentina.
Ya son centenares de acciones las ejecutadas por los actores del sector, donde el diálogo fue lo que se hizo privilegiar, con la solapada sospecha de que tal vez se podría haber hecho más, aunque eso lo dirá el correr de las horas.
La promesa de una sesión larga, tal vez la mayor de la historia como le manifestó un ex legislador a PESCARE, marcará para que lugar pesa más la balanza.
El capítulo sobre la modificación al Régimen Federal de Pesca apenas se modificó. También se percibe que fue un “cambio de fichas”, como alguien expresó días atrás.
Las mesas de café donde confluyen varios actores del clúster pesquero marplatense no tenían otro tema este martes. ¿Sale o no sale la Ley? ¿Aprueban todos los artículos cómo están? ¿Se puede confiar en los legisladores? Esas preguntas eran el denominador común sumado a la preocupación.
“Esto lo veo muy mal. Estoy cansado, reprodrido. Estoy angustiado te juro”, le decía a PESCARE un reconocido y esforzado armador, donde su rostro reflejaba una angustia casi irreparable.
A las preguntas se suman más preguntas y una interpretación de cada una de las expresiones que generan más dudas que certezas. En las primeras horas de hoy, el propio Intendente municipal, Guillermo Montenegro, viajo al Congreso de la Nación, para ser parte de los ultimos detalles de las negociaciones. La preocupación está latente a pesar de las promesas, en el fondo ni los propios funcionarios creen en la palabra desagiada de los diputados de la Nación.
Desde hace varios días, todo el sector pesquero y naval le ha dicho –en su propio rostro y a través de las redes sociales- a los legisladores: confiamos en ustedes.
Una simple y gran manera de exponerlos, de decirles que están en sus manos y que el futuro de casi 50 mil trabajadores dependerá de la decisión que tomen, a pesar de que el sector “dialoguista” haya jurado y perjurado que no votarán las aberraciones que se pretenden hacer con la Ley 24.922 que rige a la pesca argentina. Solo bastaba con cumplir la Ley, no modificarla.
¿Cumplirán sus promesas? Es cuestión de horas para conocer la verdad. Porque no sería de extrañar que a último momento se de vuelta la taba, usando una figura que utilizamos en algún otro artículo de esta Editorial.
A pesar que de sensaciones no se puede vivir, eso es lo más certero que se puede tener por estas horas.
El ya trillado “poroteo” donde se cuentan los votos a favor y en contra de determinado proyecto, parece algo incierto, por lo cual nada se puede asegurar, donde todo puede cambiar –desde un pensamiento hasta una mano alzada-, puede cambiar todo para que nada cambie se podría definir jugando con las palabras.
Hoy miércoles 24 de enero de 2024 se pone en juego (casi como en azaroso rodar de la bola en la ruleta) el futuro de muchos argentinos, donde no hay empresarios ni trabajadores, hay un sector que espera que se defina por un sí o un no, a lo propuesto el tan lejano 27 de diciembre de 2023, día en que se presentó el proyecto de Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos.
Sin dudas, esto pasará, pero es inevitable un planteo de los intereses que deben defender las diferentes provincias y entidades que nuclean a las empresas, donde bajo el manto que hay una sola pesca, se esconden como zorros entre la manada de ovejas, varios actores que construyen su destino con la destrucción de empresas colegas y nacionales.
Donde las aguas quedaron claras entre quienes se ajustan a la Ley y vaya si lo hicieron.! con inversiones solo en Mar del Plata en los últimos 6 años por mas de U$S200M; y quienes no.
Habrá que volver a las fuentes, donde el mar argentino es para los argentinos y terminar de creer que no solo puede convivir el zorro dentro del gallinero sino que además dicte las normas.
Hay mucho más por analizar, pero ya no es tiempo de eso, ahora llegó el momento de que cada uno de los que expresaron su compromiso con el sector pesquero argentino, cumplan su palabra. En ellos está la vida y el sustento de 100.000 familias que viven de la industria pesquera y naval en forma directa e indirecta a lo largo del país.